Gonzalo Huelin es voluntario del programa VOLPA y desarrolla su labor en Boa Vista, capital del estado de Roraima, en el norte de Brasil. Desde el Servicio Jesuita a Migrantes y Refugiados, acompaña a personas venezolanas en situación de movilidad que llegan a la ciudad en busca de estabilidad y nuevos horizontes. En este testimonio, Gonzalo relata su experiencia en el acompañamiento a personas migrantes y reflexiona sobre lo que significa vivir un voluntariado internacional desde el respeto, la implicación y el compromiso.
Acompañar a personas migrante
Soy Gonzalo y he sido destinado al Servicio Jesuita Migrante y Refugiado de Brasil, en la ciudad de Boa Vista, en Roraima, al norte del país. No es la ciudad que hace frontera con Venezuela, pero es prácticamente la más grande a la que llegan los venezolanos y venezolanas, ya que es la capital del estado. Aquí me han asignado a un proyecto que es una oficina de atención a la persona migrante, en la que hay distintos tipos de apoyo en su llegada: desde temas de documentación hasta medios de vida, como elaboración de currículum, cursos y talleres, tanto de emprendimiento como de formación en oficios. Además, atendemos temas más relacionados con la protección, como salud e higiene para mujeres en situación vulnerable; asesoramos sobre cómo acceder a ayudas económicas, a la salud, qué derechos tienen —tanto laborales como de justicia ordinaria— y sus derechos simplemente por el hecho de ser residentes en Brasil, porque las leyes cambian.
Es un contexto en el que hay mucha gente que vive en la calle, mucha gente empobrecida, migrantes que vienen desde Venezuela con muy pocos recursos económicos e, incluso, muchas veces de esferas sociales más vulnerables: con poco acceso a la educación, necesidad de ponerse a trabajar muy temprano, incluso personas muy jóvenes que tienen que dejar sus estudios para poder trabajar; mujeres en situación de alta vulnerabilidad, porque al final son ellas las que siempre cargan con una mochila doble: la suya y la de sus hijos.
Un voluntariado con sentido y sin preconceptos
Creo que más personas deberían hacer un voluntariado como VOLPA, porque es de los pocos proyectos que existen, e incluso diría que el único en España, que ofrece un voluntariado internacional de forma correcta: con respeto hacia la cultura a la que vas, sin ningún tipo de preconcepto hacia el lugar o la población con la que vas a convivir. Desde un punto en el que te quitas los prejuicios y no lo vives como un viaje de tres meses de inmersión cultural, sino como un voluntariado en el que de verdad te estás acoplando y siendo parte, de una forma sana y correcta, de otra cultura y de otras personas.