En septiembre de 2017 dos terremotos sacudieron México y afectaron a varios Estados, dejando cerca de 400 personas fallecidas, además de graves daños en infraestructuras. En el Estado de Oaxaca, en el que llevamos años trabajando, se registraron más de 63.000 viviendas afectadas y 800.000 personas damnificadas en 74 comunidades. La atención gubernamental al desastre en estas comunidades fue lenta e insuficiente: un número significativo de familias se habían quedado sin apoyo.
Por este motivo, la Fundación Loyola (una de nuestras organizaciones socias en México), realizó un sondeo de comunidades afectadas y decidió priorizar su intervención en la de San Mateo del Mar Oaxaca, en la costa sur del Estado. En base a los criterios de mayor necesidad, mayor abandono y garantía organizativa de seguimiento local se eligieron 100 familias que no habían recibido apoyo del gobierno u otras instituciones y se puso en marcha un programa de reconstrucción de viviendas, que se ha completado recientemente.
“Me siento muy agradecida y contenta por haber recibido este apoyo aquí en mi comunidad, me siento feliz”, nos cuenta Valentina Villalobos, una de las personas beneficiarias del proyecto.
Las familias como la de Valentina participaron tanto en el diagnóstico y diseño de su vivienda como en el proceso de construcción (especialmente las personas de la región dedicadas a la construcción: maestros de obra, albañiles…), capacitándose a la vez en técnicas de construcción anti-sismo y del diagnóstico de suelo. Este aprendizaje representa para la comunidad una oportunidad de trabajo y de incrementar los ingresos familiares, y de mejorar la respuesta de la región ante posibles futuros sismos. “Estoy satisfecha con la colaboración que se puede hacer con las familias”, explica Laura Fiallo, líder de la comunidad ikoot, “y ver que hay mucha gente que puede ayudar”.
Para llevar a cabo un programa de reconstrucción tan complejo, la Fundación Loyola ha coordinado el trabajo de la comunidad local con distintas entidades y organizaciones que han supuesto un aporte clave a la intervención, como los ingenieros y arquitectos de las Universidades Ibero CDMX e ITESO, de Guadalajara. Uno de ellos es Carlos Estrada (arquitecto de ITESO), que nos explica que, aunque el reto de la reconstrucción en México es amplio y queda todavía mucho trabajo por hacer, le “da satisfacción saber que sí se pudo lograr el proyecto, el objetivo que nos habíamos puesto”. “Creo que es necesario que las personas que hemos tenido acceso a la educación regresemos un poco a los demás”, añade. “Es la manera en la que todo el país puede mejorar, ayudándonos unos entre otros. La manera de que salgamos adelante es colaborando”.
A este proyecto de reconstrucción de viviendas sumamos una segunda intervención unto al Servicio Jesuita a Migrantes-México (SJM-México), destinada a reconstruir albergues para migrantes en tránsito que resultaron afectados por los terremotos.
Resultados obtenidos por el programa:
- Más de 70 casas han sido construidas o reconstruidas.
- El 77% de los fondos han sido destinados a construcción de viviendas (el resto se ha dedicado a la reconstrucción del tejido social, los gastos de la labor de coordinación y los gastos administrativos).
- 249 personas han participado en el proceso de “Familias Fuertes” (reconstrucción del tejido social y fortalecimiento organizativo con las personas afectadas).
- 63 personas de la región se han dedicado a la construcción y han sido capacitadas en técnicas de construcción anti-sismos.
- 37 familias han sido capacitadas en procesos de construcción.
- Se ha instalado un modelo de sistema de captación de agua pluvial y filtro de agua en 11 casas.
- Además de la producción social de vivienda, se han realizado gestiones para construir o reconstruir equipamiento de espacios públicos: el mercado, capilla y un centro comunitario.
- 6 albergues para personas migrantes reconstruidos.