El 28 de marzo de 2025, Myanmar sufrió dos terremotos de magnitudes 7.7 y 6.4, los más intensos en más de un siglo, que impactaron gravemente las regiones de Sagaing, Mandalay, Magway, Bago, Shan Oriental y Nay Pyi Taw. Más de 3,000 personas han perdido la vida hasta el momento y miles más están heridas o desaparecidas. La devastación ha empeorado la ya grave situación de conflicto y desplazamiento que vivían muchas comunidades en estas regiones.
Antes del terremoto, casi 20 millones de personas en Myanmar (un tercio de la población) ya necesitaban asistencia humanitaria debido al conflicto prolongado, la escasez de alimentos, el acceso limitado a los servicios públicos y la crisis económica que atraviesa el país. Con la catástrofe, estas vulnerabilidades se han visto aún más agravadas, especialmente en áreas rurales y más alejadas.
Las necesidades más urgentes incluyen atención médica para las personas heridas, agua potable, alimentos y refugio. El sistema de salud, ya frágil debido al conflicto, ha sido gravemente afectado, con hospitales destruidos y un aumento del riesgo de brotes de enfermedades.
Además, las infraestructuras han quedado gravemente dañadas, lo que complica aún más la llegada de ayuda, y las comunidades más remotas, muchas de ellas rurales, enfrentan dificultades aún mayores para acceder a los recursos y servicios humanitarios.
¿Cómo estamos respondiendo?
La Compañía de Jesús en España, a través de sus obras de cooperación Alboan y Entreculturas, quiere sumar su apoyo a las redes de solidaridad con las que colaboramos en el país, como la Provincia Jesuita en Myanmar y otras organizaciones locales.
En estos momentos, estamos apoyando la distribución de alimentos, agua potable, suministros médicos y materiales para la construcción de refugios temporales. También se están habilitando espacios en iglesias, escuelas y centros comunitarios para acoger a las personas afectadas. Sin embargo, la magnitud del desastre requiere más apoyo.
Con tu ayuda podremos proporcionar asistencia inmediata a las personas cuyas vidas se han visto devastadas por los terremotos en Myanmar, permitiendo la entrega de recursos esenciales.
