En un mundo marcado por conflictos, desastres naturales y desigualdades extremas, más de 120 millones de personas se han visto obligadas a dejar sus hogares. Ya sea por la violencia desatada por conflictos armados, la devastación causada por desastres naturales o las condiciones insoportables de pobreza extrema y violaciones de los derechos humanos, estas personas se ven forzadas a emprender un difícil viaje en busca de seguridad y esperanza.
Estas cifras reflejan la gravedad de la situación que enfrentan las personas refugiadas en todo el mundo.
¿Por qué la gente se marcha de su país?
Hay diversas razones por las cuales puede resultar demasiado difícil o peligroso permanecer en el propio país. Por ejemplo, personas de todas las edades y géneros pueden escapar de la violencia, conflictos armados, escasez de alimentos, extrema pobreza, discriminación basada en la orienta. Hay diversas razones que impulsan a millones de personas a abandonar sus países de origen. Escapar de la violencia, los conflictos armados, la escasez de alimentos, la extrema pobreza, la discriminación, así como de los efectos del cambio climático u otros desastres naturales, son algunas de ellas. Con frecuencia, estas dificultades se combinan entre sí.
No todas las personas que abandonan sus países lo hacen debido a estas situaciones de peligro inmediato. Hay personas que se ven impulsadas a migrar buscando mejores oportunidades de empleo y mejores condiciones de vida. Otras, buscando reunirse con sus familias o personas cercanas o para iniciar o completar sus estudios en un nuevo entorno.
En resumen, existen innumerables motivos por los cuales las personas emprenden un viaje en busca de construir una nueva vida en otro país.
¿Qué es una persona refugiada?
Las personas refugiadas son individuos que abandonan su país de origen debido al temor a la persecución, conflictos armados, violencia generalizada u otras circunstancias que perturban gravemente el orden público, según lo establece la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951.
Esta Convención define a las personas refugiadas como aquellas que, debido a un temor fundado de persecución por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un grupo social particular u opiniones políticas, se encuentran fuera del país de su nacionalidad y son incapaces o, debido a tal temor, no están dispuestos a regresar a él.
La Convención establece el principio fundamental de que las personas refugiadas tienen derecho a recibir protección internacional cuando sus propios gobiernos no pueden o no quieren proporcionarles seguridad y protección adecuadas. Este marco legal internacional garantiza que aquellas personas que huyen de situaciones de persecución y violencia puedan buscar refugio en otros países y recibir el apoyo necesario para reconstruir sus vidas en un entorno seguro y digno.
¿Qué es una persona solicitante de asilo?
Una persona solicitante de asilo es aquella que ha abandonado su país de origen en busca de protección frente a la persecución y las violaciones graves de derechos humanos, pero que aún no ha sido reconocida legalmente como refugiada. Está a la espera de que se tome una decisión sobre su solicitud de asilo.
El derecho a solicitar asilo es un derecho humano fundamental que garantiza que cualquier persona pueda ingresar a otro país para solicitar protección.
Situación de los refugiados en España
A pesar de los considerables obstáculos enfrentados por las personas para acceder al procedimiento de asilo, como la escasez de citas que obliga a muchos a esperar entre seis y ocho meses en situación irregular para presentar sus solicitudes y recurrir al mercado informal, lo que infringe la Directiva Europea de Procedimientos. Además, se contabilizan más de 161,037 personas procedentes de Ucrania que recibieron protección temporal desde la histórica activación de este mecanismo en marzo de 2022.
Sin embargo, las solicitudes de personas provenientes de Colombia o Nicaragua fueron en su mayoría rechazadas, a pesar de las amenazas y violaciones de derechos que enfrentan en ambos países. Aunque se emitieron un total de 86,997 resoluciones, marcando también un récord, solo 14,235 resultaron favorables con estatuto de refugiado o protección subsidiaria (ambas formas de protección internacional).
Es preocupante el significativo aumento de solicitudes pendientes de resolución, alcanzando un total de 122,035 personas a la espera de una decisión que determinará su futuro, un 17% más que el año anterior, siendo la mayoría de origen venezolano y colombiano.
¿Cuál es la postura de Entreculturas sobre las personas migrantes, refugiados y solicitantes de asilo?
En Entreculturas, en colaboración con nuestras organizaciones asociadas, como el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) y el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM), brindamos acompañamiento y asistencia a las personas migrantes y refugiadas en todas las etapas de su viaje: desde su lugar de origen, durante el tránsito, en el lugar de destino y durante el retorno. Nos enfocamos especialmente en garantizar y proteger su derecho a la educación.
Los escenarios de desplazamiento y refugio, como los que enfrenta Ucrania en la actualidad, así como las crisis prolongadas en países como la República Democrática del Congo, Sudán del Sur o Siria, exponen a los niños y niñas a riesgos como el abuso, el reclutamiento por grupos armados y la violencia sexual.
En estas circunstancias, el acceso a la educación adquiere una importancia crucial. A través de la escuela, podemos fortalecer la resiliencia de los niños y adolescentes, sanar sus heridas y proporcionarles la oportunidad de crecer en entornos seguros.
Ayuda humanitaria
Las actividades de asistencia humanitaria a las víctimas de desastres naturales, conflictos o desplazamientos forzados son parte integral de la labor de Entreculturas. Nuestro compromiso en situaciones de emergencia, como las que se viven en Sudán o Ucrania, así como en contextos como el corredor migratorio en México, se centra en satisfacer sus necesidades esenciales, como alimentación, agua, atención médica, protección y refugio.
Después de la fase inicial de respuesta de emergencia, desarrollamos estrategias a medio o largo plazo para apoyar la recuperación y la reconstrucción de las vidas de las personas afectadas, brindándoles la oportunidad de reconstruir sus vidas y prosperar en los países donde se encuentran refugiadas.
Acompañamiento y apoyo psicosocial de refugiados
En entornos de refugio y desplazamiento, donde las personas, especialmente los niños y niñas, han experimentado los impactos más severos de la violencia y el conflicto armado, la asistencia legal, psicológica y psicosocial juega un papel fundamental. Por tanto, en naciones como Líbano, Colombia y R. D. del Congo, así como en España en colaboración con SJM, implementamos programas destinados a fortalecer la resiliencia, mejorar el bienestar físico, mental y social de la población desplazada, y contribuir a la restauración de la esperanza, la recuperación de la dignidad humana y la promoción de la convivencia.
Formación para el trabajo y emprendimiento
En naciones que reciben a personas refugiadas, como Etiopía, Kenia, Sudáfrica o países de América Latina, nos esforzamos por asegurar su integración socioeconómica mediante la provisión de capacitación técnico-profesional que se ajusta a las necesidades del mercado laboral. Nuestra meta es que puedan recuperar sus medios de vida y tengan la oportunidad de obtener empleo o iniciar sus propios emprendimientos.
En conclusión, la crisis delas personas refugiadas, es un desafío global que requiere una acción coordinada y urgente. Con millones de personas refugiadas en todo el mundo, la comunidad internacional debe comprometerse a garantizar su protección y seguridad. Es fundamental abordar las causas subyacentes de los desplazamientos forzados, como los conflictos armados, la persecución y la violencia generalizada.
Además, se debe mejorar el acceso a procedimientos de asilo justos y efectivos, así como fortalecer la solidaridad y la cooperación entre los países para brindar un refugio seguro y digno a quienes lo necesitan. Es imperativo que los derechos humanos de las personas refugiadas sean respetados y protegidos en todo momento, independientemente de su origen o situación legal.
En última instancia, la respuesta a la crisis de los refugiados debe ser inclusiva, basada en principios de humanidad y justicia, y centrada en el bienestar y la dignidad de las personas refugiadas.