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Mujeres Defensoras de Nuestra Casa Común

 

“Es importante reconocer que la naturaleza tiene derechos, y que la naturaleza es una casa común de todas y de todos. Es importante reconocer el papel fundamental que tienen las mujeres defensoras en los territorios. Las mujeres indígenas siguen sosteniendo la esperanza y resisten las agresiones de las empresas extractivistas. Hay muchas mujeres en Latinoamérica que se están enfrentando a un monstruo al que solo le importa acumular capital”.

 

Keyla Canales es abogada y defensora de los derechos humanos y el medio ambiente en Honduras. Junto a ella, otras dos activistas latinoamericanas asistieron a un encuentro con los medios organizado en Madrid por Entreculturas con motivo del Día Internacional de la Mujer. Un encuentro enmarcado en nuestra campaña conjunta con Alboan, “Defensoras de la Casa Común”, cuyo objetivo es llamar la atención sobre el importante papel de las mujeres en la defensa de los derechos de las mujeres de nuestro planeta y movilizar a la ciudadanía contra el cambio climático.  

Todas ellas, como mujeres, como indígenas y como defensoras, se enfrentan a un desafío doble: la lucha pública para proteger su tierra y su identidad; y la lucha, a menudo invisible, para defender su derecho a manifestarse y participar dentro de sus comunidades.

Nuestro cuerpo es nuestro territorio, nuestro territorio es vida, y la vida no se vende”, afirmó con rotundidad Lily Calderón, coordinadora de la Escuela de Derechos Humanos de la Red Eclesial Panamazónica, quien incidió en que “muchas mujeres tienen que salir de su territorio porque están perseguidas por la violencia. El sistema jurídico es deficiente, lo que provoca que se agudice la vulneración de derechos de las mujeres indígenas”. 

Durante años la Amazonía se ha considerado una despensa inagotable: megaproyectos que desplazan a la población; concesiones madereras que aumentan la deforestación; la minería; los incendios forestales, el monocultivo… Millones de personas sufren a diario sus consecuencias: de manera directa los pueblos indígenas y resto de habitantes de la región Amazónica, pero también todas nosotras y nosotros por la importancia que la Amazonía, pulmón de la humanidad y proveedor de agua dulce global, tiene en la regulación del clima del planeta.

Solo en el año 2020, 237 personas fueron asesinadas por alzar su voz en defensa de la naturaleza. Muchas de estas defensoras son mujeres, mayoritariamente indígenas que, además de los asesinatos, sufren otras muchas formas de violencia. Son perseguidas, discriminadas, maltratadas y violentadas física y psicológicamente.

“Desde nuestro pueblo lenca nos defendemos de las agresiones que se están llevando a cabo. No somos invasores, sino pueblos ancestrales, pero vivimos situaciones terribles, que estamos sufriendo a través de la criminalización de nuestras compañeras”, afirmó la lideresa María Felicita López, Coordinadora de los derechos de las mujeres del Movimiento Independiente Indígena Lenca de La Paz, Honduras, una de las 100 mujeres latinoamerica más influyente según la revista Forbes y reciente galardonada con el Premio Europa de Derechos Humanos.  “18 mujeres indígenas se enfrentaron a procesos judiciales por defender el agua y la madre naturaleza. Es lamentable que las empresas extractivistas entren en nuestros territorios y que los estados también validen estas situaciones.”

Con el fin de reducir la impunidad ante la vulneración de derechos, en febrero de 2022 la Comisión Europea publicó su propuesta de Directiva Europea de Diligencia Debida en materia de Sostenibilidad Empresarial, que abre la puerta a la inclusión de obligaciones para que las empresas transnacionales respeten los derechos humanos y medioambientales allí donde operan.

Desde Entreculturas y Alboan, junto a 140 otras entidades españolas y europeas, reclamamos que esa diligencia debida empresarial incorpore la perspectiva de género. Para ello, pedimos que quienes nos representan en el Europarlamento incluyan las enmiendas necesarias para tal fin. 

“Se violan derechos humanos fundamentales. Y todo por servir a un modelo de desarrollo organizado desde arriba hacia abajo y que no tiene en consideración la vida local, incurriendo en la explotación y el saqueo de las comunidades locales, que muchas veces se ven obligadas a migrar a las ciudades para ser allí los nuevos esclavos. Las mujeres somos especialmente criminalizadas, por indígenas, activistas… y mujeres”, explicó Lily Calderón.

A través de sus testimonios, estas mujeres defensoras denuncian cómo nuestros modelos de producción y consumo globales no tienen en cuenta el cuidado de la naturaleza, del mismo modo que ignoran las contribuciones de las mujeres, poniendo en peligro la sostenibilidad de la vida en todo el planeta. Y denuncian también el vínculo que existe entre nuestros estilos de vida y la deforestación y violación de los derechos humanos en la Amazonía. 

Todas ellas reconocen que el camino no ha sido fácil, debido a las discriminaciones y estigmatizaciones que han enfrentado por y para ser mujeres lideresas. Hoy, junto con otras mujeres de su comunidad, están rompiendo con esos discursos injustos y desiguales, cargados de violencia y autoritarismo, y es ahora cuando se sienten con la capacidad de afirmar que “somos las mujeres quienes lideramos en el territorio”. Es momento de enseñar al mundo, como afirma María Felicita, que «el territorio es vida, y de él vivimos. Si no lo defendemos no tenemos vida«. 

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