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Infancia en Emergencia

“Nuestro equipo está atendiendo a niños y niñas. Es el primer día después del desastre que ha dejado el terremoto en Siria y Turquía. Hemos atendido cerca de treinta niños que estaban en el exterior, frente a sus casas, debido al terremoto que ha devastado Alepo.” 

Las guerras, la violencia, la pobreza y las catástrofes naturales (como el reciente terremoto de Siria y Turquía, ocurrido a 34 km al oeste de la ciudad de Gaziantep en Turquía, uno de los más mortíferos desde 1939 en la ciudad de Eriza; y a su vez el terremoto más mortífero que ha afectado a Siria desde el ocurrido en Alepo en 1822), son algunos de los hechos que marcan a la infancia a través de los tiempos, trayendo consigo consecuencias muy graves, desde lo físico hasta lo emocional, minando también su posibilidad de acceder a la educación y construir su futuro

Desde el primer momento, desde Entreculturas y Alboan, junto al Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) en Siria, específicamente en la ciudad de Alepo, activamos el protocolo de atención inmediata a las personas afectadas por este terremoto, especialmente a aquellos niños y niñas que se han quedado sin familia o estaban a la espera de saber de ellos. “Hoy estamos aquí para ayudar a los niños y niñas que estaban bajo la lluvia y el frío, sin paraguas, sin ropa que los abrigara, que les causa enfermedades”, explicaba la Doctora Yara Iskaf.

“Nos preocupa mucho la situación en la frontera de los dos países afectados por el terremoto porque la infraestructura en el lugar antes del terremoto ya era muy precaria debido a los efectos de la guerra, en la parte siria, y a la escasa financiación, en la parte turca”, explica  Asunción Taboada, Responsable de Acción Humanitaria de Entreculturas. “Nos preocupa la situación de la población, por la vulnerabilidad que se vive en estas zonas; es una población con una densidad de personas refugiadas muy elevada”.  

Tras las primeras semanas y la puesta en marcha de nuestra primera respuesta de emergencia, continuamos trabajando sin descanso para atender a las personas afectadas más vulnerables, como son los niños y niñas y sus familias, especialmente en Alepo, a través de un plan de emergencia que está prestando ayuda de primera necesidad a 43.000 personas y que durará 6 meses.

“Estamos respondiendo a esta crisis junto a JRS, que lleva trabajando en esta zona cerca de diez años. Estamos creando una respuesta que sea sostenible a largo plazo”, comenta nuestra compañera Asunción.

Entre las líneas de acción que estamos llevando a cabo están: la alimentación urgente para 11.500 familias que lo han perdido todo en Alepo y 2.000 familias desplazadas a causa del terremoto en la ciudad de Homs y 500 en la ciudad de Damasco;la distribución de ropa de abrigo los primeros días tras el terremoto, ya que estábamos en el momento más duro del invierno en Siria, llegando a temperaturas bajo cero; y, por último apoyo psicológico para afrontar la angustia y el trauma causado por el terremoto.

“En Alepo, el JRS ya trabajaba con los niños y niñas más vulnerables, sobre todo en proyectos de educación y de salud. Con el paso del terremoto la situación se ha vuelto mucho más precaria, la gente está durmiendo en las calles; hace mucho frío, puesto que es la época más fría en Siria; hay escasez de comida y carburantes que la gente usa para su sistema de calefacción”, agrega Alistair Davies, consultor de Entreculturas en Siria.

En la actualidad más de 400 millones de niños y niñas se encuentran afectados por conflictos y más de 37 millones se han visto obligados a abandonar su hogar para salvar sus vidas. Entre ellos más de 10 millones de niñas y niños ucranianos, cerca de 7 millones que siguen dentro del país y más 3 millones que han huido, han visto su educación y su futuro severamente amenazados como consecuencia de la guerra.

“Nuestra propuesta en torno a la guerra de Ucrania es atender y acompañar a 73.000  personas en un periodo de tres años con diferentes acciones y diferentes objetivos”, comenta Pablo Funes, Coordinador del Área de Cooperación Internacional de Entreculturas. “Lo hemos organizado de acuerdo con los cuatro verbos con los que el Papa nos invitaba a actuar en el trabajo con las personas refugiadas: dar la bienvenida, que incluye escuchar y entender los problemas de los demás; proteger y hacer cumplir los derechos que tienen; promover, dignificando la vida de los demás con herramientas como la educación; e integrar”, afirma Funes. 

“Esta experiencia (la guerra) es un gran shock emocional para los adultos, pero especialmente para los niños”, nos explica  Martyna, refugiada ucraniana que, en plena baja de maternidad, un mes después del inicio de la guerra, se vio obligada a huir de Ucrania y cruzó a Rumanía junto a su madre y su hermana para proteger a su hijo.

Desde el inicio del conflicto armado en Ucrania, Entreculturas y Alboan, junto al JRS y otras obras de la Compañía de Jesús en Europa, hemos dado una respuesta coordinada que ha permitido acompañar a 56.042 personas que huían de la violencia a través de 82.111 actividades de asistencia a corto y medio plazo. Acciones de acogida desplegadas en distintos puntos geográficos que han abarcado desde la ayuda de emergencia, el refugio o el apoyo psicológico, hasta la educación o la integración.

La acogida es el primer objetivo estratégico de nuestra propuesta a largo plazo “One Proposal” que, durante su primer año de implementación, orientó el 60% de los fondos recaudados a ofrecer refugio y ayuda de emergencia a corto plazo a personas como Marthyna. La protección es el segundo objetivo estratégico, que aglutina ayudas a medio plazo en áreas como el apoyo psicológico, la salud, la educación o el alojamiento, actividades que han supuesto el 30% del programa. El 10% restante se ha dividido entre los objetivos de “Integrar” y “Promover”, que tienen como fin proporcionar apoyo a largo plazo a través de actividades de empleo, concienciación e integración. 

Un ejemplo son las ‘aulas amigables’, una iniciativa que busca que la infancia refugiada ucraniana acogida en los países vecinos siga teniendo acceso a la educación y a espacios de ocio. “Es esencial que los niños y las niñas refugiados tengan un espacio seguro donde puedan, no solamente retomar sus estudios, sino también volver a relacionarse con otros niños y, en definitiva, ir dando algo más de normalidad a sus vidas”, señala Pablo Funes.

Tanto la guerra en Ucrania como en Siria y el reciente terremoto, se suman a otros contextos de emergencias y de «crisis olvidadas» en los que, desde Entreculturas, seguimos trabajando para ofrecer soluciones y acompañar a la población afectada, como es el caso de R. D. del Congo, Colombia o Líbano. Países en los que, el pasado año, atendimos a miles de niñas y niños refugiados y desplazados ofreciéndoles espacios de protección y de prevención, material escolar y apoyo financiero para garantizar sus derechos lejos de la violencia y la huida. 

Continuamos trabajando para acompañar y ofrecer oportunidades a quienes más sufren en estos contextos de violencia y dolor. Queremos seguir abriendo caminos de esperanza y de vida para construir un futuro mejor y más justo.

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