La República Democrática del Congo está a punto de conocer la primera alternancia democrática de su historia. Sin embargo, pese a que el candidato opositor Félix Tshisekedi ha sido proclamado vencedor, recuentos paralelos ponen en duda la veracidad de los resultados del escrutinio. Tanto es así que hoy mismo hemos conocido la noticia de que la Unión Africana insta a Congo a suspender la proclamación de los resultados finales de las elecciones al albergar serias dudas sobre los datos provisionales.
Los comicios, celebrados el pasado 30 de diciembre de 2018 con dos años y medio de retraso, llamaron a las urnas a cerca de 40 millones de electores para elegir nuevo presidente. Joseph Kabila, a la cabeza del país desde hace diecisiete años, tomó el poder en 2001 tras el asesinato de su padre, Laurent Desiré Kabila, anterior presidente de la RDC. Tras un periodo denominado de transición, unas controvertidas elecciones se celebraron en 2006, siendo los primeros comicios libres que el país conocía desde su independencia de Bélgica en 1960. Al término de su primer mandato (de cinco años), marcado por la intensificación de la violencia, especialmente en el este del país, en noviembre de 2011 Kabila es proclamado de nuevo vencedor de las elecciones democráticas, pese a que el candidato opositor rechaza los resultados.
A lo largo de este segundo mandato, caracterizado por el recrudecimiento de la violencia en todo el país, varios movimientos de la sociedad civil se han movilizado en contra de un intento del presidente de modificar la Constitución con la finalidad de acceder a un tercer mandato. Diferentes protestas y manifestaciones han recorrido la RDC en 2015, siendo cruentamente refrenadas por las fuerzas de seguridad del estado, causando decenas de muertes. Sin convocatoria de elecciones anunciada ni estimada, el 20 de diciembre de 2016, fecha de fin del mandato de Joseph Kabila, la ciudadanía de las principales ciudades del país se movilizó y salió a la calle, siendo de nuevo brutalmente reprimida por la policía y el ejército. Hasta que, el 31 de diciembre, presidencia y oposición redactaron un acuerdo con la mediación de la Iglesia Católica, en el que se permitió al presidente Kabila mantenerse en funciones en el poder hasta finales de 2017, con la condición del nombramiento de un Primer Ministro de la oposición.
Tras un año de acentuación de la violencia en las regiones de Kasai y los Kivus Norte y Sur y un nuevo brote de ébola, que ha intensificado la crisis crónica que sufre la población desde hace más de dos décadas, la Comisión Electoral fijó por fin una fecha de celebración de elecciones presidenciales: el 23 de diciembre de 2018.
El 2018 es igualmente un año duro para la RDC, que ha sufrido un nuevo brote de ébola en las zonas del Ecuador y el Kivu Norte, así como la continuidad de los enfrentamientos que han provocado hasta 4 millones de desplazamientos internos en todo el país. En este contexto de caos y violencia generalizada, el clima electoral se tensó igualmente.
En noviembre de 2018, los siete principales líderes de la oposición presentaron una candidatura única con el candidato Martin Fayulu a la cabeza. Sin embargo, al día siguiente dos de los firmantes, Félix Tshisekedi entre ellos, se retiraron del acuerdo.
Paralelamente, la tensión entre la sociedad civil se acentúa ante el miedo a la no celebración de las elecciones, pospuestas a última hora al 30 de diciembre, a consecuencia de un incendio en el almacén del material electoral en la capital, Kinshasa. Al mismo tiempo, la Comisión Nacional Electoral (CENI) anunció la exclusión de las ciudades de Beni, Butembo y Yumbi (Kivu Norte) de los comicios. Alegando razones de seguridad, más de un millón de votantes quedaron privados de participar en las elecciones, siendo pospuesta su votación al mes de marzo de 2019.
En la misma línea, tratando de evitar posibles manifestaciones multitudinarias y la distribución masiva de mensajes, el mismo 30 de diciembre el Gobierno en funciones establecía un corte en las comunicaciones, bloqueando el acceso en todo el país a internet y la mensajería instantánea. En un territorio basto y de pésimas infraestructuras comunicativas como es la RDC, este bloqueo supone el aislamiento de zonas enteras como Masisi y Mweso, donde Entreculturas apoya desde hace años el trabajo educativo y de protección del Servicio Jesuita a Refugiados (SJR) para la población refugiada y desplazada interna más vulnerable.
Por otro lado, este corte no solamente conlleva la pérdida del único medio de comunicación de las poblaciones remotas sino que dificulta e incluso imposibilita la labor humanitaria. En el caso de nuestro trabajo con el SJR, el corte impide la comunicación del personal de terreno con las escuelas más distantes, limitando los desplazamientos y visitas de apoyo psicosocial a las familias, por no poder verificar la situación de seguridad en los trayectos ni la coordinación entre organizaciones en el terreno.
Tras las polémicas votaciones, la publicación de los resultados oficiales estaba prevista para el 6 de enero de 2019. Sin embargo, tres días antes, la Comisión Episcopal daba como vencedor al candidato Martin Fayulu, según los más de 40.000 observadores distribuidos por todo el país. Asimismo, exhortaba a la CENI a publicar los resultados de acuerdo a “la verdad y la justicia”, al igual que el movimiento ciudadano Filimbi anunciaba “una diferencia demasiado grande” entre los votos del candidato ganador y el delfín presidencial como para un fraude electoral. Finalmente, en la madrugada del 10 de enero, los resultados oficiales dan como ganador a Felix Tshisekedi, con contestaciones contrarias no solamente desde la diáspora y estados como Francia, sino también desde la oposición y a nivel popular, con manifestaciones y reacciones violentas en numerosas zonas.
Una semana después, los enfrentamientos y el corte de las comunicaciones aún continúan en todo el territorio de la RDC, por lo que la Comunidad de estados del África Austral (SADC) se ha reunido de forma urgente en Addis Aeba (Etiopía), bajo convocatoria del presidente de la Unión Africana, para debatir la situación. Tras esta reunión, los mandatarios han anunciado la suspensión de la proclamación de los resultados y ha resuelto enviar urgentemente a una delegación de alto nivel para interactuar con todos los actores congoleños con el fin de alcanzar un consenso sobre una salida de la crisis postelectoral en el país.
Mientras tanto, nuestras compañeras y compañeros del SJR continúan a la espera de poder reanudar su importantísima labor de acompañar, servir y defender a quienes más sufren en esta crisis crónica.