“Haití es conocido como la primera república negra independiente bilingüe, que conserva sus raíces afrodescendientes con una identidad muy fuerte, y es allí donde trabajamos, promoviendo una educación de calidad que permita ejercer el derecho a la educación, pero que también construya una ciudadanía comprometida que reivindique sus derechos y defienda la justicia social”, afirma nuestra compañera Alicia López Fariña, expatriada de Entreculturas en Haití.
Cuando el país más empobrecido del continente americano y el hemisferio occidental es arrasado por un demoledor terremoto, no solo queda levantarse para reconstruir su dignidad: es necesario sentar las bases de un futuro que se fortalezca con el tiempo y que brinde muchas más oportunidades a las nuevas generaciones, para las que se complica en muchas ocasiones la posibilidad de estudiar.
Los haitianos y haitianas se levantan cada día, con sus pocos recursos y la fuerza que les caracteriza, para seguir construyendo su futuro y exigir que las cosas cambien; quieren trabajar, quieren poder conseguir alimentos en los mercados y quieren que sus hijos e hijas vayan al colegio, porque saben que es la única manera de poder enfrentar cualquier adversidad, incluso las que les presenta la naturaleza.
Después de 9 años del terremoto que arrasó con Haití y a tres años del huracán Matthew desde Foi et Joie (Fe y Alegría) Haití y Entreculturas trabajamos conjuntamente para acortar la brecha que coloca a cerca de un 50% de niños y niñas haitianas, en edad de escolarización, fuera de las aulas de clase, y a uno de cada dos haitianos y haitianas de 15 años o más sin alfabetizar, según el último informe (2018) de la ONU. Estas cifras resultan paradójicas si tenemos en cuenta que Haití fue pionero en la región en la promulgación de una Ley de Educación Obligatoria.
En 2018 la crisis social y política en Haití se agudizó y la población salió a las calles para exigir sus derechos ante unas medidas de gobierno que poco han aliviado las necesidades de su gente. Las manifestaciones se fueron tornando cada vez más violentas, extendiéndose hasta todo el primer semestre de 2019, lo que trajo como consecuencia, hasta la fecha, cerca de mil personas heridas gravemente. A día de hoy, continúa la crisis sociopolítica y se prevén más revueltas en el país.
“Las protestas de estos últimos meses han implicado el cierre temporal de escuelas, con todo lo que ello significa, no solo a nivel educativo, sino también a nivel alimenticio, ya que varias escuelas de Fe y Alegría garantizan una comida al día para el alumnado”, agrega Alicia, quien ve de cerca cómo la población se ha visto fuertemente afectada después de cada crisis. Bajo este escenario tan complejo, en Haití tenemos una doble tarea: además de trabajar por el derecho a una educación de calidad, fomentamos la empleabilidad en las comunidades, a través de la educación, con el fin de evitar que tengan que abandonar su país en búsqueda de una oportunidad.
Desde Entreculturas hemos apoyado la puesta en marcha de proyectos y acciones concretas en las 17 escuelas Fe y Alegría Haití que ayudan a mejorar la calidad de vida de cerca de 4.800 alumnos y alumnas, el profesorado y sus familiares. Una de estas acciones es asumir el pago de salarios del personal docente y su formación, ante el incumplimiento del compromiso del Ministerio de Educación de Haití y como parte de la apuesta institucional para garantizar una educación de calidad a niños, niñas y jóvenes de nuestros centros educativos.
Calidad educativa, alimentación, agua e infraestructura
Sin duda, la educación es clave para el desarrollo de las personas y las sociedades. Y está íntimamente relacionada con alcanzar una buena calidad y esperanza de vida, e ingresos económicos que aseguren lo básico como servicios y alimentación. Ante el contexto educativo haitiano, desde Fe y Alegría Haití y Entreculturas hemos puesto en marcha varios proyectos destinados a mejorar las condiciones y la calidad de la educación desde un enfoque integral.
En materia de calidad educativa, hemos construido no solo aulas escolares, sino también aulas polivalentes en las que llevar a cabo actividades extraescolares y comunitarias, sirviendo por su solidez de refugio en la temporada ciclónica. Del mismo modo, hemos trabajado con equipos docentes para mejorar sus prácticas pedagógicas y con las comunidades educativas (familias, docentes, alumnado) para trabajar valores de sostenibilidad, respeto o cultura de paz.
Como forma de garantizar la nutrición adecuada del alumnado, en la escuela St. Michel Archange de Cotton, ubicada al Noroeste, hemos creado el programa “Comer para aprender”, que ha ayudado a optimizar la calidad educativa a través de la mejora de las condiciones de las cocinas y comedores escolares, beneficiando a más de 140 alumnos y alumnas. Del mismo modo, hemos llevado a cabo un proyecto de mejora de la calidad nutricional del centro educativo Saint- Esprit, en Bassin Grand Chemin (Noreste), que, desde su puesta en marcha en 2017, apoya el aprendizaje de casi 300 estudiantes.
Junto a estos programas de alimentación, hemos llevado a cabo actividades de recuperación de medios de vida y reconstrucción tras desastre naturales, de la mano tanto de Fe y Alegría como del Servicio Jesuita a Migrantes. De este modo, hemos contribuido a la reconstrucción de instalaciones de escuelas, construcción de casas para las familias más vulnerables, recuperación de medios de vida y formaciones sobre agricultura y pesca y sobre prevención de riesgos y desastres, muy útiles en un país en el que los desastres naturales son frecuentes.
También hemos puesto en marcha proyectos de mejora de acceso de agua y saneamiento, ayudando a prevenir el cólera y fomentado el acceso a instalaciones dignas e higiénicas en varios centros educativos, con el fin de promover escuelas saludables. Además, ofrecemos capacitación sobre higiene y hábitos saludables en las comunidades educativas, para garantizar la sostenibilidad de las acciones.
Erradicando la violencia hacia las niñas
La Luz de las Niñas es un programa que llevamos a cabo desde Entreculturas en varios países mediante el que buscamos prevenir la violencia hacia las niñas, orientando, capacitando y escuchando cada uno de los casos para dar respuesta a través de un personal capacitado que busque apartar la violencia hacia ellas y ofrecer apoyo psicosocial en caso de que haya tenido lugar alguna situación de violencia.
En Haití ofrecemos atención psicosocial a menores víctimas de violencia en tres escuelas. En este sentido, se han evidenciado los cambios que ha generado la intervención tanto en las niñas como en su entorno. En total, 990 niñas han recibido atención psicosocial y han reforzado sus capacidades de aprendizaje, comunicación y expresión en un ambiente seguro y de protección a lo largo de este programa que llevamos a cabo desde hace cuatro años.
De igual forma, hemos reforzado las capacidades del personal docente de cara a identificar a niñas y adolescentes que estén sufriendo violencia intrafamiliar, y hemos sensibilizado a las familias en relación a los derechos de las niñas y de la infancia, llevando a cabo visitas a los domicilios como parte de este acompañamiento y sensibilización.
Los procesos de sensibilización llevados a cabo en las temáticas de prevención de violencia también han ayudado a que el profesorado busque y autoexplore nuevas formas de corregir las conductas de los niños y niñas, llegando incluso a que las familias se involucren en estos procesos. La violencia forma parte de la cotidianidad haitiana y el trabajo de sensibilización es una carrera de fondo; sin embargo, hemos logrado cambios significativos en esta materia. Al percatarnos de que la violencia era una forma de generar disciplina, no solo dentro de los hogares, sino dentro de las aulas de clase, el trabajo comenzó por la formación del equipo docente de las escuelas Fe y Alegría y, luego, buscamos involucrar a niños, niñas y familiares. Una vez involucrados todos los sectores de la sociedad, y en especial los docentes en los distintos programas para la erradicación de la violencia en el entorno escolar, empezaron a tener mayor conciencia de la violencia que sufren las niñas.
Existen muchas más razones por las que seguir trabajando para ayudar a mantener la esperanza de Haití. Su gente es la prueba fiel de que no importa cuántas veces caigas: siempre hay motivos para levantarse y seguir trabajando, estudiando y luchando por una mejor calidad de vida, por el bienestar de todos y todas. La herramienta ineludible es la educación y es allí donde siempre encontrarán la mano amiga de Fe y Alegría y Entreculturas.