LA LUZ DE LAS NIÑAS EN KENIA: LA SALUD MENSTRUAL ES UN DERECHO

Acabar con el estigma y la discriminación que rodea a la mesntruación requiere de un fuerte trabajo de toda la comunidad y, por eso, desde La LUZ de las NIÑAS, trabajamos para reivindicar la salud e higiene menstrual como un derecho humano de todas las niñas y adolescentes.

En Kenia, y en muchos otros países del mundo, las niñas dejan de asistir a la escuela los días que tienen la menstruación, lo que perjudica su educación y vulnera sus derechos, ya que a menudo las obliga a permanecer en casa y abandonar sus actividades diarias. Esta discriminación hacia las niñas tiene origen en el estigma social que rodea a la menstruación y también se debe a que, a menudo, no tienen acceso a productos de higiene personal, a instalaciones sanitarias adecuadas, así como a una educación sexual que les dé la información y el acompañamiento que necesitan.

Como consecuencia de todo esto, existen riesgos importantes tanto de aislamiento social como de abandono escolar de muchas niñas durante los periodos de menstruación, lo que tiene resultados muy negativos en sus logros académicos y aumenta el riesgo de que estas niñas sean víctimas de matrimonios forzados o embarazos precoces. Todos estos riesgos son más amenazadores para las niñas que crecen en los campos de personas refugiadas y, por eso, desde La LUZ de las NIÑAS concentramos los esfuerzos en apoyarlas.

A través del programa de La LUZ de las NIÑAS en Kenia, trabajamos en el barrio urbano-marginal de Kangemi junto a la Parroquia San José Obrero con un grupo de 70 niñas y adolescentes promoviendo el acceso y continuidad de su educación, el refuerzo de su autoestima y motivación y la mejora de los hábitos de higiene menstrual. La situación de pobreza y vulnerabilidad generalizada de la población de Kangemi afecta gravemente a las niñas, que ven vulnerado su derecho a la educación. La tasa de escolarización de las niñas en este barrio es muy inferior a la de los niños debido a múltiples factores: falta de concienciación de las familias y la comunidad sobre la importancia de la educación para ellas y su entorno, la ausencia de recursos económicos para hacer frente a la matrícula o los embarazos precoces, entre otros. 

“Tiempo atrás, antes de inscribirme a este programa, no tenía esperanzas de poder volver a la escuela o seguir con mi educación secundaria, pero después de inscribirme al programa volví a tener esperanzas de seguir con mis estudios”, cuenta una de las niñas participantes del proyecto. 

 

Cuando las niñas acuden a la escuela no suelen contar con recursos como espacios de expresión y escucha. No es común que reciban información sobre la pubertad, salud menstrual y reproductiva y, algunas de ellas, no tienen acceso a kits higiénicos ni compresas. Esta desinformación sobre la sexualidad, falta de acompañamiento durante la pubertad, así como la alta exposición a la violencia sexual en el contextos familiar y comunitario tiene como consecuencia unos altos índices embarazo precoz. Según los últimos datos disponibles del gobierno de Kenia, en 2014 un 15% de las niñas entre 15 y 19 años ya había dado a luz, y un 3% se encontraba embarazada en el momento de la encuesta

A  los múltiples obstáculos a los que se enfrentan las niñas se añaden las consecuencias de la COVID-19. Las familias que viven en la extrema pobreza y en situación de malnutrición son aún más vulnerables a los efectos de la pandemia. Para muchas mujeres y niñas, las restricciones de movimiento han supuesto una mayor exposición a la violencia y al abuso que se vive en los hogares. Varias organizaciones de la sociedad civil en Kenia han alertado durante estos meses del aumento en la trata y explotación sexual de las niñas como consecuencia de la pobreza en los hogares. En las zonas más empobrecidas de Kenia, se estima que podría afectar a un 30% de las niñas.

En este sentido, a través de La LUZ de las NIÑAS, en 2021 hemos reforzado las acciones de atención y acompañamiento a las niñas para lograr que vuelvan a la escuela y evitar el abandono escolar, las visitas a los hogares para hacer un seguimiento de los casos de riesgo, así como el apoyo a las jóvenes madres adolescentes para mejorar sus capacitación e inserción socioeconómica. Además, trabajamos esta temática en Chad, República Democrática del Congo, República Centroafricana y Sudán, junto con nuestras organizaciones socias Fe y Alegría y el Servicio Jesuita a Refugiados. Ante este nuevo contexto, desde Entreculturas continuamos trabajando para hacer de la escuela un espacio seguro en el que las niñas puedan sentirse libres y donde su menstruación no sea un obstáculo más para continuar con educación.

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