En los últimos años, el voluntariado corporativo ha ganado un protagonismo significativo, no solo como una herramienta de responsabilidad social empresarial (RSE), sino también como un motor de cambio para las ONGs. Las empresas están reconociendo cada vez más el valor de integrar programas de voluntariado corporativo en sus estrategias de RSE. Participar en actividades de voluntariado permite a los empleados desarrollar habilidades de liderazgo, trabajo en equipo y resolución de problemas en contextos reales. Además, aumenta la satisfacción laboral y la cohesión entre equipos. Esta sinergia contribuye a la construcción de una sociedad más justa y equitativa.
En el marco del voluntariado corporativo, la semana pasada, Gerard Oliver y Francis Beltrán, empleados de Sedatex y PACT, emprendieron un viaje transformador a Venezuela junto a Entreculturas y Fe y Alegría. Este viaje forma parte del proyecto “Formación textil y fomento del emprendimiento para personas en riesgo de exclusión”, un programa de acción social que Sedatex apoya en centros de capacitación, reafirmando su compromiso con la responsabilidad social corporativa.
Durante esa semana se visitaron dos centros de capacitación, ubicados en Venezuela, donde se impulsan diferentes competencias y habilidades necesarias que busca brindar una educación que guarde correspondencia y relevancia con el entorno para aportar así a la formación del talento humano requerido en el desarrollo del país.
Talleres prácticos
En las visitas a los centros, las personas voluntarias ofrecieron unos talleres enfocados al trabajo en equipo, organización y aprovechamiento de recursos materiales. En uno de los talleres se realizaron unos gorros versátiles para el día a día y se vieron las opciones que éste puede proporcionar a nivel comercial. En el otro taller, se abordaron todos los aspectos técnicos de los tejidos, incluyendo el uso de cada uno, con el objetivo de comprenderlos mejor y aprender a trabajar con ellos de manera óptima, así como posibles defectos y cómo tratarlos. Esta formación se completó con una taller sobre cómo lanzar un producto, la manera de impulsar un emprendimiento y comprender todo el ciclo que esto implica.
En cada una de las escuelas, con perfiles y edades diferentes, se enfocó de manera que las alumnas descubrieran su potencial, planteándoles posibles situaciones laborales donde la constancia, fuerza de voluntad y compromiso ante retos profesionales serán necesarias para enfrentarse a ellas. Daniela, de 19 años, es un claro ejemplo de ello. Desde que inició su formación en corte y costura en la capacitación Santa Inés, ha aprendido mucho más de lo que esperaba, desde el mantenimiento de máquinas hasta la elaboración de prendas como pantalones, camisas y blusas. Daniela se muestra sumamente agradecida por esta oportunidad, pues le ha permitido desarrollar habilidades que le servirán para montar su propio emprendimiento en el futuro. Su entusiasmo y compromiso reflejan la fuerza de voluntad que estas alumnas están adquiriendo para enfrentar los retos que se les presenten en el ámbito laboral.
Una experiencia transformadora
Gerard y Francis describieron su experiencia en Venezuela como profundamente enriquecedora, «Vivir inmerso en una realidad totalmente diferente a la nuestra hace que tu mente se expanda aún más e inconscientemente hagas un salto que te hace crecer tanto personal como profesionalmente.», comentó Gerard. Francis añadió: «Para mí ha sido un regalo de vida el poder compartir mis conocimientos profesionales desde el corazón y la empatía”.
A través de su apoyo a estos centros de capacitación, Sedatex no solo contribuye a la mejora de las condiciones de vida de las comunidades locales, sino que también promueve el desarrollo sostenible y la inclusión social. Este proyecto es un claro ejemplo de cómo la colaboración entre empresas y organizaciones puede generar cambios significativos y duraderos.