“En JRS estamos listos para cualquier situación de emergencia” | Rouba, profesora en Líbano

“En JRS siempre estamos listos para cualquier situación de emergencia”, explica Rouba, cuando le preguntamos por su experiencia como tutora en el colegio Dar Al Hanan, y por los retos y oportunidades que está suponiendo la adaptación de la educación al contexto creado por la pandemia. Rouba comenzó su carrera como docente voluntaria hace 12 años; en 2016 se unió a JRS y ahora es maestra de inglés, de ciencias y de matemáticas. Le encanta poder apoyar a su alumnado, niños y niñas sirios refugiados Líbano, con su formación educativa y académica. 

Las escuelas de JRS han hecho una gran labor y un gran esfuerzo para adaptar sus clases de forma online. Una adaptación que ha sido posible gracias al trabajo coordinado entre madres y padres y el staff y docentes de JRS. Tras una semana de pruebas con algunas clases piloto, el sistema se extendió al resto del alumnado. “Cuando nos tuvimos que adaptar a la formación online, empezamos a definir nuestros objetivos con los supervisores y el director de la escuela”, nos cuenta Rouba. “Luego, acordamos cómo comunicarnos con los estudiantes y, por ese motivo, creamos los grupos de WhatsApp.”

Para cumplir con las medidas de prevención como el distanciamiento social y el confinamiento, Rouba transformó su hogar en su lugar de trabajo. Las clases online que imparte al alumnado de tercero de preescolar tienen lugar los cinco días de la semana, de 9:00 a 13:30, y se llevan a cabo por WhatsApp: así puede comunicarse con el alumnado y sus padres, además del director y la administración del centro.

El proceso de adaptación a las clases online supuso una implicación por parte de todos: planificación y colaboración entre la administración del JRS Baalbek y el personal de la escuela y coordinación con las familias y estudiantes. Se puso en marcha un período de prueba de una semana en unas clases previamente seleccionadas antes de implementar la formación online a todos los cursos del centro.

Las ventajas y desventajas de la formación online

Rouba se sorprendió al ver cómo algunos de sus alumnos y alumnas rinden más desde sus casas. “Hay un estudiante, por ejemplo, al que le resultaba muy difícil permanecer en su sitio y no podía concentrarse durante mucho tiempo. Sin embargo, ahora se está implicando más en sus estudios a través del grupo de WhatsApp. Siempre envía notas de voz mejorando su forma de hablar y siendo capaz de pronunciar las palabras correctamente. Otros estudiantes solían ser muy tímidos en el aula, pero ahora participan más”. Rouba cree que el teléfono móvil antes era una distracción para los niños, y ahora se ha transformado en una herramienta educativa de vital importancia.

Además, la formación educativa online ha brindado a los padres la oportunidad de hacer un seguimiento del aprendizaje de sus hijos e hijas. Los padres ahora se comunican con los tutores/as y docentes a diario, así como con el trabajador o trabajadora social de la escuela a través de un grupo de WhatsApp privado, donde son libres de compartir cualquier pregunta o inquietud.

Sin embargo, el aprendizaje online también está suponiendo desventajas y grandes retos a los que hacer frente. En el aula, Rouba puede garantizar que su alumnado está entendiendo la lección y es más fácil hacer un seguimiento del proceso educativo y de aprendizaje. “En matemáticas, por ejemplo, suelo usar ejercicios prácticos para explicar la lección. A través de una pantalla es más difícil. Los experimentos de ciencias tampoco se pueden hacer, ya que algunos estudiantes no tienen los materiales necesarios para desarrollarlos en casa.”

Rouba hace referencia también a la falta de electricidad y de internet como principales obstáculos para acceder a la educación tanto por parte de los docentes como del alumnado. “Una vez tuve que ir a casa de mi vecino porque me quedé sin luz en medio de una lección. Uno de mis alumnos tuvo que hacer lo mismo porque no tenía acceso a internet en su teléfono móvil.”

Mantener una rutina durante la cuarentena

Rouba nos cuenta que planificó un horario para garantizar una cierta rutina durante el confinamiento y mantener un equilibrio entre el trabajo y su vida personal. «A veces practico yoga con mis hijos o hacemos puzzles. Los motivo a seguir practicando sus actividades favoritas. Una vez animé a mi hija a participar en un concurso de dibujo y a mi hijo a seguir desarrollando nuevas habilidades tecnológicas”, nos explica. Ella también se animó a probar nuevas actividades y creó un pequeño jardín reutilizando envases de plástico para plantar patatas, pepinos, menta y lechugas. «Ahora puedo comer vegetales frescos y compartirlos con mi familia y vecinos”, nos cuenta entusiasmada.

Rouba está feliz porque ha mejorado sus habilidades en el uso de las aplicaciones y de las nuevas tecnologías durante la cuarentena. Ahora sabe que es capaz de aprender lo que se proponga, y que nada la detendrá en sus objetivos

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