Hoy celebramos el Día Internacional del Juego, una fecha que nos recuerda que jugar no es un lujo ni un simple pasatiempo: es un derecho fundamental de la infancia. Desde la Fundación Amoverse y Entreculturas, alzamos la voz para reivindicar el derecho al juego como un elemento esencial en el desarrollo emocional, social y cognitivo de niñas, niños y adolescentes.
El juego: mucho más que ocio
Jugar es una necesidad vital. Es la forma natural en la que los niños, niñas y adolescentes aprenden, imaginan, procesan lo que viven y se relacionan con el mundo que les rodea. A través del juego se construyen vínculos, se fortalecen habilidades y se desarrolla la identidad.
Además, el juego es también una vía de expresión: un lenguaje sin palabras que permite a la infancia canalizar emociones, representar conflictos, elaborar experiencias difíciles o simplemente disfrutar del presente. Cada escena inventada encierra un mensaje profundo, y por eso, respetar y proteger ese espacio lúdico es también una forma de cuidar.
Desde Amoverse y Entreculturas, defendemos este derecho a diario en nuestros espacios de intervención. Y lo hacemos convencidas de que cada momento de juego es también una oportunidad para la reparación, la creación y el aprendizaje.
El acompañamiento marca la diferencia
El juego no necesita grandes recursos. A veces, lo más valioso no es el juguete, sino la presencia atenta de la persona adulta. Así lo relata Andrea González, Coordinadora del Área de Intervención de la Fundación Amoverse, en su artículo “A fuego lento: el arte de acompañar el juego”, donde recuerda cómo una cocinita de juguete no fue el inicio, sino la continuación de un mundo ya creado por los niños y niñas con cucharas invisibles y menús de papel.
“Jugar no es un entretenimiento: es un lenguaje íntimo, un refugio, una manera de entender y transformar el mundo”, afirma Andrea. Y añade: “Acompañar no es invadir. Mirar no es controlar. Jugar no es perder el tiempo”.
En muchas ocasiones, el simple hecho de estar, sin intervenir, tiene un impacto enorme. Hay niños y niñas que necesitan primero comprobar que no serán juzgados, corregidos o ignorados, antes de lanzarse a jugar. Por eso, el rol adulto es tan determinante: la infancia necesita adultos que acompañen sin prisa, sin dirigir y con total respeto.
Seis claves para acompañar el juego desde lo cotidiano
Desde Amoverse y Entreculturas compartimos seis claves fundamentales para las personas adultas que acompañan el juego —madres, padres, educadores, educadoras, monitores, monitoras y personas cuidadoras— que pueden marcar la diferencia desde lo cotidiano:
- Ofrecer tiempo sin prisa: lo más valioso no son los juguetes, sino tu presencia disponible.
- No lo dirijas, acompáñalo: el juego no necesita ser útil, necesita ser libre.
- Valida lo que sucede en el juego: incluso lo que parece trivial encierra un significado importante.
- Sigue su ritmo, no el tuyo: los adultos funcionamos con metas, pero el juego necesita tiempos abiertos.
- Cuida el entorno emocional y físico: la seguridad es el terreno donde el juego florece.
- Sé una presencia atenta y respetuosa: que sepan que estás sin sentirse controlados.
Estas claves nacen de una experiencia profunda en el trabajo socio educativo, y nos invitan a cambiar la mirada sobre el juego: de verlo como un pasatiempo, a reconocerlo como un territorio de vínculo, confianza y libertad.

“Soy Cometa”: nuestra campaña de sensibilización por el derecho al juego
Desde Amoverse y Entreculturas, impulsamos de forma conjunta la campaña de sensibilización “Soy Cometa”, una iniciativa que pone en el centro a la infancia y la adolescencia, y que defiende el derecho al juego como una expresión de libertad, aprendizaje y cuidado.
“Soy Cometa” nace para visibilizar cómo el juego es también una forma de habitar el mundo, de crear comunidad y de ser reconocidos como personas plenas, más allá de los resultados o las exigencias del mundo adulto. A través de esta campaña, ambas organizaciones generamos materiales, mensajes y acciones que invitan a toda la sociedad a proteger los espacios lúdicos, emocionales y seguros donde niñas y niños puedan ser protagonistas de sus propias historias.
Jugar es estar vivos
Cada 11 de junio, en el Día Internacional del Juego, así como cada día, renovamos nuestro compromiso con una infancia libre, visible y acompañada. Invitamos a toda la comunidad educativa, a las familias y a las instituciones a sumarse activamente a esta causa: defender el derecho al juego es defender el presente de la infancia.
Y si hoy una niña o un niño te invita a su mundo imaginario —a su restaurante, a su escondite, a su aventura con piedras mágicas—, haz una pausa. Siéntate bien. No te lleves la servilleta. Agradece el banquete invisible de su universo.
Porque cuando jugamos con ellas y ellos, no solo les acompañamos en su infancia: también nos reconciliamos con la nuestra.