Haití atraviesa una situación profundamente compleja marcada por la inseguridad, la violencia armada y la inestabilidad política. Esta realidad afecta de manera directa a la vida cotidiana: desplazamientos forzados, limitaciones en la movilidad, interrupciones de los servicios y un clima de incertidumbre que influye en todos los ámbitos, incluida la educación. Sin embargo, junto a estas dificultades conviven la resistencia de las comunidades, el esfuerzo por mantener la vida y la búsqueda cotidiana de esperanza.
En este escenario, la presencia educativa y comunitaria de Fe y Alegría desde 2004 se convierte en un punto de apoyo fundamental para miles de familias. Para comprender mejor la situación que atraviesa el país, conversamos con Maréus Tousséliat, S.J., Director de Fe y Alegría Haití, y con Stanley Charles, S.J., Superior de los jesuitas en el país, quienes nos cuentan cómo se sostiene la educación en medio de esta coyuntura.
La vida cotidiana en un país que resiste
La crisis que vive Haití afecta de manera distinta según el territorio, pero su impacto se siente en todo el país. Stanley Charles, S.J., resume la situación de forma directa: “La población está viviendo una situación muy difícil”. Entre los aspectos más críticos, señala la imposibilidad de desplazarse sin riesgo: “Las rutas están bloqueadas por los bandidos… no pueden circular libremente en el país”.
Maréus Tousséliat, S.J., coincide en que los hechos de Puerto Príncipe marcan el ritmo de la vida en los demás departamentos: “Puerto Príncipe tiene su impacto sobre los otros departamentos… es la realidad”. Aun así, subraya que no todo se reduce a la violencia: “Siempre tenemos la esperanza… debemos ir más adelante” .
Sus palabras permiten entender que, pese a la dureza del momento, la vida cotidiana sigue adelante gracias al compromiso de las comunidades, que continúan trabajando, organizándose y sosteniendo espacios de convivencia.
La educación como refugio y posibilidad
En este contexto, la misión educativa de Fe y Alegría adquiere un valor particular. Sus escuelas funcionan como lugares de estabilidad y relación, donde el alumnado puede aprender, convivir y sentirse protegido. Como explica Stanley Charles, S.J.: “En medio del caos, la escuela sigue siendo uno de los pocos lugares donde la vida puede organizarse y dignificarse” .

Fe y Alegría acompaña actualmente a “16 escuelas y un centro de formación técnica” , ubicados en zonas rurales y periurbanas que dependen casi por completo de estos espacios educativos. La labor incluye “acompañar al nivel pedagógico, técnico y formativo”, así como fortalecer la gestión educativa y la relación con las familias.
Esta tarea se convierte en una garantía para la continuidad educativa en un país donde el acceso a la escuela puede verse interrumpido de un día para otro. Para muchos niños, niñas y jóvenes, asistir a clase no solo significa aprender, sino mantener un espacio seguro y previsible en un entorno altamente incierto.
Una esperanza que se mantiene viva
Pese a la adversidad, las voces de quienes acompañan estos procesos coinciden en señalar la fuerza del pueblo haitiano. “El alma que lucha es un buen luchador”, afirma Maréus Tousséliat, S.J. , una frase que refleja el espíritu de resiliencia que caracteriza a las comunidades. También reconoce un deseo profundo de reconstrucción: “Se ve en la cara de la gente ese deseo de volver y construir algún día”.

Por su parte, Stanley Charles, S.J., subraya que esta esperanza no es ingenua, sino un motor social: “El pueblo haitiano siempre tiene esperanza en un futuro mejor”. En medio de la incertidumbre, estos testimonios revelan una convicción compartida: la educación sigue siendo un camino posible hacia la estabilidad y el futuro.
Un trabajo en red que se fortalece desde Entreculturas
La labor educativa en Haití se sostiene gracias al trabajo conjunto entre Fe y Alegría y organizaciones aliadas. Stanley Charles, S.J., lo expresa con claridad: “Fe y Alegría Haití y Entreculturas en España son dos aliados muy importantes, el trabajo que hace Entreculturas es muy valioso” .
Desde Entreculturas, apoyamos estos procesos fortaleciendo la labor pedagógica, promoviendo entornos de protección y acompañando la continuidad educativa en un contexto especialmente desafiante. Nuestro compromiso es seguir impulsando espacios donde los niños, niñas y jóvenes puedan aprender, crecer y construir sus proyectos de vida, incluso en medio de la adversidad.



