Nicaragua sufre una profunda fractura social y polarización de visiones a raíz de la crisis política, social y humanitaria que se ha agudizado hace poco más de un año. Al margen de posturas políticas, los al menos 320 muertos según cifras de la CIDH, las centenares de personas detenidas arbitrariamente y las miles de personas migrantes y solicitantes de asilo (en conjunto unas 60.000 personas) en otros países, son signos objetivos de una sistemática violación de derechos humanos.
En este contexto hostil y difícil para la convivencia social pacífica, el trabajo de Fe y Alegría se basa en promover una cultura de paz y reconciliación en las aulas, fomentando el diálogo, el respeto por la diversidad de pensamiento, y el perdón. De alguna manera Fe y Alegría busca generar un clima de estabilidad emocional en toda la comunidad educativa: niños, niñas, padres, madres, docentes y personal directivo.
Recientemente, nuestras compañeras: Marta del Barrio, expatriada de Entreculturas para Centro-América, y Gemma López, Responsable del Departamento de América Latina y el Caribe han viajado a Nicaragua. Un país con un significado especial para Gemma, pues fue allí donde se marchó como VOLPA en 1996 y donde ha vivido 10 años.
“El papel conciliador de Fe y Alegría no es tarea fácil. Las directoras y docentes me decían que, con la polarización existente, sienten temor a emitir opiniones sobre lo que está sucediendo en el país; que viven con miedo a que grupos violentos se tomen las escuelas y saquen a los y las estudiantes de las aulas; o que siguen con la incertidumbre de si alzar la bandera y cantar el himno nacional puede ser interpretado como subversión. Todo ello ha provocado que a pesar de la aparente “normalidad”, cada día se viva con tensión; con una “calma chicha” que dicen allá”, nos cuenta.
Fe y Alegría, como equipo, logra afrontar los desafíos del contexto promoviendo en las aulas y los centros educativos una cultura de paz, diálogo, respeto ante la diversidad de opinión, y fomento de la justicia restaurativa, que sean germen de una nueva y ansiada sociedad, más democrática y pacífica.
Contribuyen a ello dos grandes iniciativas apoyadas por Entreculturas: por una parte, el convenio de “Educación Transformadora” financiado por la Agencia Española de Cooperación Internacional; y, por otra, el proyecto de “Juventudes y cultura de reconciliación y paz”, apoyado por la Unión Europea y en consorcio con Ayuda en Acción. En ambas intervenciones se trabaja con los equipos docentes y la población estudiantil para desarrollar competencias relativas a la pedagogía del perdón y convivencia pacífica y equitativa, que permitan una adecuada gestión de las emociones y diferencias, y un óptimo acompañamiento a los y las estudiantes, padres y madres.
Junto al papel social tan importante que desarrolla Fe y Alegría en estos momentos, en barrios de por sí ya vulnerables y con alta presencia de violencia, otras organizaciones hermanas de la Compañía de Jesús juegan un rol importante en la crisis. Desde la UCA se intenta seguir promoviendo el crecimiento humano crítico de los estudiantes y las estudiantes, desde una visión de defensa de los derechos humanos; a pesar de la presión que dicha institución sufre, ha logrado readaptar su plan de estudios en modalidades semipresenciales que responden al fomento de la seguridad del alumnado. Por otra parte el SJM Nicaragua facilita información legal y sobre rutas seguras a aquellas personas que optan por salir del país.
Gemma añade: “He dejado Nicaragua con la certeza de que nuestras organizaciones socias están donde deben estar: con la gente, de una u otra manera; arriesgando a veces la libertad o incluso la vida, mientras fomentan una revolución de ternura que sea capaz de contrarrestar la desconfianza, el miedo, el odio, la corrupción y la injusticia. Con la certeza de que “nuestro estar” como Entreculturas es importante y necesario para las personas en estos tiempos difíciles”.