Por cuarto año consecutivo Sudán del Sur está experimentando graves inundaciones. Estas últimas semanas la región de Maban -donde trabajan nuestros compañeros y compañeras del Servicio Jesuita a Refugiados (JRS)- se ha visto afectada por tres oleadas sucesivas de inundaciones, que han causado una destrucción generalizada y han provocado el desplazamiento de centenares de personas, población refugiada entre ellas.
En algunas partes de Mabán el nivel del agua ha subido más de dos metros. La mayoría de las casas están construidas con madera, paja y láminas de plástico, por lo que numerosas viviendas han sido directamente destruidas o dañadas. Por su parte, las que se han mantenido en pie cuentan con importantes destrozos tanto en el mobiliario como en los generadores de energía, única fuente de energía para la mayoría de las personas en esta región.
Además de las viviendas, las inundaciones han destruido o dañado gravemente las carreteras y puentes, las instalaciones de agua, saneamiento e higiene y también ha afectado a los centros de salud, escuelas, mercados y medios de subsistencia, cuya actividad se ha visto interrumpida.
Para una población que depende en gran medida de ayuda humanitaria, las inundaciones están dejando a la población en una situación de mayor vulnerabilidad. Puesto que se espera que la temporada de lluvias perdure hasta principios de noviembre, el riesgo de nuevas inundaciones sigue siendo alto y, con ello, el riesgo de agravar aún más una situación humanitaria ya crítica.
Consecuencias de las inundaciones
Las inundaciones han traído consigo el aumento de los precios de los alimentos básicos, artículos no alimentarios y combustibles. La inseguridad alimentaria y el acceso limitado a los mercados provocado por la destrucción de cultivos, así como la imposibilidad de utilizar las carreteras principales para acceder a los mercados en otras áreas hacen que los alimentos se consigan cada vez a un precio más elevado.
Las escuelas situadas en zonas bajas también se han visto afectadas, ya que el acceso se ve obstaculizado por el estancamiento del agua, mientras que los colegios situados en las zonas altas han servido de refugio para las familias que se han quedado sin hogar. Aunque ha habido daños en el material escolar, las infraestructuras educativas han sufrido daños mínimos.
Mabán no cuenta con infraestructura de alcantarillado, por lo tanto, cuando el nivel del agua es elevado las letrinas se inundan y su contenido se esparce por todas partes. Las inundaciones conllevan una mayor prevalencia de enfermedades transmitidas por el agua y riesgos asociados para la salud pública. A esto se añade que el acceso a la atención médica es limitado y el personal médico está físicamente aislado de la mayoría de la población necesitada.
Ante la magnitud y el impacto de las inundaciones y las pérdidas de vida, de hogares y de medios de vida, es inevitable que la población se vea duramente afectada a nivel psicológico y emocional.
Nuestros compañeros y compañeras de JRS Sudán del Sur en Mabán están analizando y atendiendo las necesidades más urgentes de la población, distribuyendo artículos básicos de socorro, kits de dignidad (materiales de higiene, incluidos artículos relacionados con la higiene menstrual) y alimentos básicos para las familias más afectadas.
Desde Entreculturas estamos en permanente contacto con la oficina nacional de JRS Sudán del Sur, y junto con la Red Xavier, estamos dando seguimiento cercano a la situación y coordinando la movilización de recursos para proporcionar a JRS el apoyo necesario para la respuesta de emergencia