Foto: Fe y Alegría Haití
“En el momento más álgido de la pandemia, el cierre de las escuelas llegó a afectar al 90% de la población estudiantil del mundo. Y la historia nos dice que, después de cierres escolares por huelgas, catástrofes o crisis, siempre hay un porcentaje que no regresa a las aulas.”
Según nuestra compañera Lucía Rodríguez, responsable de Incidencia de Entreculturas, esta crisis sanitaria supone un gran reto para quienes trabajamos por el derecho a la educación. Y es que actualmente aún hay más de 572 millones de estudiantes (un 32,7% de la comunidad estudiantil mundial) afectados por el cierre total o parcial de las aulas en 30 países.
Desde Entreculturas seguimos trabajando especialmente por la infancia más vulnerable, los niños, niñas y jóvenes que viven en contextos de pobreza o exclusión y a los que la covid-19 ha dejado sin su lugar de protección: la escuela. Nuestro trabajo se enfoca en garantizar su acceso a la educación, a la alimentación y a la protección que han perdido con el cierre de los centros escolares. Precisamente a través de nuestra campaña La Silla Roja: “La vida sin educación, no se sostiene”, queremos que este derecho se cumpla en una vuelta al cole desafiante que, además, ha puesto en evidencia una vez más que los Estados y las instituciones están en el deber de reforzar los sistemas educativos, así como los sistemas sanitarios y de servicios sociales, para que nadie se quede atrás.
La crisis sanitaria ha supuesto mucho dolor y grandes pérdidas para millones de personas, pero a ello se suma la interrupción generalizada de la educación de millones de alumnos y alumnas que no solo dependen de sus centros educativos para formarse y construir un futuro: para ellos la escuela es un lugar que garantiza su protección, su desarrollo social y la madurez para afrontar sus distintas realidades.
En los comedores escolares, la infancia más vulnerable, específicamente 369 millones de niños y niñas encuentran, además, un plato de comida que muchas veces no consiguen en sus hogares. Esta es una de las realidades más abrumadoras y que nos invita a actuar en esta vuelta al cole insólita.
Foto: Sergi Cámara / Entreculturas
Defendiendo la seguridad alimentaria
La educación y la seguridad alimentaria van muy ligadas al buen desarrollo de los niños y niñas que asisten a los centros educativos. Un plato de comida al día, puede garantizar que no abandonen las aulas; un plato de comida puede ayudar a muchas familias a aliviar la carga.
Por eso hemos activado, en Venezuela, en medio de la emergencia y bonos de alimentación para nuestros estudiantes; transferencias mensuales que se pueden utilizar por pago móvil para la compra de alimentos en cualquier establecimiento comercial; y la entrega de bolsas de comida mensualmente, en aquellas zonas donde todavía es posible la llegada de proveedores para el reparto de alimentación.
En Malaui, por ejemplo, estamos distribuyendo harina de avena a 290 familias (5 kg por familia), ya que la comida distribuida en la escuela era, muchas veces, la única ingesta del día para gran parte del alumnado. Por su parte, en Ecuador estamos asegurando la provisión de canastas básicas de alimentos para más de 1.000 familias en riesgo de exclusión y vulnerabilidad.
Acortando las brechas
A todo esto se suma una brecha digital que se ha venido agudizando al tener que cambiar el modelo educativo presencial a virtual, en los pocos lugares donde esto puede ser posible, puesto que más de la mitad de la población estudiantil del mundo no tiene ordenador en casa y más de 700 millones no tienen internet.
Un claro ejemplo de nuestros esfuerzos para reducir esa brecha es el trabajo que desarrollamos en Ecuador ofreciendo acompañamiento educativo y de aprendizaje a más de 3.200 niñas, niños y adolescentes, dotando a docentes y familias de los recursos tecnológicos básicos para poder conectarse y comunicarse; sin dejar a un lado la formación tecnológica constante al profesorado en este contexto que vivimos y que obliga a dominar herramientas que no estaban a su alcance.
“Hay muchos estudiantes preocupados, atrapados, perdidos… y muchos han abandonado el año escolar debido a la emergencia sanitaria y al cierre de las escuelas”, nos comenta Facundo Fabián Vásquez, estudiante de Fe y Alegria, Salta, Argentina. “Por suerte grupos y asociaciones como Entreculturas y Fe y Alegría hacen su aporte dando clases por diferentes medios como lo son la radio, la televisión; entregando el material escolar e incluso algunos docentes dando clases particulares, arriesgando su vida y poniendo el corazón por la educación.”
Foto: Fe y Alegría Argentina
Fortaleciendo la educación a distancia
En Argentina, se ha hecho imprescindible mantener la comunicación entre docentes y alumnado para hacer posible una educación a distancia con pocos recursos tecnológicos y económicos, en este sentido la recarga de datos de teléfonos móviles y la distribución de material didáctico es fundamental y supone la garantía de que la educación no se vea interrumpida.
En países como Líbano facilitamos el acceso a la educación online a través de Whatsapp. Docentes y tutores/as del centro Mikseh de nuestra organización socia, el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS), situado en Bar Elias, decididos a mejorar la experiencia de aprendizaje, están utilizando todos los recursos disponibles para involucrar a sus estudiantes en este nuevo proceso: vídeos, audios, mensajes de texto, hojas de trabajo y presentaciones. Están creando un entorno de aprendizaje agradable y seguro para garantizar que los estudiantes interactúen cómodamente, hagan preguntas y contribuyan en grupos.
Algunos tutores y tutoras en Líbano, en esta vuelta al cole están compartiendo con sus alumnos vídeos presentándose a sí mismos y la materia que enseñarán; otros están realizando una pequeña obra de teatro explicando el proceso de aprendizaje en línea incluyendo actividades para romper el hielo y dar la bienvenida a nuevos estudiantes. De manera similar, los estudiantes también están contando condiferentes opciones para presentarse a través de videos, mensajes de texto, notas de voz o dibujos, hablan sobre ellos mismos, sus pasatiempos y sueños.
Foto: JRS Líbano
Al otro lado del hemisferio, en Venezuela, las redes sociales y también Whastapp se han convertido en el canal más eficiente para que el alumnado haya podido finalizar el ciclo escolar pasado y pueda preparase para un nuevo año escolar, todo esto a pesar de no contar con un internet óptimo. Junto a este recurso tecnológico, docentes, padres y madres han orquestado una dinámica implicativa de formación en casa con materiales y recursos educativos, que hacemos llegar a aquellas familias que se encuentran en sectores periurbanos, rurales e indígenas.
Sin embargo, uno de los casos más aleccionadores para superar la brecha digital y que ha sido uno de los proyectos bandera de Fe y Alegría en los distintos países donde desarrolla su labor,, es el de la educación a través de la radio, un instrumento que ha resistido a décadas y décadas a los cambios tecnológicos, poniendo de manifiesto que es la mejor herramienta para comunicarse en aquellos lugares donde los avances tecnológicos son más lentos.
“Hemos logrado desarrollar un programa radiofónico llamado ‘La escuela y la radio’ orientado a primera infancia, que implica a las familias y les brinda herramientas para poder seguir con algo de estímulo”, nos comenta Noelbis Aguilar, Directora Nacional del Programa Escuela Fe y Alegría, Venezuela, y afirma que “con ello hemos conseguido llegar al 85% de los más de 100 mil estudiantes a los que llegamos en condiciones normales”.
En República Centroafricana el aula encontró otro lugar para seguir viva: las ondas radiofónicas. Desde el mes de junio, JRS ha puesto en marcha el programa educativo L’École à la Radio (La escuela en la radio). «Desde que descubrí L’École à la Radio, siempre dejo mi radio a mis hijos y otros niños del pueblo para que aprendan con las clases«, explica Christian Marago. Christian es padre de dos niños y vive en el pueblo de Madomale, a 37 km de Bambari. «L’École à la Radio se dirige a ellos directamente, especialmente porque los niños y niñas de su edad son los que hablan y hacen el programa«, agrega.
L’École à la Radio ha contado con el apoyo de la radio comunitaria Lego ti la Ouaka en Bambari, una de las áreas donde JRS está presente y acompaña tanto a personas refugiadas internas como a las comunidades locales. En este proyecto los niños y niñas son los grandes protagonistas: cada programa cuenta con la participación de 5 niñas y 5 niños, quienes graban las lecciones en el aula respetando las adecuadas medidas de prevención contra la COVID-19.
Foto: Entreculturas
El caso de la República Democrática del Congo es muy especial, puesto que la radio es la herramienta más accesible para la población: al menos el 80% tiene una radio. En esta pandemia este pequeño aparato se ha convertido en el medio más eficiente para alcanzar al mayor número de estudiantes y familias, garantizando la continuidad de su formación; y como apoyo a este método educativo a distancia, desarrollamos cuadernillos y materiales didácticos que se han llevado a los hogares de nuestro alumnado. Lo mismo sucede en países como Paraguay, Bolivia o en Ecuador, donde establecimos redes de apoyo con emisoras de radio o canales de televisión u otros medios posibles de comunicación alternativa, para la atención de familias y estudiantes sin acceso a internet.
El profesorado: pilar de la educación
“Una de las brechas que se ha visibilizado es la brecha de la creatividad, esta es una de las tareas interesantes que tenemos pendientes”, comenta Juan LaFuente Vázquez, profesor del I.E.S Azahar en el barrio de Los Pajaritos de Sevilla. “Desde lo virtual tenemos que desarrollar nuevas herramientas”, añade, “nuevas formas de acercarnos, nuevos recursos que hagan, de alguna manera, más atractiva la educación: más fácil, más amena, más asimilable y asumible por nuestros alumnos y alumnas.”
En este contexto de emergencia, el proceso de virtualización del sistema educativo, en los países donde trabajamos, incluido España, ha puesto en juego las capacidades del profesorado, quienes, en muchos casos, además de no poder contar con los equipos tecnológicos necesarios para impartir sus clases, tampoco han recibido formación para afrontar este tipo de escenarios de educación virtual. A esto tenemos que sumarle que en muchos países se ha agravado la puntualidad en el pago de sus salarios, puesto que la crisis sanitaria ha afectado a todos los aspectos de la vida diaria.
En Haití, por ejemplo, hemos garantizado no solo el acceso a la tecnología, sino también el salario del personal docente debido a la baja inversión del gobierno en este sector. Muchos de ellos no reciben su salario, ya pasaba antes de la pandemia, dejándolos en una situación muy precaria. Bajo estas circunstancia muchos docentes no acuden a los colegios a dar clases o simplemente renuncian a su labor para buscar el sustento que necesitan para sus familias, o incluso dejan el país.
Es inevitable seguir sumando escenarios de vulnerabilidad a la larga lista de problemas que ha traído consigo la crisis sanitaria de la COVID-19 y que ha afectado en gran medida a esta vuelta al cole. Las niñas y adolescentes son uno de los grupos que mayor riesgo corren, debido al retraso en la implementación de los programas de protección, corriendo el riesgo de retroceder en lo ya avanzado.
Foto: JRS Guinea
“Muchas niñas han sufrido mutilación genital y embarazos no deseados. La educación nos protege de eso”, comenta Farida Fadoul Nasser, joven centroafricana refugiada en Chad y acompañada por el JRS; y afirma que “ahora, debido a la pandemia, nos hemos quedado sin escuela y nuestros derechos están en peligro; existe el riesgo de que aumenten los matrimonios y embarazos forzados”.
Desde Entreculturas, junto a Fe y Alegría, seguimos trabajando a través de nuestro programa La Luz de las Niñas, para protegerlas y acompañarlas antes, durante y después de la pandemia, para que su vuelta al cole y su futuro no se vea truncado.
La educación en pandemia: un reto global
Junto al lanzamiento de la campaña de La Silla Roja de este año, hemos presentado el informe “Vuelta al Cole: Un reto global a la sombra de la pandemia”, un informe que además de provocar una reflexión colectiva bajo el concepto de una ciudadanía global, muestra las contribuciones que, desde Entreculturas, hemos hecho para avanzar en nuestra tarea de construir sociedades inclusivas, justas y solidarias, a través una educación de calidad y equitativa, sobre todo en aquellos lugares donde este derecho se ve severamente vulnerado.
Además, ponemos en evidencia la situación de los sistemas educativos de los países más golpeados por la pandemia y cómo se ha puesto en evidencia las desigualdades ya existentes y que se agravarán dificultando el cumplimiento de la Agenda 2030, en específico el ODS 4, que propone alcanzar una Educación de Calidad para todos y todas por igual.
Para lograrlo, creemos que el ámbito local es clave para activar a la ciudadanía global y disponer de espacios de sensibilización, formación y voluntariado. Esto es necesario para seguir construyendo y promoviendo las transformaciones que necesitamos. Y los Estados tienen un protagonismo y una labor irrefutable para garantizar unos servicios básicos, en contextos de emergencia como los que vivimos.
“De nuevo quedan rezagados aquellos grupos más vulnerables o grupos socioeconómicos que no tienen los mismos recursos”, afirma nuestra compañera Macarena Romero, del Departamento de Incidencia. “Por lo tanto esta brecha educativa se agrava, se recrudece impidiendo que la garantía al derecho de la educación pueda ser una realidad para todas las personas”.
A este esfuerzo de fortalecer los sistemas básicos que deben implementar los países, se sumala atención y acompañamiento a los estudiantes de las llamadas minorías étnicas e indígenas, a las personas con discapacidad y a las personas migrantes y refugiadas, una de las poblaciones más golpeadas por esta crisis y que, en muchos casos, carece de beneficios de seguridad social, bien sea por la falta de información oficial adecuada y oportuna o por las condiciones de marginalidad en las que viven.
Foto: JRS Malawi
Ahora bien, ¿estamos preparados y preparadas para volver al cole? Definitivamente las sociedades, al volver a la cotidianidad tras este gran aprendizaje que nos está dejando la pandemia, deben incentivar la reapertura de las escuelas, colegios y universidades en condiciones de seguridad y de manera compatible con la respuesta general de cada país a esta crisis sanitaria, adoptando medidas que protejan al alumnado, al profesorado, al personal de los centros educativos y a las familias.
Aunque la vuelta al cole ya está aquí, la pandemia no ha acabado y es preciso planificar y valorar los distintos escenarios a los que nos podemos enfrentar, tomando decisiones necesarias para responder apropiadamente a los desafíos. Estas acciones deben ir de la mano de las estrategias de los gobiernos y la participación ciudadana, creando espacios de confianza para que los niños, niñas y jóvenes tomen su puesto en las aulas de clases.
En esta acción conjunta entre sociedades y gobiernos es necesario, además, que las instituciones asuman su rol en la administración de los recursos, que tomen medidas para que la educación no se detenga y destinen fondos para las personas que más lo necesitan, siendo la infancia el colectivo que debe ser prioritario en estos planes de acción y rescate tras la pandemia.
“Cuando volvamos, tendríamos que tomarnos el tiempo para reflexionar y recuperar los aprendizajes del tiempo vivido en casa”, comenta Gehiomara Cedeño, Subdirectora de Fe y Alegría Ecuador. “Debemos tratar de priorizar y dar la vuelta al sistema de enseñanza y aprendizaje para hacer que el conocimiento de uno mismo”, explica, “la fortaleza interior, la creatividad, la cooperación y el trabajo en equipo sean el nuevo eje de nuestro proyecto educativo”.
Si afirmamos que el mundo cambió, la escuela y los sistemas educativos no pueden seguir igual, para ello, es indispensable hacer una revisión a fondo: currículo, programas, administración y gobernanza con un sentido crítico que además invite a la defensa de los derechos humanos, la solidaridad y la justicia.
Foto: JRS Malawi
“Mi sueño es convertirme en artista”, nos comenta Toyi John, joven estudiante de JRS y refugiada en el campo de refugiados de Dzaleka, en Malaui. “Mi motivación es llevar mensajes, sensibilizar o luchar contra la violencia de género, a través de mis dibujos”.
Ayudar a Toyi a cumplir sus sueños y a los de millones de niños, niñas y jóvenes que pueden ve truncada la posibilidad de construir un futuro en las escuelas y universidades, después de esta pandemia, es nuestra misión desde Entreculturas; y hoy más que nunca, tenemos la responsabilidad colectiva de garantizar el derecho a la educación poniendo nuestros mayores esfuerzos en apoyar a las personas más vulnerables, rompiendo las barreras de la desigualdad y construyendo escenarios de paz y justicia. Queremos que pensar en un futuro con una educación de calidad y equitativa para todas las personas deje de ser un sueño y se convierta en una realidad que construya justicia e igualdad.