Tras el fin del programa “Hacia un mundo digital y sostenible”, en marzo de este año, fruto de la alianza entre Entreculturas y Accenture, en los meses subsiguientes nos hemos sumergido en un proceso muy enriquecedor de evaluación. Esta etapa evaluativa no solo nos ha proporcionado grandes aprendizajes, sino que también sienta las bases para la elaboración de un Plan de Mejora que nos permitirá adaptar nuestra intervención en el actual programa en marcha.
En el contexto actual de la cooperación entre empresas y organizaciones no gubernamentales (ONGs), el proceso de evaluación se ha convertido en un componente esencial para asegurar la efectividad y sostenibilidad de los programas financiados. Este enfoque permite a las ONGs no solo medir el impacto de sus intervenciones, sino también mejorar continuamente sus prácticas y maximizar el uso de los recursos. Al integrar la evaluación desde el inicio de los proyectos, se pueden identificar rápidamente las áreas de mejora y ajustar las estrategias en tiempo real.
La colaboración entre empresas y ONGs a menudo se basa en la búsqueda de generar un impacto social positivo, y el proceso de evaluación juega un papel crucial en esta dinámica. En este contexto, la evaluación facilita el aprendizaje compartido entre ONGs y empresas, permitiendo que las lecciones aprendidas se traduzcan en mejores prácticas y en el diseño de futuras iniciativas. En definitiva, un proceso de evaluación bien implementado no solo beneficia a las organizaciones involucradas, sino que también contribuye al desarrollo sostenible de las comunidades que se esfuerzan por mejorar. En un panorama donde la rendición de cuentas y la efectividad son cada vez más valoradas, la evaluación se erige como un pilar fundamental para el éxito de estas colaboraciones.
