Debido a su ubicación geográfica, Marruecos es país de emigración, de inmigración y también forma parte importante del corredor migratorio africano hacia Europa. Aunque no se dispone de estadísticas oficiales, las ONG calculan que entre 40.000 y 70.000 personas migrantes transitan anualmente por el país. La llamada Frontera Sur (España-Marruecos) es una de las fronteras más desiguales y letales del mundo. La mayoría de personas y familias migrantes en Marruecos, que se encuentran en tránsito hacia Europa, carecen de recursos y viven en condiciones precarias.
En diciembre de 2020, la Delegación Diocesana de Migraciones (DDM) y Entreculturas dimos un paso importante para responder a la crisis migratoria crónica de la Frontera Sur: pusimos en marcha, con el apoyo de la Unión Europea, un Programa, de 3 años de duración que busca asistir y proteger a la población migrante y refugiada en situación de mayor vulnerabilidad en la costa norte de Marruecos. El proyecto pretende facilitar el acceso de las personas migrantes, específicamente de las más vulnerables, a servicios básicos de calidad a través del fortalecimiento de los servicios disponibles y de las capacidades de las instituciones públicas y de las organizaciones de la sociedad civil. Alrededor de 15.000 personas migrantes participarán en el proyecto que se implementa en los 4 enclaves donde opera nuestra organización socia: Tánger, Tetuán, Nador y Alhucemas y en Rabat, a través de una de las organizaciones socias que forman parte del consorcio: el Colectivo de Comunidades Subsaharianas en Marruecos.
“El primer año de implementación ha posibilitado el fortalecimiento institucional de la DDM, impulsando el proceso de articulación del trabajo de las diferentes sedes de la DDM (Tánger, Tetuán, Nador, Alhucemas) que nos está permitiendo ofrecer un servicio de mayor calidad a las personas migrantes”. Claudia Astorqui, asistente técnico de proyectos- DDM Nador.
Un año después del arranque del proyecto, hemos acompañado, asistido y protegido a 6.410 personas migrantes, la mayoría de ellas en tránsito. Para poder lograrlo hemos puesto en marcha varias estrategias de intervención:
- Acompañamiento y asistencia médica.
- Acompañamiento social y distribución de bienes de primera necesidad.
- Acompañamiento administrativo-jurídico, específicamente de los casos de asilo y de aquellas personas que solicitan el programa de retorno voluntaria.
- Acompañamiento psicosocial.
- Espacios seguros de acogida para las migrantes en situación de mayor vulnerabilidad (mujeres embarazadas, niños y niñas).
“La estrategia puesta en marcha con los líderes y lideresas comunitarios, en marco de la intervención con el equipo psicosocial, nos permite dar una respuesta adecuada a las necesidades de las comunidades migrantes y tener un mayor conocimiento del contexto de intervención. Joël Kanga Yanga, agente psicosocial en terreno- DDM Nador.
En las áreas de intervención del proyecto, la población migrante, en su mayoría subsahariana, se dispersa discretamente en las ciudades y en los bosques de los alrededores, invisilizándose para no ser detenida. Con el objeto de evitar la sedentarización de las personas en las grandes ciudades como Tánger, Tetuán, Nador o Alhucemas, son recurrentes las detenciones en los momentos en los que hacen mendicidad, que es una de las principales fuentes de ingresos de las personas que se desplazan por el territorio.
En general, la población migrante es un colectivo que sufre marginación y exclusión en Marruecos, aunque su vulnerabilidad se agrava cuando se trata de mujeres y menores. De las más de 6.000 personas atendidas por DDM y Entreculturas, un 50% fueron mujeres y menores de edad. Durante la fase de identificación, señalamos que las mujeres y los menores se enfrentan a un mayor número de violencias en su proceso migratorio en el tránsito y en Marruecos, por lo que nuestra intervención a lo largo de este año ha priorizado la atención a mujeres y menores y su acceso a los servicios básicos, como albergues específicos para garantizar su seguridad, seguimiento de embarazos, espacios de escucha e intercambio o distribución de kits de higiene y alimentación diferenciados.
Aunque a través de este proyecto hemos llevado a cabo sensibilizaciones y sesiones informativas, en la Frontera Sur las personas solicitantes de asilo, refugiadas, desplazadas y migrantes carecen, a menudo, de información sobre sus derechos y sobre los recursos y servicios disponibles. Por eso, en el marco del proyecto, hemos puesto en marcha la aplicación RefAid (Refugee Aid App).
RefAid es una herramienta consolidada en varios países europeos y utilizada por más de 400 ONG en el mundo que quiere contribuir a mejorar la situación de especial vulnerabilidad y exclusión sufrida por la población en tránsito. La App, que está activa en España y en Marruecos, España y en Marruecos, ha permitido a las organizaciones humanitarias de ambas zonas publicar sus servicios y actualizarlos en tiempo real en dicha plataforma facilitando el acceso a la información y a la red de servicios humanitarios disponibles (alimentos, atención médica, refugio, etc.).
La covid-19 ha dificultado la intervención
En este primer año de intervención, los retos han sido grandes. A las dificultades inherentes al contexto, por tratarse de una población en movilidad y por la volatilidad de las rutas y los flujos, se ha añadido la crisis sanitaria de la Covid-19. La pandemia ha supuesto una gran limitación de los equipos para acceder a los bosques, restricciones de movilidad, cierre de fronteras y un aumento de la precariedad para las personas migrantes. Además, los equipos de la DDM han constatado un deterioro del estado de salud de las personas migrantes: lesiones por violencia en zonas fronterizas o ataques en barrios, así como un recrudecimiento de la sarna y la tuberculosis.
“La estancia de las personas migrantes en los campamentos varía mucho; algunas permanecen varios meses o incluso años. Están confinadas en campamentos en los bosques de los alrededores de Nador, no se atreven a entrar en la ciudad por temor a ser detenidas. Los arrestos y detenciones son sistemáticas y muchas de ellas son expulsadas al desierto, al sur del país; lo que obliga a las personas migrantes a esconderse y moverse por las zonas más recónditas e inaccesibles, aumentando su vulnerabilidad”, explica Mariana Morales, Coordinadora del proyecto en el terreno.
A pesar de la gran afluencia de personas migrantes en la zona y los números desafíos, desde Entreculturas y la DDM seguimos trabajando, con el apoyo de la Unión Europea en Marruecos, para poder acompañar a las personas migrantes que se encuentran en el país y que, esperanzadas, han emprendido este difícil viaje en busca de nuevas oportunidades.