Educar para la participación supone, desde nuestro punto de vista, educar para una ciudadanía capaz de construir otro mundo posible en el que creemos. Un reto así no se puede afrontar sin hacer algunos ajustes y algunos cambios profundos en el modelo educativo. En este cuaderno señalamos algunos de ellos, muchos de los cuales están poniéndose en práctica por personas pioneras, con una firme vocación educativa y un entusiasmo y dedicación admirable.