En consonancia con los retos en educación expresados en el discurso del Padre General en JESEDU – Río 2017, las organizaciones EDUCSI, Fe y Alegría, Alboan y Entreculturas lanzamos en abril la I Edición del Curso de Innovación Educativa para el Aprendizaje y la Transformación Social. Se trata de una propuesta de formación -dirigida a equipos directivos y profesorado en activo de todos los niveles educativos- que busca promover la incorporación de la reflexión y la práctica de la innovación educativa en las instituciones, centros y aulas en las que trabajamos, con el fin de mejorar nuestra praxis misional de formar personas conscientes,competentes, compasivas y comprometidas.
En esta primera edición, el curso contó con la participación de 9 personas de centros educativos de la Compañía de Jesús en España y 12 de centros de Fe y Alegría en América Latina (Colombia, Ecuador y Guatemala).
A la finalización del curso, hemos entrevistado a Nazaret Granada. Nadie mejor que ella para contarnos la aplicación de la innovación educativa en las aulas del colegio Portaceli de Sevilla:
«Me llamo Nazaret y soy profesora en el Colegio Portaceli de Sevilla. En la actualidad, participo en el Curso de Innovación Educativa que han lanzado conjuntamente Entreculturas, Alboan, Fe y Alegría y EDUCSI. Este curso tiene como objetivo que las diferentes iniciativas educativas que, bajo el paraguas de la Compañía de Jesús, están apostando por la innovación puedan tener un punto de encuentro e intercambiar reflexiones y recursos.
En el caso del Portaceli, este año hemos puesto en marcha por primera vez un proyecto de innovación educativa en secundaria. La iniciativa responde a la necesidad de transformar nuestras dinámicas de enseñanza-aprendizaje -aún sostenidas por el método convencional- que tanta desmotivación han generado entre alumnos y profesores.
Lo primero que hicimos fue tirar muros y crear clases más amplias. Ahora, en lugar de tener 30 alumnos y 1 docente por clase, tenemos 50 y una docencia compartida entre tres profesores. Además de ampliar el espacio, eliminamos también la disposición tradicional de filas mirando a la pizarra y generamos grupos de trabajo cooperativo de entre cuatro y cinco alumnos. Ya no existen materias como Lengua y Matemáticas, sino que se han agrupado en ámbitos de aprendizaje. Realmente ha sido un cambio. Identificamos que los problemas surgían porque en secundaria los tutores pasan muy poco tiempo en clase. Surgían así muchos problemas en los cambios de clase o en los momentos en los que el profesor tenía que marcharse del aula. Ahora, al haber agrupado áreas de aprendizaje se ha producido la unión de los compañeros, se han disipado las diferencias, se han reducido los conflictos y los profesores están más motivados. Se ha generado un ambiente de trabajo donde hay más respeto, silencio y participación. Realmente ha sido muy positivo. En un mundo en constante cambio era necesario adaptar las dinámicas escolares a las condiciones de nuestro tiempo».