Entre el 10 y el 21 de noviembre, la COP30 reúne en Belém do Pará (Brasil) a gobiernos, empresas y sociedad civil para tomar decisiones clave frente a la crisis climática.
Es la primera cumbre climática celebrada en la Amazonía, un territorio símbolo de biodiversidad y también de las desigualdades socioambientales que definen el actual modelo de desarrollo.
La cita llega en un momento decisivo: los países deben actualizar sus compromisos climáticos (NDCs) y acelerar la transición energética para mantener vivo el objetivo del Acuerdo de París, que busca limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 °C.
¿Por qué es tan importante la COP30?
Porque será una cumbre de evaluación y decisión: en Belém se comprobará hasta qué punto los compromisos asumidos hace una década se han cumplido y qué nuevos pasos se darán hacia 2035.
Su ubicación en la Amazonía convierte a esta COP en un símbolo de las tensiones actuales entre desarrollo, justicia y sostenibilidad, y en una oportunidad para reforzar la voz del Sur Global en la agenda climática.
Más que una negociación técnica, la COP30 es un llamado a reorientar el rumbo colectivo: pasar de las promesas a la acción y garantizar una transición que ponga la vida y los derechos de las personas en el centro.
Desde Entreculturas: educación, justicia climática y acción global
Desde Entreculturas participaremos en la COP30 apoyando la participación de las juventudes de la Federación Internacional Fe y Alegría y el trabajo del Secretariado para la Justicia Social y la Ecología (SJES) de la Compañía de Jesús.
Compartimos una misma convicción: la acción climática sólo será justa si se acompaña de educación, participación y equidad, y si garantiza que las decisiones globales respondan a las necesidades de las personas y de los territorios más afectados por la crisis climática.
Desde esta mirada compartida, reclamamos que la COP30 sea un punto de inflexión: una cumbre que priorice la justicia climática y la equidad entre países, que promueva una transición energética justa y que sitúe la educación como eje para la conciencia, la resiliencia y la transformación social.
Pedimos que las decisiones adoptadas en Belém reconozcan las deudas históricas y ecológicas acumuladas, protejan la vida y los territorios, y garanticen la participación real de las comunidades, especialmente de las juventudes y los pueblos indígenas, en la construcción de soluciones sostenibles y duraderas.
El papel del Secretariado para la Justicia Social y la Ecología
El Secretariado para la Justicia Social y la Ecología (SJES) de la Compañía de Jesús, encabezado por Roberto Jaramillo SJ, tiene un papel clave en la articulación de esta agenda común. Su labor en la COP30, a través de la Campaña Jesuitas por la Justicia Climática, busca fortalecer el trabajo conjunto entre redes jesuitas, organizaciones de Iglesia y movimientos sociales para que las negociaciones internacionales incorporen los valores de la ecología integral.
Desde el SJES se defiende que el futuro de la humanidad no puede estar en manos de unos pocos y que las soluciones deben construirse colectivamente, respetando la diversidad cultural y el equilibrio con la naturaleza.
Fe y Alegría: juventud y educación para el futuro
La Federación Internacional Fe y Alegría llega a la COP30 con una delegación juvenil integrada por Beatriz da Silva (Brasil) y María Camila Rodríguez (Colombia), jóvenes activistas medioambientales de la Red Generación 21+.
Su participación expresa el compromiso de las juventudes de Fe y Alegría con una acción climática equitativa, donde la educación sea motor de transformación y justicia. Estas jóvenes activistas estarán participando en los debates y encuentros de la cumbre llevando la voz de cientos de estudiantes, docentes y comunidades que reclaman compromisos reales, financiamiento justo y participación vinculante en las decisiones globales.
También representan las más de 78.000 cartas escritas por niñas, niños y adolescentes de 11 países de Fe y Alegría, un clamor colectivo por la justicia climática y el cuidado de la Tierra.
Empresas y transición justa: responsabilidad compartida
La transición ecológica que exige la COP30 no será posible sin una transformación profunda del sistema económico y productivo. El sector empresarial tiene una responsabilidad decisiva en este proceso: dejar atrás los modelos basados en el extractivismo, reducir su huella ambiental y asumir prácticas coherentes con los límites del planeta.
Las empresas están llamadas a convertirse en agentes de cambio, no solo desde la innovación tecnológica, sino también desde la ética y la corresponsabilidad. Su papel en la transición justa pasa por generar empleo digno, promover energías limpias, fortalecer las economías locales y garantizar que el desarrollo no se construya a costa de los derechos de las personas ni del deterioro ambiental.Desde Entreculturas, creemos que las alianzas entre sociedad civil, sector privado y comunidades deben basarse en el bien común y la sostenibilidad, contribuyendo a un modelo de desarrollo que ponga la vida en el centro.



