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Reportajes | “Sin aprender, no puedo lograr nada… Deseo completar mi educación en la universidad» – Escuela Refugio

“Comenzar acá de cero ha sido bastante fuerte. Mi hijo pequeño quiere ser veterinario. Para mí, que estudié, es la base que yo les puedo dejar a ellos: más allá de lo material, el estudio es mi herencia hacia ellos, es la herramienta, la fuerza que yo les puedo dejar para que haya una estela.”

Con diez maletas y junto a sus hijos, María Carolina, una joven madre venezolana, emprendió el viaje más importante de su vida: migrar para construir un futuro lleno de esperanza y de nuevas oportunidades. Un futuro en el que aspira a que la educación de sus hijos sea la ruta para conseguir todo lo que se propongan. Un futuro en el que no existan límites para soñar. 

Los deseos de María Carolina son los deseos de más de 110 millones de personas desplazadas y refugiadas en el mundo. Más de 43 millones de ellas son niños y niñas que sufren las consecuencias de las guerras, la violencia, las catástrofes naturales y las situaciones de pobreza extrema, que los alejan de su entorno, de su escuela y de sus oportunidades de futuro. Niños y niñas que se enfrentan a una nueva vida, llena de miedo e incertidumbre, y que necesitan recuperar su derecho a la educación en los lugares de acogida.

En el marco del Día de las Personas Refugiadas, desde Entreculturas y Alboan queremos reivindicar la educación como derecho y la escuela como un espacio necesario de refugio y de acogida, a través de la campaña ‘Escuela Refugio: La educación que acoge’. 

“Es mucho más difícil seguir que empezar. 15 meses después de acoger a la primera persona ucraniana, la prórroga de la situación de la crisis es un lastre, la tarea de seguir adelante es más exigente”, comenta Marius Talos, Director del Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) en Rumanía, organización con la que trabajamos en el país, y que ha atendido las necesidades básicas de más de 26 mil personas víctimas de la crisis humanitaria en Ucrania.

Más de 8 millones de personas ya se han visto obligadas a abandonar Ucrania hacia países fronterizos como Polonia, Hungría o Rumanía. La mitad son niños y niñas. Dentro de Ucrania, son más de 5 millones las personas desplazadas, siendo gran parte de ellas niños y niñas.

Además de refugio, alojamiento y alimentación, trabajamos para garantizar que las niñas y niños desplazados por el conflicto tengan acceso a la educación, proporcionando recursos para que puedan seguir sus clases en Ucrania de forma online. Con adolescentes y jóvenes estamos llevando a cabo un trabajo de acompañamiento, y estamos ofreciéndoles actividades artísticas como teatro o danza y cursos de idioma para facilitar su comunicación e integración. 

“No tenemos un equipo o formación especializada para atender personas en contexto de movilidad, pero priorizamos la promoción del estudiantado venezolano en los programas de participación juvenil”, afirma Paola Sierra, Directora Regional de Fe y Alegría Colombia.

Más de 7 millones de personas venezolanas han salido de su país durante las dos últimas décadas. Cerca de 6 millones de ellas se están quedando en los países de la región, como Colombia, que está tratando de responder a nivel regional con esfuerzos articulados de ayuda humanitaria. Sin embargo, las cifras son tan grandes que han generado una presión difícil de sostener sobre los recursos y servicios públicos nacionales. 

“Sin aprender, no puedo lograr nada”. Son palabras de Amin, uno de los muchos niños provenientes de Siria cuyas familias tuvieron que huir de su país. Tras verse  obligado a trabajar para ayudar a su familia y ser víctima de acoso laboral, ahora cuenta con una educación de calidad gracias al Servicio Jesuitas a Refugiados en Líbano. “Deseo completar mi educación en la universidad”, sueña Amin.

Los recientes terremotos en Siria han agravado la difícil situación que ya vivía la población en el país. En medio de una guerra civil que ha cumplido 12 años, 15,3 millones de personas ya necesitaban ayuda humanitaria antes del terremoto y  6,8 millones estaban en situación de desplazamiento interno, siendo Siria el país con más personas desplazadas internas del mundo. JRS lleva más de 10 años facilitando servicios de salud y reparto de medicamentos y acompañando a las personas más necesitadas entre las desplazadas internas, los miembros de la comunidad local y los retornados, que vivían en condiciones precarias. 

«Gracias al apoyo psicológico que recibí de JRS, recuperé la confianza en mí misma y, cuando tuve a mi bebé, volví a la escuela, a pesar de mi condición de niña-madre”, explica Nyota, quien en 2020 fue secuestrada por un grupo de hombres armados que abusaron de ella en una antigua escuela abandonada. “Antes me sentía discriminada y rechazada por mis compañeros, pero desde que recibo visitas regulares del personal del JRS de R. D. Congo, la única organización que me apoya, me siento feliz y valorada».

La R. D. del Congo sufre una de las crisis humanitarias más grandes y complejas del mundo. Es el país con más población desplazada interna del continente africano y se encuentra entre los países menos desarrollados del mundo, con más de un 82% de la población viviendo bajo el umbral de pobreza absoluta. La violencia persistente desde hace más de 20 años ejercida por los grupos armados ya ha forzado a más de 5 millones de personas a abandonar sus hogares. 

Junto a JRS, trabajamos para fomentar el acceso a la educación de los niños y niñas desplazados, ofreciendo una atención especial a las niñas. Les ofrecemos material escolar, kits pedagógicos y apoyo financiero en las tasas escolares. La escuela es, no solo un espacio de formación, sino también de protección, de apoyo y de convivencia.

“Entré desde Gran Canaria, estuve en un centro de internamiento para menores, luego llegué a Madrid y a Pueblos Unidos: gracias a ellos tengo papeles y ahora mismo estoy estudiando para poder tener una vida mejor en el futuro”, nos explica Ibrahim, joven maliense que logró llegar a España huyendo de la guerra en su país y con el deseo de ayudar a su familia que aún se encuentra allí. 

Junto a Pueblos Unidos (una de las entidades que conforman la red del Servicio Jesuita a Migrantes), a través de la campaña conjunta ‘Soy Acogida’ buscamos promover una cultura de hospitalidad, acogida y solidaridad para las personas migrantes que llegan a Madrid. 

Amin, Nyota e Ibrahim, han encontrado en la educación la acogida necesaria para seguir adelante y construir su futuro. Porque la educación no debe detenerse en ninguna circunstancia, incluso en la emergencia o el desplazamiento. Es precisamente en estas situaciones tan difíciles en las que es fundamental que los niños y niñas sigan en la escuela, el lugar que los protege y los acoge. Desde Entreculturas seguimos trabajando para que puedan acceder a la educación que sana, que incluye, que es acogida.

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