Volpa de Entreculturas en Ecuador
Conocí Entreculturas a través de sus actos públicos en Burgos, como el concierto benéfico anual del que se encarga la delegación, y también había coincidido en otros espacios con Ana Alcarraz, la delegada. En Burgos todo el mundo la conoce como “la de Entreculturas”.
Estaba interesada en realizar una experiencia de voluntariado de larga duración (pues ya había estado anteriormente en Honduras, pero solo durante un verano) y me hablaron del programa VOLPA de Entreculturas. Tenía ganas de una experiencia integral, de entregarme toda yo… y acabé en La Bramadora, Ecuador, viviendo durante dos años en una Residencia de Estudiantes en una zona rural, al sur de Manabí.
Esta experiencia ha sido un regalo. Los chicos y chicas de la residencia son los auténticos protagonistas de mi historia, con ellos compartía mi día a día, desde el desayuno, el cuidado de la casa, hacer los deberes, pasando por ser su cómplice en cuestiones de corazón o la primera en ponerse a jugar.
Además reforzaba al equipo de orientación del colegio en la organización y coordinación, apoyaba a una escuelita cercana a la que era toda una aventura llegar y colaboraba con el grupo juvenil de la pastoral del colegio, el CEFA, que me daba la oportunidad de conocer de cerca la realidad de los jóvenes de todo el país e ir de campamentos bastante a menudo.
Es difícil resumir dos años… meter a un montón de personas en unas pocas letras. Pero sí puedo asegurar que vivir en Ecuador me ha transformado. Regreso siendo más paciente, más reflexiva, más dócil. He aprendido a dejarme querer, a dar importancia y cuidar a las personas, las que están cerca y las que no.
Me he vuelto súper tolerante al calor, y he empezado a bendecir la lluvia. Vengo impregnada de la naturalidad del que vive sin pretensiones de hacer, sino de estar. Es verdad que las relaciones personales son a veces un poco complicadas, pero estar en contacto con otra cultura te hace limpiar la mirada, eliminar los prejuicios y acercarte al día a día con una sonrisa.
Es ahora, a mi regreso, cuando estoy dedicando tiempo a ubicarme. Volver a casa, donde te acogen con los brazos abiertos, es fácil, pero es importante “no hacerse lío” y seguir dando importancia a lo sencillo. Mi intención es seguir colaborando con Entreculturas como voluntaria de la delegación: que hay que caminar, pues camino; que hay que repartir folletos, pues los reparto; que se trata de compartir mi testimonio, pues allá voy…
Además, el proyecto que apoyamos este año desde la delegación está ubicado en Esmeraldas, una provincia al norte de Ecuador, ¡así que lo vivo bien de cerca!
Quiero agradecer a Entreculturas, a Fe y Alegría y a todas las personas que han tocado mi vida con la suya por permitirme soñar junto a ellos, como diría el Padre Vélaz “Es grato soñar, porque en los sueños están los planes del futuro”.