Es tiempo de alegría, de reencuentro, de paz y, sobre todo, de esperanza. Por eso queremos hablaros de Mirelle, una mujer con una historia que nos ha conmovido y nos hace confiar en la capacidad del ser humano para hacer frente a las injusticias.
Mireille fue una niña refugiada ruandesa que, tras seis años huyendo de la guerra, y de haber vivido la pérdida de sus seres queridos, pudo recobrar la esperanza al llegar a Malawi y tener la oportunidad de acceder a una escuela del Servicio Jesuita a Refugiados (JRS). Representa las historias de vida de las muchas personas con las que trabajamos. La educación abrió el mundo de Mireille y seguirá abriendo el de miles de niños y niñas con los que trabajamos en países como República Democrática del Congo, Sudán del Sur, Chad, Guatemala, Nicaragua o Haití.
De todo ello habla nuestra campaña de Navidad, los proyectos de este boletín, nuestra memoria 2016 y los materiales didácticos que te invitamos a consultar en nuestra plataforma redec.es. Una educación esperanzadora que abre el mundo en las zonas más empobrecidas y que también abre nuestro mundo, permitiéndonos abrir horizontes, ensanchar la realidad y formar parte de una inmensa red de solidaridad que no se resigna a convivir con la desigualdad, la injusticia o la violencia.
Gracias por ayudarnos a seguir abriendo oportunidades a través de la educación. Con tu ayuda, continuaremos poniendo en ello todo nuestro empeño.