Paula y Samuel, dos de nuestros voluntarios del programa VOLPA, nos comparten su profundo y reflexivo viaje en Santa Cruz de la Sierra. Su experiencia como voluntariado de larga duración en la Asociación Mi Rancho ofrece una visión crítica sobre el asistencialismo y la cooperación consciente.
Nuestra Motivación y la Formación VOLPA
¡Hola! Somos Paula y Samuel, farmacéuticos oriundos de Huelva y Sevilla, respectivamente, y estamos haciendo un voluntariado en Mi Rancho, un hogar de acogida de menores en Bolivia.
Yo (Paula) conocí VOLPA gracias a otra formación de voluntariado que estuve haciendo el año antes de apuntarme, y me llamó la atención escuchar el testimonio de una chica que había sido VOLPA, así que decidí que quería empezar a formarme como voluntaria internacional al sentirme movida al escuchar la experiencia de la otra persona. Le conté la idea a Samuel y decidimos empezar juntos la formación.
El proceso de formación es un espacio seguro donde podíamos expresarnos sin ser juzgados, nos dio una visión descolonizadora y alejada del utilitarismo que tanto se echa en falta hoy en las típicas experiencias de “volunturismo”. Destacaríamos la forma en que te permite desarrollar un pensamiento crítico y reflexionar para qué decides hacer un voluntariado de larga duración, cómo descentrarse para poder poner en el centro al otro, y sobre todo, a tener claro que no tenemos la capacidad de cambiar la sociedad ni la cultura del enclave en el que vamos a estar por uno o dos años, pero que esta experiencia, sin embargo, nos puede convertir en una persona que tome decisiones más conscientes y se responsabilice socialmente en el contexto sociocultural al que pertenecemos, y es ahí donde podremos generar cambios.

Mi Destino: Asociación Mi Rancho en Bolivia
Fuimos destinadas a Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), a un proyecto llamado Asociación “Mi Rancho”, un hogar de acogida para niños, niñas y adolescentes den situación de calle. Hay chicos y chicas desde los 9 hasta los 23 años de edad, divididos por casas según sus edades, en las que se trabajan diferentes valores y objetivos acordes a la etapa que les corresponde. Aquí como personas voluntarias nos encargamos de gestionar la salud física y mental de los chicos, de hacer apoyo escolar y actividades lúdicas, algunas tareas administrativas y de ser un apoyo emocional para ellos y ellas.
Trabajo de Calle: Dar Voz a Quienes Están Silenciados
Por otra parte, realizamos trabajo de calle con niñas/os trabajadoras/es, familias y jóvenes que han hecho de la calle su espacio para pernoctar, socialización y supervivencia. El objetivo del mismo es darle voz a aquellos y aquellas que están más silenciadas por el sistema y viven en los márgenes de la sociedad, siempre desde una posición alejada del asistencialismo y la caridad.
A día de hoy Bolivia se encuentra entre los países más empobrecidos económicamente de América del Sur, políticamente muy dividida y con un fuerte movimiento sociocultural del pueblo indígena. Por una parte, cuando hacemos trabajo de calle encontramos situaciones de consumo desde edades muy tempranas, lo que se agrava con la falta de oportunidades y la falta de recursos por parte de las instituciones que se dedican a ello. También nos afecta de forma directa en nuestro trabajo, ya que cada vez hay más recortes en políticas sociales, y el encarecimiento de la vida diaria también afecta a la población con la que trabajamos.
Desde el privilegio que supone tener la oportunidad de vivir una experiencia como VOLPA, nuestra recomendación a todas las personas es que, si pueden permitírselo, comiencen la formación: es un espacio para desmontar esquemas mentales preconcebidos, disfrutar de una valiosa etapa de introspección, y gozar de vivir en una cultura distinta con el respeto, la cercanía y la empatía necesarias para construir la vida en comunidad, donde siempre se prioriza el bien colectivo sobre la perspectiva individual.



