Rozalén en Chad, uno de los países más difíciles para ser niña

En 2019 la cantautora y activista social Rozalén y Beatriz Romero, intérprete de lengua de signos, pudieron conocer de primera mano nuestro programa La LUZ de las NIÑAS en Guatemala, conocer a Kim Chivalán y visitar centros educativos que son auténticos espacios seguros en entornos violentos. Ahora, un año después, emprenden de nuevo el viaje en un contexto muy diferente: esta vez viajarán a Chad, uno de los países más difíciles para ser niña.

Antes de coger el avión pudimos charlar con ellas sobre las expectativas del viaje. «Segurísimo que nos vamos a traer un montón de amor, porque ya sí que sabemos que en los lugares donde las condiciones no son tan fáciles como las nuestras es donde más amor hay. Y yo espero dejar un poquito de alegría y de esperanza», nos contó Rozalén.

© Sergi Cámara

“Es un privilegio volver a viajar con Entreculturas esta vez a un país de África. Viajamos con todos los sentidos abiertos y con muchas ganas de conocer cómo es el día a día de los campos de refugiados y poder dar voz”, nos explicó Beatriz.

En Chad las niñas enfrentan numerosas formas de violencia, como la mutilación genital femenina, los matrimonios forzados, la violencia sexual o el trabajo doméstico. Todo ello sitúa al país centroafricano en el puesto 153 en el Índice de Desarrollo de Género. 

En su visita, Rozalén y Beatriz conocerán de primera mano los campos de personas refugiadas de Goz Beida situados al este de Chad en la frontera con Sudán; y participarán en Ndjamena en un evento en favor de las niñas junto a Yasmine Abdallah, artista y activista chadiana por los derechos de las niñas, y Sima Isaak, una joven refugiada de Goz Beida y referente de la campaña #laluzdelasniñas en Chad. En el evento participarán distintas organizaciones internacionales e instituciones públicas. 

Día 1: Llegada a Goz Beida, tierra de frontera 

«Hoy una de las avionetas de las Naciones Unidas nos permitió pisar tierra en Goz Beida. Vuelan un par de veces por semana. Ayuda internacional. Jamás había aterrizado en una pista de arena y piedras. Os escribo estas palabras a las puertas del campo de refugiados de Djabal donde conviven 23.000 personas… el 52%, niños/as» nos cuenta Rozalén ya desde Chad.

Goz Beida, capital de la Región de Sila, en Chad, es tierra de frontera. Un pueblo que convive junto al campo de personas refugiadas de Djabal, uno de los campos históricos y de refugio crónico para más de 23.000 personas. La mayoría de ellas llevan aquí entre 15 y 10  años y aún siguen llegando. Huyen en su mayoría, de una de las mayores crisis olvidadas, el conflicto de Darfur en Sudán. Sin posibilidad de volver a sus países de origen, viven una vida detenida que condena el futuro de miles de jóvenes sin oportunidades de acceso a derechos fundamentales como son la propia autonomía, el acceso al trabajo o la libertad de movimiento.

© Sergi Cámara

Chad acoge a más de 700.000 refugiados en las fronteras de todo su territorio. «Chad, uno de los países más pobres del mundo es a la vez uno de los países que más acoge…África siempre te golpea y te paraliza para entender la Vida» explica Rozalén. 

Para las niñas y las mujeres la situación es especialmente dura. Además de la situación de refugio y desplazamiento deben sufrir las discriminaciones extremas que enfrentan la mayoría de las mujeres en contextos como este. Chad es uno de los peores países para nacer niña. Solo en la región de Sila, un 37,5% de las mujeres entre 20 y 24 años, ya estaban casadas a los 15 años y se estima que dos de cada cinco mujeres en Chad han sido víctimas de algunas formas de mutilación genital femenina. Múltiples formas de violencia en un entorno en el que la exposición al abuso y la agresión sexual es una presencia constante para las mujeres. 

«Estos días los pasaremos recorriendo y conociendo a quienes viven en el campo de refugiados de Sjabal y también a quiénes trabajan en él. ¡Gracias Entreculturas por mostrarnos esta realidad! Ya nos enamoramos de vosotras y el proyecto La Luz de las Niñas el año pasado en Guatemala. Es un privilegio estar con vosotras y con el JRS aquí» agregó Beatriz Romero 

En este contexto, Entreculturas trabaja junto al Servicio Jesuita a Refugiados apoyando una educación al servicio de las comunidades y de  la infancia refugiada y de forma específica para las niñas, promoviendo el programa la LUZ de las NIÑAS. Un programa dirigido a frenar la deserción escolar, la adaptación educativa a su realidad y la formación de niñas y mujeres referente para otras niñas. A través del programa, apoyamos a lideresas,  maestras y madres en los campos. Mujeres que ya no quieren que sus hijas pasen por ello. Que están logrando oasis de dignidad en mitad del desierto de la injusticia.

Día 2: Detrás de la puerta violeta está mi madre

En el mundo, 200 millones de niñas son víctimas de mutilación genital. Y cada año, 12 millones de niñas son casadas antes de cumplir los 18 años. “Yo no he vivido estos problemas pero lo he vivido a través de la historia de mi madre que ha sufrido mucho. Para mí detrás de la puerta violeta está mi madre» explica Sima. La voz de Sima es la voz de todas las niñas del mundo.

Hoy vivimos un encuentro muy especial. Rozalén pudo conocer a Aisha y a Sima, dos de las protagonistas de nuestra campaña la LUZ de las NIÑAS y testimonio vivo de cómo la educación puede cambiar vidas. A través de sus testimonios, así como los de otras niñas y mujeres, han podido tomar conciencia de los distintos tipos de violencia y discriminación a los que se enfrentan las niñas y las mujeres en Chad y que vulneran sus derechos fundamentales,  especialmente su derecho a la educación.

Sima Isaak, es una joven refugiada de Djabal. Tiene 18 años y nació en Sudán. Cuando era bebé, ella y su familia llegaron al campo de refugiados de Djabal huyendo de la guerra. Ahora, puede ir a la escuela. Su madre, Aisha, es directora de una escuela y lucha para que todas las niñas puedan ir a la escuela y protegerlas del terrible daño que ella sufrió, la mutilación genital. Aisha sufrió múltiples violencias como desplazada y refugiada a las que se sumaron las vividas como mujer en un contexto de desigualdad  extrema y desde el principio tuvo claro que asegurar una educación y la independencia económica para su hija serían condiciones necesarias para su libertad.

Aisha nunca permitió que Sima fuera mutilada o casada. Niñas como Sima tienen derecho a ser respetadas y a decidir su futuro. Sima y sus amigas participan como referentes de igualdad en el programa la Luz de las Niñas con el que el Servicio Jesuita a Refugiados atiende a 4500 niñas a través de la construcción de espacios seguros, el club de niñas y su apoyo a la educación para que puedan alcanzar el nivel secundario y continuar sus estudios. Además, también promovemos programas de educación para la salud e higiene menstrual que impidan su discriminación y el abandono escolar.

Sima y sus amigas hoy han podido hablar y cantar con Rozalén y con Beatriz sobre el significado de una puerta violeta que les abre a un mundo de esperanza. 

Día 3: Maestras contra la mutilación 

Chad es un país en lucha contra la mutilación. Pese a ser uno de los países donde esta práctica tradicional está más extendida, su aplicación está prohibida por ley y condenada con penas de prisión.

Se habla claro de ello y las mujeres son rotundas al rechazar su continuidad.  Aun así, la mayoría de ellas lo ha sufrido y seguramente muchas niñas la sigan sufriendo. Todavía hoy se debe luchar contra la ley más difícil de erradicar: el peso de la tradición.

Sin embargo, a esta forma de violencia le ha salido una seria amenaza, la alianza de las mujeres. Sentir el dolor de por vida hace que unas legiones de mujeres en Chad estén en guerra contra la mutilación. Hoy estuvimos con 7 maestras de preescolar, todas ellas refugiadas, todas ellas con historias de muerte, exilio y guerra a sus espaldas. 

Mujeres supervivientes al dolor y a otra guerra paralela, la desigualdad de género. Frente a su hermandad otra hermandad silenciosa opera: la idea extendida de que las mujeres son mercancía. Hombres de uno y otro bando consideran natural su venta, su compra, el casamiento forzado, las violaciones y su mutilación.

Las mujeres han dicho basta. Se emplean a fondo desde la educación.  “Nuestro objetivo es tratar a estos niños y niñas como a nuestros propios hijos” nos dicen. “Por eso queremos una escuela que parezca un hogar. Es muy importante que tenga un árbol que les de sombra. Los niños comienzan el cole llorando, pero luego no quieren irse. Cada día les preguntamos cómo se sienten y qué les gustaría hacer”.

Son maestras en guerra contra la violencia, maestras que dan su vida para dar vida.

Día 4: Donde se gesta la No Violencia

En el campo de refugiados de Djabal hemos tenido la oportunidad de conocer un espacio de protección y aprendizaje donde niños y niñas de 0 a 6 años tienen la oportunidad de aprender jugando y a relacionarse desde el cuidado y el respeto. Es un espacio de tranquilidad y de paz en medio de un contexto donde la infancia es muy corta y muy frágil: buscar el agua o la leña, vender en el mercado, cuidar de los más pequeños, ayudar en los campos…

“Además del aprendizaje, la educación en contextos de emergencia es un elemento de protección, especialmente para la primera infancia” nos explica Elena Gonzalez, Responsable del JRS en los campos de Goz Beida y KouKou.

A pesar de su importancia, especialmente en este contexto, la educación infantil no es reconocida dentro del sistema educativo en Chad, ni cuenta con un currículum ni con formación docente específica. A pesar de que las maestras reconocen que “los niños y niñas que han estado en la escuela infantil acceden a primaria muchas más preparados, son más participativos y se relacionan mejor con el resto de compañeros y compañeras”, el apoyo a la educación infantil en los campos de refugiados se ha reducido drásticamente. En la actualidad tan solo se cuenta con 3 centros de preescolar para 150 niños y niñas a cargo de 7 maestras, todas mujeres comprometidas y convencidas de la importancia de su labor. 

Día 5: el viaje termina con La LUZ de las Niñas

Cerramos viaje con la presentación de la exposición La  LUZ de las NIÑAS en Chad. Ha sido emocionante ver como Sima y 10 niñas refugiadas sudanesas y centroafricanas becadas por JRS en Djamena, pudieron transmitir su realidad y hablar con voz propia en un acto de celebración e incidencia frente a cargos  gubernamentales como la representante del Ministerio de la mujer,  representantes de Fe y Alegría y JRS, ACNUR, Programa Mundial de Alimentos,  el P. Provincial de los jesuitas en Chad o la representante de la embajada de EEUU.

El evento terminó con el regalo de poder escuchar a Rozalen y a la artista local Yasmine Abdallah, cantar junto a las niñas. 

Un viaje  que  termina con una campaña, La LUZ de las NIÑAS, que comienza su andadura en Chad.

Volvemos en vísperas del 8 de Marzo,  un día importante para celebrar desde todos los lugares del mundo. Este país que tan bien nos ha acogido, hace de este día un día de fiesta Nacional. Compartimos con María y Bea el mejor regalo: la tela tradicional del 8 de marzo. Una tela que estampa el Ministerio de la mujer cada año, una tela que nos recuerda que la alianza por la igualdad entre todos los países, contextos y culturas; entre los hombres y las mujeres y entre todas las mujeres, nos hará mejores.


La Luz de las Niñas en Chad

Chad es uno de los 15 países en los que estamos presentes a través de La Luz de las Niñas. Junto al Servicio Jesuita a Refugiados, llevamos a cabo acciones dirigidas a prevenir el abandono escolar de las niñas, reforzar sus capacidades y  mejorar su formación en higiene menstrual y educación sexual.

“Queremos que brille su luz. Las niñas tienen derecho a una infancia en igualdad de oportunidades, libre de miedos, de amenazas y agresiones” explica Raquel Martín, Directora de Comunicación y Desarrollo Institucional de Entreculturas que viajará con Rozalén al país africano.  

© Sergi Cámara

Concretamente, apoyamos a 13.107 niñas y adolescentes a través del reparto de material para la higiene personal, de la construcción de letrinas y espacios seguros para ellas y a través de la formación y capacitación en temas de salud sexual y reproductiva. 

Se han conformado los “Clubs de Niñas”, espacios de seguros donde las jóvenes pueden expresar libremente sus preocupaciones y dudas sobre la menstruación, los cambios físicos y emocionales que ocurren durante la pubertad, la prevención del embarazo precoz y la violencia sexual. Además para sensibilizar a la comunidad y a las familias se convoca un fin de semana dedicado a las niñas, cuyo objetivo es concienciar sobre la importancia de la educación de la niñas y prevenir el matrimonio infantil.
 

Para que brille la luz de las niñas. 

Con tu apoyo podemos:

  • Garantizar una educación de calidad y libre de violencia para las niñas. 
  • Generar mecanismos de denuncia y de respuesta a la violencia que sean accesibles, confidenciales y apropiados. 
  • Desarrollar sistemas de protección ante la violencia hacia las niñas que coordinen e involucren los sectores de justicia, servicios sociales, salud y educación.

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