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Una ultramaratón y la luna: 50km por las personas refugiadas en Etiopía

José Casado, diseñador e ilustrador de 31 años, acaba de realizar su primera ultramaron y  lo ha hecho para apoyar nuestro trabajo con las personas refugiadas en Etiopia. Durante los 50 km recorridos en solitario – más de 14 horas- por la Sierra de Guadarrama, son muchos los pensamientos y reflexiones que le surgieron y que ha querido expresar en esta carta:

«Existen retos y aventuras que, por ser elegidos de forma personal, se sienten mágicos como una noche estrellada.

Mi aventura, la de realizar por primera vez una ultramaratón de montaña, me llevaría corriendo desde Otero de Herreros a La Granja, en Segovia, (una distancia de 50km y 3100 metros de desnivel positivo), a través de la Sierra de Quintanar, La Mujer Muerta, el Montón de Trigo, siete Picos, La Bola del Mundo, Peñalara y el Cerro Morete.

Era un reto único para mi, también llevando conmigo el dorsal cero para la ONG Entreculturas, con la intención de promover la colaboración en el proyecto de ayuda a personas refugiadas en Mai Aini y Adi Harush, en el norte de Etiopía. Con la idea simbólica de enviar el dorsal de la carrera y los fondos obtenidos de quienes quisieran colaborar, se ayudaría a familias con serias dificultades de vida, y quizás serviría de motivación para personas que, lejos de sus casas, ayudan in situ con gran esfuerzo y dedicación cada día.

Salí de la estación de tren de Otero de Herreros el 15 de julio, a las 19:45h, y me encontraba ya camino de la Peña del Oso cuando el sol se había ocultado para dar paso a la noche de luna llena (luna que, justo 50 años atrás, fue alcanzada por primera vez). Aquella noche de buena temperatura escuché el silencio, vi vacas dormidas (e incluso a algún sapo), y bajo un negro cielo descubrí en soledad la belleza de la naturaleza con el ritmo acelerado del corazón. Las gafas de sol en la mano me recordaban que debía correr toda la noche, sabiendo que vería el amanecer desde las cimas y que aquel gran esfuerzo para mí merecería la pena. Pensé en aquella nuestra Sierra de Guadarrama, de la importancia de descubrir la naturaleza respetándola como herencia imprescindible de nuestro futuro. Y también en el verdadero motor de cambio, el esfuerzo diario de las personas en cada campo por hacer un buen trabajo y superarse.

Tras despedir a una anaranjada luna los primeros rayos de sol los contemplé desde la cima de Peñalara, que me animaron para seguir mi viaje. Hacia las 10.20 am llegué corriendo y contento a la Granja, saboreando los últimos metros como algo único, uno de esos momentos que corriendo sientes de absoluta libertad y deseas retener en el tiempo como un instante de felicidad.

Aunque el esfuerzo sea individual, el verdadero cambio se realiza en equipo. Es entonces juntos como se consiguen los retos, y cualquier momento es bueno para comenzar un nuevo proyecto intentando quizás también alcanzar cumbres más altas».

José Casado
Julio de 2019

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