Sara es religiosa de las Hermanas del Ángel de la Guarda, tiene 41 años y desde hace cinco años fue destinada a continuar su misión como docente en el colegio Santo Ángel de la Guarda de Gijón. Desde allí ha podido apoyar y desarrollar muchas actividades con jóvenes, con el apoyo de Entreculturas y desde la Red Solidaria de Jóvenes.
La pandemia sorprendió al mundo entero a las pocas semanas de celebrar un Encuentro Global a principios de 2020. ¿Te llevó a alguna reflexión esta emergencia global relacionándola con el tema trabajado en el Encuentro?
Sí, el Encuentro Global ayudó mucho a que a los jóvenes se les abriera la mirada con horizontes nuevos y pusieron rostro a situaciones y culturas concretas. Se sintieron protagonistas dándoles la palabra. Cuando vino esta pandemia, pensaba yo, que qué suerte que hubieran podido tener una “experiencia global” para poder tener una “mirada global” sobre todo lo que estaba aconteciendo.
¿Cuál crees que es tu mayor reto en medio de este contexto de pandemia?
Seguir despertando la conciencia del bien común y la importancia de la corresponsabilidad y el compromiso personal, tanto en la sociedad como en todo lo que uno emprende. Con esta situación estamos viendo claramente que mi acción repercute en los demás (ponerme la mascarilla o no, respetar distancias o no, etc.).
¿Qué supone llevar el mensaje de una educación para una ciudadanía global en este momento?
El reto es que puedan aprender -y que sepamos enseñar- a mirar más allá de la propia realidad; que nuestros chavales puedan tener una mirada capaz de trascender más allá de lo propio. Que puedan aprovechar esa interconexión que tienen para ser personas de bien. Y ayudarles a que crean en ellas y ellos mismos y en sus dones y posibilidades. Sus actos pueden cambiar realidades, situaciones.
¿De qué manera os estáis organizando para continuar vuestro trabajo en el RSJ, sabiendo que las dinámicas han cambiado?
El grupo que tenemos en el colegio se reúne online. Están contentos y ven la necesidad y el deseo de ayudar. Todo de manera adaptada a las circunstancias, pero es momento de poner creatividad.
¿Qué mensaje le daría tanto a los profesores y profesoras como al alumnado joven que viven este proceso con incertidumbre?
Ciertamente no es un momento fácil ni amable, pero sí es un momento posibilitador, y eso tenemos que aprovecharlo. Estamos invitados a preguntarnos “¿para mí es tiempo de qué?” Y… “sé lo que no puedo hacer, pero, ¿qué puedo hacer con lo que tengo, con lo que tenemos en este momento?”.