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Perú: mujeres y jóvenes protagonistas de su propio desarrollo

Mujeres y jóvenes de la provincia de Quispicanchi (departamento de Cusco) y Condorcanqui (departamento de Amazonas), en Perú, son protagonistas del desarrollo de sus propias comunidades. A través del programa ‘Work 4 Progress’, de la Fundación La Caixa, que implementamos en el país junto a nuestras organizaciones socias, contribuyen a mejorar los ingresos económicos, tanto individuales como familiares, de la población rural indígena andina y amazónica a través de estrategias innovadoras.

“Hemos elegido estas zonas de intervención rural indígena por ser una población menos atendida y con menos oportunidades”, cuenta Ava Alancastre, Directora de Educación Técnica y Tecnológica de nuestra organización socia Fe y Alegría Perú, una de las instituciones encargada de poner en marcha el programa en el terreno. Dentro de las regiones indígenas, mujeres y jóvenes son los colectivos con mayor vulnerabilidad y los que más dificultades encuentran a la hora de lograr un empleo de calidad. Es por ello que el programa se centra en esta población. 

“Quiero ser el ejemplo de las mujeres, ganar la plata con mi propio esfuerzo”, dice una artesana de Quispicanchi. La mayoría de las mujeres que participan en el programa son cabeza de familia y se encargan de gestionar pequeñas fincas familiares donde tienen cultivos, crían gallinas y otros animales para el consumo familiar y, en menor medida, la venta. Por lo general, han tenido menor oportunidad para estudiar y necesitan obtener formación para mejorar su fuente de ingresos. 

En el caso de las personas jóvenes, muchas de ellas cuentan con estudios secundario completos y tienen la inquietud de seguir estudiando para poder tener y gestionar su propia finca o negocio. Algunas de ellas, sobre todo en el caso de los hombres, han tenido la oportunidad de estudiar fuera del departamento y trabajar en otras ciudades, pero al regresar a su lugar de origen buscan oportunidades para establecerse y generar ingresos.

Además de estos colectivos, a través del programa ‘Work 4 Progress’ trabajamos con actores públicos locales, regionales y nacionales, así como empresas privadas y otras instituciones de la sociedad civil para generar una red sólida a nivel comunitario que permita identificar y poner en marcha las iniciativas innovadoras. Desde el inicio del proyecto en marzo de 2018, han participado en total 820 personas.

Protagonistas de su propio desarrollo

“Porque conocemos nuestra comunidad, somos capaces de proponer soluciones y hacerlas realidad”. Este es el espíritu del programa ‘Work 4 Progress’, que se fundamenta en valores como la escucha, la colaboración, el empoderamiento de las personas y de los territorios para la lograr el trabajo de calidad y el bienestar a través de la innovación.

Los cambios potenciados por la propia población indígena local se generan a través de la puesta en marcha de tres fases:

1. Fase de escucha y diagnóstico: 
Esta fase tiene como objetivo ver y comprender el territorio desde la escucha a la población local, el conocimiento de la realidad y contando con la información disponible. En este primer acercamiento se realiza una investigación etnográfica (de las personas y la cultura) que realiza un equipo multidisciplinar formado por especialistas en antropología, agronomía y personal indígena conocedor de la realidad local, entre otros. “El proyecto aspira a entender cómo la cultura puede ser un activo para el desarrollo”, dice Giacomo Basilio, Antropólogo del Equipo Técnico Territorial de Quispicanchi (Cusco). 

Mediante entrevistas, opiniones y valoración de las personas participantes en los diferentes talleres, en esta fase se recoge información válida sobre la realidad productiva de la zona, las necesidades y expectativas de la población local en referencia a la generación de ingresos y empleabilidad 

2. Fase de cocreación: 
“Juntos, juntas, construimos y fomentamos la cultura colaborativa”, asegura Carmela Vise, Responsable de Evaluación Continua. En esta fase se discute qué es lo que podría hacer y qué soluciones se plantean, involucrando a diferentes actores dentro del territorio; construyendo y fomentando una cultura colaborativa que lleve a todas las personas participantes a perseguir un objetivo común.

3. Fase de prototipado: 
En esta tercera y última fase se ponen sobre la mesa diferentes ideas de negocio e iniciativas empresariales. La finalidad es ver, a través de los prototipos, tanto si son factibles o no las ideas de negocio e iniciativas empresariales surgidas como si se pueden replicar en las zonas de intervención del proyecto.

Las instituciones que trabajan en esta fase acompañan, desde su área de conocimiento -economía, educación, emprendimiento…- estos procesos que son propios de la población, por y para la comunidad.

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