Volpa en la frontera entre Perú y Chile
Me llamo Pedro y tengo 25 años. Fui alumno del Colegio Nuestra Señora del Recuerdo (Jesuitas) de Madrid y, por esta razón, siento que conozco Entreculturas de toda la vida.
En clase nos enseñaban el trabajo que los jesuitas hacían en Latinoamérica con Fe y Alegría… ¡y resulta que ahora vivo a diez metros de una de sus escuelas! Cuando terminé el colegio seguí vinculado a la Compañía a través de la Comunidad Universitaria San Francisco Javier y, un poco después, conocí el programa VOLPA y la idea de participar en una experiencia como esa quedó en mi cabeza, hasta que tuve el valor de iniciar el proceso.
Salí de en febrero de este año para empezar el trabajo al día siguiente en Tacna, una ciudad de 300.000 habitantes en la frontera sur de Perú. Trabajo con el Servicio Jesuita a Migrantes, atendiendo las dinámicas migratorias que se viven en esta frontera entre los países de Perú y Chile. También acompañamos a los solicitantes de refugio, sobre todo provenientes de Colombia, que necesitan poner en orden sus papeles y conocer los trámites necesarios.
Trabajar en el SJM es emocionante. Impresiona conocer tantas personas de países diferentes (alrededor de 400 en lo que va de año) que han tenido el valor de dejar sus casas para buscar una vida mejor. Casi todos llegan a la oficina sin dinero y sin posibilidades, después de haber sido estafados por las mafias traficantes o haber sufrido robos, discriminaciones y rechazos.
No tengo ninguna duda de que mereció la pena dejar España y vivir lo que estoy viviendo aquí. La experiencia está siendo increíblemente intensa. Cada día son mil retos y mil aprendizajes. No sé qué haré después de esto, pero sé que no me podré desprender de todo lo que trabaje y viva durante mi tiempo en Perú. Ojalá pueda aplicar todo lo aprendido en mi siguiente trabajo, y que ese sea uno en el que sienta que respondo a la llamada que Dios me hace.