El pasado 20 de junio, Día Mundial de las Personas Refugiadas, conocimos las últimas cifras de refugio en el mundo, corroborando la tendencia al alza de los venezolanos y venezolanas que dejan su país de manera forzosa. 4 millones viven fuera de sus países, cifra a la que hay que sumar las personas solicitantes de asilo y refugiadas. En total, se calcula que hay 5,4 millones de migrantes y refugiados/as venezolanos.
Las ciudades que quedan en los límites fronterizos de Venezuela son las que más flujo migratorio reciben. Boa Vista, en el Estado brasileño de Roraima, es una de ellas. En esta ciudad de cerca de 350 mil habitantes se estima que viven más de 45.000 venezolanos/as, de los cuales más de 2.000 viven en situación de calle, entre ellos, menores y jóvenes.
Ante esta realidad, junto a Fe y Alegría Brasil hemos puesto en marcha un proyecto de acción humanitaria y asistencia social y educativa dirigido a la población migrante y refugiada venezolana en Boa Vista. Fruto de esta intervención ha sido la reciente inauguración de la Casa de Passagem Pe. José Maria Vélaz, SJ, un albergue que no solo ofrece un espacio seguro donde dormir y donde acceder a una alimentación completa, sino que brinda otros servicios básicos como son internet, transporte local, actividades socioeducativas y de prevención de riesgos.
La Casa de Passagem, que ha sido posible gracias al trabajo y la colaboración con el Servicio Jesuita a Migrantes y Refugiados (SJMR Brasil) y al apoyo de la Diócesis de Rottenburg, tiene la capacidad para acoger a 100 personas (50 mujeres y 50 hombres) entre adultos/as y niños/as. El albergue está pensado, sobre todo, para dar un espacio a aquellas personas en proceso de interiorización, es decir, para las que Boa Vista es un lugar de paso. En él pueden consolidar sus vínculos familiares y tener un primer contacto con la sociedad de acogida antes de emprender su viaje hacia su lugar de destino.
Otras líneas de trabajo
Nuestro proyecto de asistencia humanitaria ofrece también educación no formal y asistencia social a niños y niñas de 6 a 12 años. Asimismo, contempla la atención a jóvenes y adolescentes en las instalaciones del SJMR (con capacidad para atender a 40 jóvenes al día).
En paralelo, también estamos trabajando para cubrir las necesidades de alimentación e higiene de la población migrante y refugiada venezolana, necesidades que se han visto incrementadas por la crisis de la COVID-19.
En total, el proyecto contempla atender a 790 personas que van a encontrar acogida, acompañamiento y, en definitiva, dignidad humana en una situación de gran vulnerabilidad.