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Maestras refugiadas

Maestras que iluminan el camino: el poder transformador de la educación en manos de mujeres refugiadas

“Gracias a esta beca he podido estudiar desde el principio sin problemas. Mientras tanto, vuelvo al campamento para ayudar a las alumnas, sobre todo a las chicas, para que puedan estudiar y tomar las riendas de su vida”. Nouracham Tadjadine Adam, refugiada en el campo de personas refugiadas de Milé (Chad), estudia para ser profesora en la Escuela Normal Superior de Abéché. A sus 21 años, no solo está a punto de graduarse, sino que ya ejerce un liderazgo transformador en su comunidad.

Como ella, cientos de mujeres refugiadas en Chad, Uganda y la República Democrática del Congo (RDC) se están formando para convertirse en maestras gracias al programa MAESTRAS en África, impulsado por Entreculturas junto al Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) y Fe y Alegría. A través de becas, acompañamiento pedagógico y apoyo psicosocial, nuestro programa tiene el objetivo acompañar a mujeres jóvenes para que se conviertan en referentes educativos y protectores en contextos donde las niñas enfrentan múltiples formas de violencia y exclusión.

De niñas refugiadas a maestras referentes

Kasembo Eunice tenía apenas unos años cuando huyó del conflicto en la RDC. Llegó a Uganda a la espalda de su tía, con quien creció en el asentamiento Kyaka 2. “Durante mucho tiempo trabajé como empleada doméstica, hasta que un buen samaritano me ayudó a estudiar. Pero al final me pidió casarme con él, y me negué. Volví a casa con mi tía y seguí luchando por mi educación”, recuerda.

Hoy, con el respaldo de JRS, Eunice estudia una licenciatura en Educación en la Universidad de Kisubi, tras lograr escapar del matrimonio infantil. “Estoy muy feliz por esta oportunidad. Con el sueldo puedo también ayudar a mi familia y apoyar la educación de mis hermanos. Gracias al conocimiento que estoy adquiriendo podré tener un impacto positivo en mi comunidad refugiada”.

La historia de Sharlotte Akingeneye, también refugiada en Uganda, es un ejemplo de resiliencia. Llegó desde Burundi con ocho años y, a pesar de las dificultades económicas, terminó la secundaria. “Me quedé embarazada y sentí que mi mundo se derrumbaba. Pero decidí no rendirme. La educación no solo es importante para mí, sino también para el futuro de mi hijo”. Hoy, gracias a una beca, estudia para ser maestra mientras lo cría. “Esta oportunidad lo cambió todo. A todas las mujeres que enfrentan luchas similares: no abandonen sus sueños”.

Un lugar seguro para las niñas en la escuela

En muchos países del África Subsahariana, las mujeres siguen siendo una minoría entre el profesorado, especialmente en zonas rurales. En Chad, solo el 3% del profesorado de primaria y el 1% de las de secundaria son mujeres. Esta carencia no es solo una cuestión de representación, sino también de protección: cuando hay una maestra en el aula, muchas niñas encuentran por primera vez un espacio seguro para hablar de lo que viven.

Las maestras actúan como referentes, pero también como aliadas frente al silencio impuesto por la violencia. Pueden detectar señales de maltrato, crear relaciones de confianza y orientar a las niñas que sufren abusos, explotación, presión para casarse o abandono escolar. En contextos de crisis, una figura adulta que escucha y protege puede marcar la diferencia entre abandonar o seguir estudiando.

“El aumento del número de maestras es esencial para transformar la escuela en un entorno de igualdad, cuidado y dignidad para las niñas”, señalan las responsables del proyecto. Por eso, desde el programa MAESTRAS no solo promovemos el acceso de mujeres jóvenes a estudios superiores de Magisterio, sino que también trabajamos en paralelo con la formación de docentes en activo, el refuerzo a la educación preescolar y la sensibilización comunitaria en protección infantil y equidad de género.

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100 futuras maestras en 2024: una luz que crece

Durante el pasado año, hemos acompañado a 100 chicas para formarse como maestras en Chad, Uganda y RDC, a través de becas universitarias, apoyo psicosocial, alimentación, alojamiento y materiales escolares. Además, hemos impulsado la formación continua de profesoras en activo en temas clave como violencia basada en género, salud reproductiva, higiene menstrual y protección de la infancia.

Estas futuras maestras no solo reciben una formación académica, sino también herramientas para identificar y acompañar a niñas en situación de riesgo, dentro y fuera del aula. En palabras de Nouracham, “las chicas necesitan estudiar para tomar las riendas de su vida”. 

Transformando la realidad de otras niñas

El camino no es fácil. Las historias de Eunice, Sharlotte y Nouracham están marcadas por el desplazamiento forzoso, las responsabilidades familiares o violencias como el matrimonio infantil, precoz y forzoso. Pero todas ellas decidieron resistir, estudiar y transformar su realidad. Ahora, a través de la docencia, están decididas a transformar la realidad de otras niñas.

Desde Entreculturas, junto a JRS y Fe y Alegría, seguimos trabajando por una educación que no solo enseñe, sino que también proteja, que promueva relaciones de igualdad y no violencia, y que transforme las actitudes que excluyen a niñas y mujeres de los espacios de aprendizaje y socialización.

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