Con ocasión del Día Internacional de la Empresa Social, que se celebra este 16 de noviembre, junto a Pueblos Unidos reivindicamos la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) de las empresas sociales como una de las mejores fórmulas para derribar los estereotipos que existen sobre las personas migrantes en nuestro país. Un objetivo que Entreculturas y Pueblos Unidos persiguen a través de la campaña ‘Soy Acogida’, que busca promover una cultura de acogida, hospitalidad y solidaridad para las personas que se ven obligadas a desplazarse.
Según el Ministerio de Trabajo, la tasa de desempleo entre la población extranjera que reside de forma administrativamente regular en España es del 18,6%, siendo más de tres millones las personas migrantes que trabajan en la actualidad. Un dato que no tiene en cuenta a aquellas sin documentación que trabajan en el mercado laboral informal. Aún así, se trata de un porcentaje elevado causado por diferentes factores, entre los que destacan las “trabas administrativas, la dificultad para acceder a formaciones de calidad y la discriminación en los procesos de selección”, tal y como señala Natalia Padrón, Coordinadora del Área de Formación y Empleo de Pueblos Unidos.
Natalia también alerta de que “la desinformación sobre la migración ha agravado aún más las dificultades que ya tenían las personas migrantes para acceder a un empleo de calidad”. Ante esta situación, Natalia destaca que “la colaboración a través de la RSC de las empresas sociales es clave para potenciar una narrativa positiva sobre las personas migrantes y promover su inclusión laboral en empleos con condiciones justas”.
Cómo la RSC puede cambiar vidas
Keita, joven guineano de 23 años que tuvo que salir en 2018 de su país y que en 2022 entró a participar en el Programa de Jóvenes ‘Baobab’ de Pueblos Unidos, es solo uno de los ejemplos de cómo la RSC puede cambiar vidas. Como el mismo cuenta, Keita era estudiante de Geografía en la Universidad, pero las condiciones políticas y económicas le obligaron a dejar los estudios y a emigrar ante “la falta de un futuro esperanzador”. Tras un tránsito largo y complicado por varios países, ciudades y localidades, en la actualidad trabaja en la empresa ‘Vetnova’ junto a “gente maravillosa”, donde es operario de almacén y logística.
A pesar de la “tranquilidad” con la que ahora vive, Keita no se olvida de las dificultades y barreras que ha vivido, y que siguen viviendo las personas migrantes como él para conseguir un empleo, y señala alguna de las posibles causas: “Hay empresas que al no conocernos dudan un poco a la hora de contratarnos y desconfían de nosotros por desconocimiento”. Una incomprensión a la que Pueblos Unidos intenta dar solución, como señala Keita: “Nos ayudan a acercarnos a las empresas y a concienciarlas para que contraten a más personas migrantes”.
Keita no duda en enfatizar lo necesario que es que “las empresas se acerquen a las entidades sociales para ver la realidad de las personas migrantes”. Una aproximación que, en palabras de Keita, también les permitiría ver “las ganas que tenemos de contribuir a la sociedad si nos dan una oportunidad”. Una oportunidad laboral que es más probable de conseguir con el seguimiento de organizaciones como Pueblos Unidos, cuya mayor fortaleza “es que nunca dejan de acompañar, incluso a nivel formativo”.
¿Cuál es la visión desde las empresas sociales?
Desde el punto de vista empresarial, se destaca que la inserción laboral de personas migrantes a través de la RSC de las empresas sociales “genera beneficios tangibles que superan con creces cualquier esfuerzo adicional inicial”, tal y como apuntan desde el departamento de Recursos Humanos de Vetnova. Una apuesta estratégica que, “aunque inicialmente pueda parecer un mayor esfuerzo, produce un mejor ambiente de trabajo, una marca más fuerte y, en última instancia, un retorno positivo en la rentabilidad a largo plazo”.
Todas estas ganancias tanto sociales como empresariales acaban repercutiendo en la sociedad, comprobando cómo la RSC contribuye a un entorno más próspero y equitativo para toda la ciudadanía. Una fórmula que, entre otros resultados, según Natalia “acorta las distancias entre la realidad de las personas migrantes y la sociedad española, integrándolas al incorporar al mercado de trabajo a personas formadas y motivadas”.