Mi nombre es Javier Vidal, tengo 24 años, de formación soy psicólogo y ahora mismo me dedico a la investigación en el sector social. En 2021 estaba buscando varios voluntariados, pero en general, ninguno me encajaba por la poca formación que hay previa, el hecho de que muchas veces las organizaciones que te reciben en el destino no son parte de un mismo ecosistema, y el tema del acompañamiento eran importantes para mi. Entonces, encontré todo eso en VOLPA.
Desde el principio iba muy decidido y no tenía ninguna expectativa del lugar, porque nunca había estado en ningún país. Estaba abierto a cualquier cosa; al principio me dieron como destino República Dominicana, pero luego por cuestiones de presupuesto no se pudo dar y fue un pequeño duelo que tuve que hacer, pero la segunda opción me encantó y la recibí con muchísima ilusión, que fue Honduras.
Estuve designado a Fe y Alegría Honduras que su base central está en El Progreso, la cuarta ciudad más grande. El proyecto era estar asignado a un centro técnico de Fe y Alegría donde había cursos de mecánica y de belleza para los jóvenes de la zona. Por ahí pude participar en proyectos propios de la Casa Nacional como era La LUZ de las NIÑAS. Como había un equipo bastante reducido, al final acababa haciendo un poco de todo, desde tareas administrativas, hasta intervención más psicosocial en la comunidad, formación de talleres.
El mayor problema, entre comillas, de la vuelta es que la realidad te vuelve a colocar en tu lugar, en tus viejas rutinas, viejas formas de ser muy rápido. La mejor forma de sobrellevar la vuelta es construir de alguna forma relaciones aquí en Madrid, hacer actividades junto a la Delegación de Madrid de Entreculturas, bueno, todo lo que se hace en el post VOLPA en Entreculturas, para que de alguna forma todo eso que has aprendido, todo eso que te ha cambiado se puede plantear aquí de forma sostenible en tu vida.
Para mí lo más importante es mantenerme en contacto con otra gente que ha vivido VOLPA y que está aquí ahora, me ha hecho mucha ilusión pertenecer al grupo de formadores en Madrid y me permite otra vez volver al proceso de antes de irme, a acompañar a las personas que se van a ir a terreno.