Un grupo de 25 jóvenes de entre 18 y 21 años que han sido menores extranjeros no acompañados (MENAs) y tras cumplir los 18 años se han quedado en situación de exclusión social están siendo atendidos, acompañados, asesorados y formados para poder reubicarse laboralmente. Esta experiencia de acogida y promoción social que está teniendo lugar en el pueblo cordobés de Pedro Abad ha sido promovida por la Asociación Voluntarios por otro Mundo junto con la Fundación SAFA y las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús.
Desde Entreculturas hemos querido formar parte de la experiencia a través de un taller denominado “La ciudadanía global para el empoderamiento personal”. Con este taller se pretende acercar a los chicos al concepto de ciudadanía global señalando la importancia del cuidado personal a través de la gestión de las emociones, la motivación para fortalecer las habilidades sociales y de diálogo y el encuentro con las necesidades del mundo y las posibilidades de contribuir a subsanarlas.
Al taller han asistido siete jóvenes procedentes de Marruecos y Argelia. «Al principio algo tímidos y desconfiados», nos cuenta nuestra compañera Teresa Castro, «algunos de ellos esperaban antes de la hora ya sentados en la silla. Partimos de preguntas tan esenciales como: ¿qué es lo que me gusta de mí? A través de un dibujo de la palma de sus manos, cada uno escribe lo que le parece. Algunos lo tienen muy claro, otros en cambio le dan vueltas al folio sin poder delinear un trazo. Es difícil encontrar las virtudes propias y poder expresarlas, lo mismo pasa con los logros. Sabemos que no es una actividad sencilla de expresar por lo que la dejamos que se vaya elaborando a lo largo del taller.»
El trabajo en equipo fue el siguiente paso. El encuentro con los iguales, el reparto de roles dentro del grupo y la coordinación en equipo de estrategias para resolver retos comunes fueron objetivos que se fueron cumpliendo a lo largo del taller. ¿Cómo organizar mis habilidades con las del otro para conseguir un objetivo común? «La consigna es clave, Juntos somos más fuertes», continúa Teresa. «Se dan algunos momentos de tensión grupal que nos sirven para explicar la importancia de la gestión sana de los conflictos y la empatía. Se consigue encontrar el punto de equilibrio grupal para resolver las dinámicas, llegan los juegos de confianza. Dejarse caer en los compañeros no es para todos igual de fácil. Una de las normas es llevar los ojos vendados. Hay que dejarse guiar por el compañero y para ello es importante recordar la empatía y la importancia del equipo. Entre risas y carreras se van sucediendo las dinámicas grupales y las virtudes y habilidades personales van surgiendo a medida que avanza el taller. También afloran las principales dificultades en la convivencia, nada que no se pueda solucionar parando y dialogando. Se nota el gran trabajo que los jóvenes están haciendo en el centro donde conviven.»
Como punto final al taller, analizamos lo que les preocupa del mundo y vimos de qué forma cada uno puede contribuir a mejorar la gran comunidad en la que vivimos. Nació la importancia de la ciudadanía global. Problemáticas como el sufrimiento infantil, la situación del COVID- 19, la contaminación y falta de cuidados al planeta o la nostalgia del lugar de origen colorean las hojas de papel en blanco con temperas, ceras de colores, frases escritas… Cada uno buscó su manera de actuar socialmente frente a sus preocupaciones globales y se expuso en grupo. De nuevo surgió la importancia del autoconocimiento y el trabajo en equipo.
¿Qué necesito del mundo y qué le ofrezco yo al mundo? Son preguntas complejas para una sesión, pero movilizaron preguntas y propuestas en los jóvenes.
«El cierre fue cálido y sonriente», recuerda Teresa. «Los chicos han tenido un rato para la autoindagación, el trabajo en equipo y la proyección en el mundo. Algunos incluso se quedan después del taller terminando sus dibujos.»
Y es que tienen el sueño y las ganas de encontrar trabajo y comenzar una vida más fácil en España que la que tenían en sus países de origen. Están llenos de potencialidades, creatividad y ganas. Son jóvenes y capaces, con esa chispa de ilusión en la mirada que te genera llegar a un país nuevo. Lo que nos llevamos de esta toma de contacto con ellos es una certeza: la capacidad que tienen los jóvenes de generar propuestas, su ilusión, su conexión y empatía con las problemáticas globales y sobre todo su potencialidad para cambiar el mundo.