Home » Día Internacional de la Higiene Menstrual: visibilizar una realidad silenciada
Día Internacional de la Higiene Menstrual

Día Internacional de la Higiene Menstrual: visibilizar una realidad silenciada

El 28 de mayo, se conmemora el Día Internacional de la Higiene Menstrual, una fecha fundamental para visibilizar las barreras, estigmas y derechos vulnerados en torno a la menstruación, especialmente en contextos de pobreza y exclusión.

A día de hoy, la pobreza menstrual afecta a más de 500 millones de niñas y mujeres en el mundo, niñas y adolescentes en todo el mundo no tienen acceso a condiciones dignas para gestionar su menstruación: no cuentan con productos de higiene menstrual, baños adecuados ni información suficiente. Este déficit impacta directamente en su derecho a la educación, la salud y una vida libre de violencias.

La salud menstrual es una cuestión de justicia social y derechos humanos, que debe abordarse desde una mirada interseccional, atendiendo a cómo la pobreza, el género, la edad y el entorno geográfico agravan la desigualdad.

¿Por qué se conmemora el 28 de mayo?

El Día Internacional de la Higiene Menstrual fue instaurado en 2013 por la organización WASH United con el objetivo de romper el silencio en torno a la menstruación y denunciar sus consecuencias en la vida de millones de personas.

La fecha no es aleatoria: el 28 representa la duración promedio del ciclo menstrual y el mes de mayo (5), los días promedio de sangrado.

La conmemoración se conecta directamente con varios Objetivos de Desarrollo Sostenible, como:

  • ODS 3: Salud y bienestar.
  • ODS 4: Educación de calidad.
  • ODS 5: Igualdad de género.
  • ODS 6: Agua limpia y saneamiento.

¿Qué es la salud menstrual?

La salud menstrual abarca mucho más que el acceso a compresas. Se trata de un estado de bienestar físico, mental, emocional y social en relación con el ciclo menstrual.

Implica que las niñas y adolescentes:

  • Conozcan su cuerpo y comprendan los procesos biológicos.
  • Tengan acceso a productos de higiene menstrual asequibles.
  • Dispongan de agua limpia, baños seguros y privados.
  • Sean acompañadas emocionalmente sin miedo ni estigmas.

La menstruación debe entenderse como una cuestión de salud pública y de derechos humanos, no como una carga individual o un tema íntimo que debe ocultarse.

Pobreza menstrual y exclusión

La pobreza menstrual afecta a más de 500 millones de niñas y mujeres en el mundo. Esta forma de desigualdad invisible tiene consecuencias directas en su salud, educación y dignidad. No poder acceder a productos higiénicos adecuados, como compresas o toallas reutilizables, significa tener que recurrir a alternativas poco seguras o insalubres, como trapos, papel o incluso hojas. Esto no solo pone en riesgo su salud, sino que también refuerza sentimientos de vergüenza y aislamiento.

En muchas escuelas de contextos rurales o empobrecidos, no existen instalaciones adecuadas para que las niñas puedan cambiarse, lavarse o desechar los productos menstruales con privacidad y seguridad. Algunas deben caminar largas distancias para encontrar agua o simplemente se ven obligadas a quedarse en casa durante esos días, lo que conlleva un alto índice de ausentismo escolar.

Además, el coste económico de los productos de higiene menstrual puede ser inasumible para muchas familias, especialmente en contextos de crisis o desplazamiento. Y a esta barrera se suma la imposibilidad de hablar del tema en casa o en la escuela, por miedo al castigo, al rechazo o a la burla. En esos escenarios, la menstruación se convierte en un obstáculo más que aumenta las brechas de género y limita las oportunidades de las niñas.

Impacto en la educación y el bienestar

Muchas niñas faltan a clase durante los días que menstrúan por falta de recursos, vergüenza, dolor o miedo al estigma. Algunas, incluso, llegan a abandonar la escuela por completo. Según datos de la UNESCO, en África Subsahariana, una de cada 10 niñas no asiste a clase durante su menstruación debido a la falta de servicios sanitarios básicos en las escuelas.

“Cuando una niña abandona la escuela a causa de su menstruación, aumenta exponencialmente el riesgo de que sea víctima de matrimonios infantil y forzoso, violencia sexual o embarazos”, explica Laura Lora, Responsable de Comunicación de La LUZ de las NIÑAS.

La discriminación menstrual profundiza las desigualdades de género, sobre todo en entornos rurales, empobrecidos o marcados por normas patriarcales.

Desafíos para gestionar la salud e higiene menstrual en contextos de crisis

En situaciones de emergencia humanitaria, conflictos armados o desplazamiento forzado, las niñas enfrentan barreras extremas para gestionar su salud e higiene menstrual. La falta de acceso a productos, agua potable, baños seguros o privacidad convierte la menstruación en una experiencia aún más difícil y estigmatizante.

En estos contextos vulnerables, muchas veces la gestión menstrual ni siquiera se contempla en la respuesta humanitaria. La distribución de compresas reutilizables o desechables no está garantizada, y los espacios colectivos como refugios o campos de personas desplazadas carecen de instalaciones básicas.

Además del riesgo para su salud física, esto genera consecuencias emocionales graves: vergüenza, ansiedad, exclusión social y miedo a sufrir violencia. La higiene menstrual y la desigualdad se entrelazan en estos entornos, profundizando las brechas de género y afectando gravemente el bienestar y la educación de las niñas.

Desde La LUZ de las NIÑAS, trabajamos para que estas realidades no queden invisibilizadas, integrando la perspectiva de género y los derechos menstruales en nuestros proyectos en zonas afectadas por crisis, como parte esencial de garantizar dignidad y protección a las niñas.

Estigma y discriminación en torno a la menstruación

Los tabúes sobre la menstruación siguen profundamente arraigados en muchos países, culturas y comunidades. En algunos contextos, aún se considera un proceso vergonzoso, impuro o incluso peligroso, lo que genera una discriminación menstrual que afecta la dignidad, la salud mental y los derechos de millones de niñas y adolescentes.

Esta percepción negativa se traduce en prácticas discriminatorias como:

  • Aislar a las niñas durante su periodo.
  • Prohibirles cocinar, asistir a clase o participar en eventos religiosos o comunitarios.
  • Reprenderlas por hablar del tema o pedir ayuda.

En muchas escuelas, la institucionalización del silencio impide que niñas y adolescentes comprendan su cuerpo y vivan la menstruación con normalidad. La falta de formación del profesorado, la escasa inclusión del tema en los planes de estudio y la ausencia de espacios seguros para compartir experiencias refuerzan el miedo y la vergüenza.

En Chad, una adolescente contó su experiencia a través del programa La LUZ de las NIÑAS:

“Una vecina estuvo encerrada en el baño más de dos horas. Pensaba que tenía una herida grave. Me dijo que si se lo contaba a su madre, esta le iba a pegar. En Chad es aún un tema demasiado tabú…”

Este tipo de vivencias generan aislamiento emocional, baja autoestima, desinformación y una percepción de inferioridad en las niñas, que aprenden a ocultar su menstruación como si fuera un fallo, en lugar de vivirla como una parte natural de su desarrollo. Combatir estos estigmas menstruales no es solo una cuestión cultural: es una necesidad urgente de justicia social y equidad de género.

Educación menstrual: clave para el cambio

Una educación menstrual integral y transformadora es una de las herramientas más poderosas para romper el ciclo de silencio, vergüenza y exclusión que rodea a la menstruación en muchos contextos.

Sin embargo, en numerosas escuelas y comunidades:

  • No se habla de menstruación con un enfoque claro, respetuoso y científico.
  • Se deja fuera del debate a niños y adolescentes varones, lo que perpetúa los prejuicios y la desinformación.
  • No se ofrecen recursos ni acompañamiento emocional para que las niñas comprendan sus cuerpos y desarrollen su autonomía.

La educación sexual y menstrual no puede limitarse a una charla aislada ni centrarse exclusivamente en la biología. Debe:

  • Fomentar la toma de decisiones informadas.
  • Empoderar a las niñas para que conozcan sus derechos.
  • Promover el respeto y la empatía en toda la comunidad educativa.

Incluir la menstruación como parte del currículo escolar, formar al profesorado, generar espacios seguros para el diálogo y normalizar el tema en los hogares y medios de comunicación son pasos imprescindibles hacia una sociedad más igualitaria y libre de discriminación menstrual.

Desde La LUZ de las NIÑAS, trabajamos en proyectos educativos que incluyen talleres de salud menstrual y espacios de confianza donde las niñas pueden aprender, expresarse y dejar atrás la vergüenza.

Día Internacional de la Higiene Menstrual 2

Respuestas desde la sociedad

La justicia menstrual comienza por reconocer que la menstruación no es solo una cuestión biológica, sino un tema de derechos humanos, dignidad y equidad. En los últimos años, distintas iniciativas a nivel global y local han empezado a romper el silencio y a poner la salud menstrual en el centro de la agenda social y educativa.

Cada vez son más los países que aprueban leyes para garantizar el acceso gratuito a productos de higiene menstrual, integran la salud menstrual en los programas educativos o lanzan campañas de sensibilización para derribar estigmas. Estos avances muestran que el cambio es posible cuando se reconoce que la menstruación no debe ser una barrera para la educación, la salud o la participación plena de niñas y adolescentes.

Desde el programa La LUZ de las NIÑAS, impulsado por Entreculturas, contribuimos activamente a esta transformación en contextos especialmente vulnerables como Chad, Uganda o Sudán del Sur. Allí, trabajamos junto a comunidades educativas para que ninguna niña tenga que faltar a clase por menstruar.

Distribuimos kits de higiene menstrual adaptados a sus necesidades, promovemos escuelas seguras y libres de estigmas y desarrollamos espacios formativos donde docentes, niñas, niños y familias pueden hablar abiertamente sobre la menstruación desde una perspectiva de derechos, igualdad y cuidado. Porque cuando se garantiza el acceso a información, productos y espacios dignos, la menstruación deja de ser un obstáculo y se convierte en una oportunidad para educar en respeto, salud y equidad.

Conclusión

El Día Internacional de la Higiene Menstrual es una llamada a la acción para gobiernos, escuelas, familias y organizaciones. La menstruación no debe ser motivo de vergüenza, exclusión ni abandono escolar.

Garantizar el acceso a productos, instalaciones, información y acompañamiento emocional es urgente para que todas las niñas puedan vivir su menstruación con dignidad.

Desde La LUZ de las NIÑAS, reafirmamos nuestro compromiso por una educación transformadora que ponga en el centro la justicia menstrual, la igualdad de género y la libertad de las niñas para vivir sin miedo y sin discriminación.

Noticias relacionadas:

Suscríbete a la newsletter

Si quieres recibir nuestra newsletter mensual y los correos puntuales en los que te ofrecemos información, no dejes de completar este formulario. Al instante, te daremos de alta en nuestra base de datos y podrás estar al tanto de todas las novedades.

Desde ENTRECULTURAS FE Y ALEGRÍA ESPAÑA trataremos los datos aportados en calidad de Responsable del tratamiento con la finalidad de… Seguir leyendo.

Ir al contenido