Ahmed* es un niño que, debido a los efectos del conflicto en Siria y un accidente, perdió la capacidad de oír. La guerra no solo cambió su entorno, sino también su vida diaria, alejándolo de la comunicación y de su conexión con el mundo.
Su madre, Layla, recuerda con nostalgia los días antes de la guerra: “Vivíamos en una casa grande con mis cuñados. Mi esposo tenía un restaurante, y la vida era estable. Pero cuando comenzaron las amenazas y los secuestros, entendimos que no podíamos quedarnos. Escapamos a Damasco con lo puesto”.
Se refugiaron en una pequeña vivienda compartida con otras cuatro familias. “Perdimos todo en un instante. Solo nos quedó la paciencia… sin saber que lo peor estaba por llegar”.
El accidente que lo cambió todo
Con solo cuatro años, Ahmed sufrió un accidente doméstico. Una olla con agua hirviendo se volcó sobre él. Pasó tres meses en el hospital. El tratamiento le salvó la vida, pero también le dañó gravemente la audición.
Sin poder oír, Ahmed dejó de ir al colegio. Lo llamaban “el niño sordo” y se encerró en sí mismo. Su familia no podía costear un audífono, y su aislamiento se volvió aún más profundo.
Volver a conectar con el mundo
En medio de esta realidad, y mientras Layla comenzaba su tratamiento contra un cáncer de tiroides, llegaron al centro del Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) en Jaramana, Damasco. Fue allí donde su historia comenzó a cambiar. Gracias a la intervención del equipo del JRS, Ahmed recibió un audífono. Lo que su familia había soñado durante años, por fin se hizo realidad.
“Fue como si volviera a nacer. Volvió a hablar, a salir, a reír. Ya no lo miran con lástima. Volvió a ser él mismo”, explica su madre Layla.
Siria: una crisis que no cesa
Como millones de personas, Ahmed y su familia han vivido el impacto de una guerra que dura ya más de una década. Desde 2011, Siria atraviesa una de las crisis humanitarias más graves del mundo: destrucción de hospitales y escuelas, pobreza extrema, escasez de servicios básicos y una economía colapsada por la inflación y las sanciones internacionales.
En este contexto, muchas familias desplazadas como la de Ahmed enfrentan una lucha diaria para salir adelante.
El trabajo del JRS y Entreculturas
Desde Entreculturas apoyamos el trabajo del JRS en Siria, que ofrece apoyo de emergencia, acompañamiento psicosocial, atención médica y actividades educativas en ciudades como Damasco, Alepo y Homs. Nuestra labor conjunta permite acompañar a miles de personas que han vivido el desarraigo, la violencia y la pérdida, para que puedan reconstruir sus vidas.
La historia de esperanza de Ahmed es solo una de muchas. Una historia que nos recuerda que, incluso en medio de la guerra, la vida puede abrirse paso.
*Se ha cambiado el nombre para proteger la identidad de las personas.
