Tras una década en la que la cooperación internacional ha perdido peso en España, este contexto de crisis muestra, hoy más que nunca, el papel que desempeña como instrumento para no dejar a nadie atrás. La solidaridad entre países, regiones y continentes no es opcional, sino más bien la única vía que tiene el ser humano para afrontar una amenaza global que pone en peligro la vida de cualquier persona.
Esta situación excepcional pone a prueba esta solidaridad, pero también la globalización y los marcos internacionales que la gobiernan. Con la nueva Agenda Internacional de Desarrollo como línea a seguir, el mundo debe organizarse, protegiéndose unos a otros y colaborar, primero, para vencer el virus y, segundo, para garantizar que la brecha de la desigualdad no se vea ampliada.
En este escenario es donde el Gobierno de España debe dar un paso adelante y reafirmar su compromiso con la cooperación internacional en aquellos sectores que se han demostrado cruciales durante la crisis. Se deben poner en el centro de la agenda de la cooperación española los servicios sociales básicos como la sanidad y la educación.
Desde Entreculturas y la Fundación ETEA presentamos este documento que analiza la cooperación de España en educación. En este informe se muestran tantos las inversiones de la última década, como las características de estas, así como las diferencias entre España y otros países del entorno de la UE.