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México: caminos de esperanza

“La mayoría de las personas que transitan por México son centroamericanas. En la mayoría de los casos, su sueño es llegar a Estados Unidos. Muchas de ellas vienen movidas por las violencias, con historias terribles: pérdida de familiares, falta de protección en sus países de origen y la búsqueda de mejores oportunidades”. Elizabeth Figueroa, Secretaria Técnica de la Red de Documentación de las Organizaciones Defensoras de Migrantes (REDODEM), resume en estas palabras una realidad que con los años se ha ido agravando: “Son personas que abandonan sus países por el deseo de protegerse y la esperanza de reunirse con sus familiares”, explica. Según el Instituto Nacional de Migración Mexicano, en 2019, el flujo migratorio en México ha aumentado un 200% respecto a 2018, registrando la cifra de más de 460.000 personas migrantes.

Numerosas organizaciones sociales prestan ayuda humanitaria a las personas que transitan por México y muchas de ellas llevan años colaborando para documentar la situación de los y las migrantes y defender sus derechos. La Red de Documentación de las Organizaciones mexicanas Defensoras de Migrantes (REDODEM) está compuesta por el Servicio Jesuita a Migrantes y otras 23 organizaciones. REDODEM ha presentado en 2019 el informe “Procesos Migratorios en México. Nuevos Rostros, Mismas Dinámicas”, que analiza y visibiliza la diversidad de personas y flujos migratorios en México en 2018, a la vez que denuncia la respuesta de las políticas públicas, centradas en frenar los flujos y con consecuencias muy negativas para los Derechos Humanos. 

Entreculturas trabaja con la REDODEM desde hace una década, apoyando el trabajo del Servicio Jesuita a Migrantes, responsable de la secretaría técnica de la Red.

El informe REDODEM recoge un análisis sociodemográfico de las personas en movilidad que acudieron en 2018 a los diferentes albergues, casas, estancias, comedores y organizaciones de la Red, distribuidos en 13 Estados de la República mexicana. Así mismo, da a conocer las múltiples agresiones que sufren las personas migrantes a consecuencia de las políticas migratorias implementadas por los Estados, especialmente el de México.

Javier Cortegoso, coordinador de la Red Jesuita con Migrantes en Latinoamérica y el Caribe (RJM LAC), explica que “actualmente, uno de los flujos migratorios más importantes de América Latina es el que proviene del Triángulo Norte (Guatemala, El Salvador y, sobre todo, Honduras) hacia Estados Unidos, atravesando México. Cada vez más, vemos que México se convierte en país de destino, ya sea por necesidades de protección internacional o por las políticas de externalización de fronteras de Estados Unidos”. 

La situación migratoria en la región se ve agravada por la presión de la Administración estadounidense, que está llevando a que México y los países del triángulo norte centroamericano endurezcan sus políticas migratorias para frenar la movilidad humana. Como explica el informe, las políticas de control de fronteras no garantizan la seguridad de las personas en movilidad, sino que alientan la migración irregular y el desarrollo de los negocios de tráfico de personas.

Elizabeth Figueroa menciona que “se realizaron más de 35.000 entrevistas en los albergues que forman parte de la Red. Cada casa u organización cuenta con un  sistema de registro y una plataforma en línea con un cuestionario para entrevistar a cada persona migrante atendida”. Elizabeth menciona el reto que ha supuesto sistematizar datos recabados por más de 150 voluntarios de la Red. También resalta la dificultad de sistematizar en un informe historias de vida diversas y complejas. 

Con motivo del Día de las Personas Migrantes (18 de diciembre), Entreculturas quiere difundir y denunciar las situación en el corredor migratorio centroamericano. Para ello publicamos un documento resumen, basado en este informe 2018 para su difusión en el ámbito europeo. A través de este informe resaltamos los esfuerzos por visibilizar el estancamiento en las políticas migratorias y la criminalización de las personas migrantes por parte del gobierno mexicano saliente en 2018, y  que se agudiza con la aparición del fenómeno de las “caravanas migrantes”.

Ante esta situación política, Elizabeth Figueroa afirma que “a final de año lo que estamos observando, y después de los acuerdos entre los gobiernos de México y el gobierno de Estados Unidos, es que vemos cada vez más complicada la situación de las personas que están solicitando refugio en México. Y, por otro lado, las personas que solicitaron asilo en Estados Unidos las están regresando a los estados fronterizos y estados del sur de México. Nos preguntamos qué más podemos hacer con políticas tan contradictorias al respeto de los derechos humanos, con personas que están padeciendo condiciones infrahumanas”. 

Algunos de los datos que mejor reflejan la realidad de las personas migrantes están resumidos y expuestos de primera mano en este último informe de REDODEM. En cuanto al perfil de personas registrado durante el 2018 fue mayoritariamente masculino: 91,7 %. Se registró únicamente un 8,1 % de mujeres y un 0,1 % de personas trans.

“Las mujeres son claramente minoritarias en el flujo, menos del 10%, y hay una razón para ello. Aunque están sometidas muchas veces a mayores violencias y desamparo en sus países de origen que los varones, el tránsito por México, que es peligroso para todos, lo es particularmente para las mujeres. Están mucho más expuestas a robos, extorsión  y sobre todo violencia sexual”, nos explica Alejandro Mendizábal, responsable de los proyectos de Entreculturas en México. “Por eso, a pesar de que numéricamente sean menos, su especial vulnerabilidad hace urgentes respuestas específicas de protección tanto del Estado Mexicano, como de las organizaciones de la sociedad civil empeñadas en la defensa de los derechos de las migrantes”.

Los niños, niñas y adolescentes son una parte de la población altamente expuesta a sufrir delitos y agresiones por parte, no solo de agentes privados y organizaciones criminales, sino también de agentes estatales. Así, entre los 16 y los 18 años se registraron 282 víctimas de delitos/agresiones, 24 de ellos menores de 15 años, y de estos últimos, 8 eran menores de cinco años. 

Pero, sin duda, lo que resulta más alarmante de este fenómeno es el crecimiento del crimen organizado a lo largo del territorio mexicano, que hace el camino de las personas migrantes mucho más peligroso, convirtiéndose en víctimas de persecuciones, tráfico de personas, incluso, son obligadas a vincularse al narcotráfico y cualquier otro  tipo de violación de los derechos humanos.  

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