Ara Malikian es un violinista libanés de nacimiento, de ascendencia armenia y con nacionalidad española. Su talento fue reconocido tempranamente, a los 12 años de edad, a pesar de las difíciles circunstancias que la guerra civil libanesa le obligó a vivir, forzándole incluso a estudiar durante largos periodos en los refugios antiaéreos. En esta Navidad, en la que colabora con Entreculturas, quiere que su tour mundial sea “un encuentro con el niño que no pude ser y hubiera soñado ser. Es un homenaje a esos seres que son tan libres como un pájaro libre”.
[video:https://youtu.be/o0GYdBZ-5iQ width:648 height:350 align:center]La música nos ha salvado a muchas personas en la pandemia. ¿Tu arte te ha salvado a ti?
Es verdad que en la pandemia nos hemos dado cuenta que el arte y la cultura nos han ayudado. A mí la música me ha salvado la vida: gracias al violín he podido viajar, he podido dejar el Líbano en un momento muy difícil, cuando era imposible dejarlo y sobrevivir. He podido vivir de ella. Pero también creo que no todos los migrantes o refugiados necesitan tocar el violín para ser salvados: creo que hay que salvarlos a cada uno, sin condición.
¿Qué significa para ti ser ciudadano del mundo? Sabiendo que tu música puede conectar a personas de cualquier latitud.
Fue un aprendizaje muy grande que tuve al considerarme del mundo y no de un lugar. Creo que es lo que tenemos a veces los seres humanos, que queremos etiquetar y catalogar a cada uno en un lugar. Yo tuve un recorrido muy grande, un aprendizaje muy grande para aprender que eso no existe: somos todos diferentes, y es muy bonito, tenemos que respetar esas diferencias, vivir con esas diferencias y aprender el uno del otro y considerarnos todos del mundo entero.
¿Qué es lo que tenemos que saber de lo que está viviendo un niño o una niña refugiada?
Obviamente, no somos conscientes de lo que sufren porque no somos conscientes de que existan refugiados por una razón muy determinada: no, no son vacaciones por lo que estas personas han dejado su casa, su país, su trabajo, su familia. He tenido la oportunidad de visitar campos de refugiados y cuando ves niños que directamente han nacido en los campos y que todo lo que conocen es eso, te sale como un grito… ¡Cómo podemos permitir esto!
¿Qué significa para ti apoyar la educación?
Creo que es la base de todo. La educación -desde los más pequeños- es el futuro de nuestra sociedad: educamos a seres más sensibles, educamos a entender el mundo, educamos a ser respetuosos con los demás. Yo creo que sin educación ahí sí que volveremos a la violencia, volveremos a la intolerancia, volveremos a las guerras… Creo que todo tiene que empezar con la educación.
En Navidad reivindicamos el derecho a jugar de los niños y niñas como parte de su desarrollo y de su educación. ¿Crees que es importante para los niños y niñas defender este derecho?
Jugar y la palabra “libre” es lo más bonito para un niño. Un niño es una persona libre… pero luego nos pasan cosas en la cabeza, en la mente, y nos volvemos esclavos de nosotros mismos. Los niños deben ser libres: deben jugar, sonreír, pasarlo bien… por eso son niños.