La provincia de Quispicanchi, en Cusco, Perú, es una de las zonas con mayor índice de violencia y pobreza extrema del país. Según el Ministerio de la Mujer de Perú, entre enero y agosto de 2020 se atendieron 181 casos de violencia contra mujeres y niñas en el departamento de Cusco, de las cuales un 27% tenía menos de 18 años. La grave situación de violencia de género impacta en la vida de las niñas y adolescentes y las aleja de la educación, lo que se dificulta aún más en las comunidades campesinas como Quispicanchi, apartadas de las zonas urbanas.
Desde el año 2014, a través de La LUZ de las NIÑAS trabajamos en la zona con un proyecto de prevención y atención integral a niñas y adolescentes víctimas de violencia de género, titulado “Enséñame bonito y no me pegues”. Las distintas actividades se han llevado a cabo en las instituciones educativas de la red de Fe y Alegría de la provincia y con ellas ofrecemos protección, acompañamiento y seguimiento a niñas que se encuentran en situación de vulnerabilidad.
El impacto del cierre de escuelas a causa de la pandemia está siendo notable en términos de abandono escolar y el aprendizaje educativo de las niñas. Por eso Fe y Alegría está desarrollando un plan post-pandemia en la zona para rescatar y favorecer la reinserción escolar de niñas y adolescentes, además de potenciar los rincones de estudio en las casas para facilitar el aprendizaje.
La violencia intrafamiliar se ha incrementado durante la etapa de confinamiento por la Covid-19. Es por ello que Fe y Alegría ha realizado pruebas diagnósticas para poder identificar casos que precisen mayor acompañamiento. También se han visto afectadas las condiciones alimenticias de las niñas, que debido al cierre de las escuelas y a la crisis socioeconómica provocada por la pandemia, no han podido acceder al programa de alimentación en los comedores de las escuelas.
Gracias al trabajo conjunto de Entreculturas y Fe y Alegría en Perú, durante 2021, 1.437 niñas de Quispicanchi han recibido atención y orientación psicológica, intervención terapéutica, acompañamiento en su reinserción en la familia y visitas domiciliarias. Los casos más graves han sido derivados a instituciones especializadas, ya que sufrían una violencia extrema. Este trabajo desarrollado ha creado, además, cambios significativos en el entorno de las niñas, ya que ha aumentado notablemente la implicación de los padres y las madres en el acompañamiento escolar y personal de sus hijas.
Campaña La LUZ de las NIÑAS
“Desde el principio tenía miedo, pero ahora ya sé que nosotras debemos defendernos y me ha ayudado bastante este proyecto de La LUZ de las NIÑAS. Todas debemos defendernos si alguien nos toca o nos hace algo, debemos avisarle a alguien, nos debemos defender porque somos muy valiosas”. Son palabras de Nalleli, participante de la campaña La LUZ de las NIÑAS en Perú.
A través de la Iniciativa de Género de la Federación Internacional Fe y Alegría, en el marco de la campaña La LUZ de las NIÑAS, se ha realizado un diagnóstico sobre violencia a 40 niñas en riesgo de exclusión de 8 centros de Fe y Alegría de los países El Salvador, Honduras, Nicaragua y Perú. El foco de la investigación ha sido que las niñas cuenten qué violencias sufren y a partir de sus respuestas se ha elaborado este diagnóstico presentado en el webinar titulado «Nuestra Luz Brilla. Somos NIÑAS y adolescentes, valiosas, con dignidad y derechos”, en el que estuvieron presentes las niñas de Perú y del resto de países participantes.
Además, en Perú, se realizaron talleres de expresión artística contra la violencia, en los que las niñas y adolescentes participantes en la campaña quisieron compartir sus experiencias como víctimas de violencia de género a través de los talleres de expresión artística.
Los retos son muchos, y uno de los más complejos es que las niñas puedan abrirse, hablar y expresarse emocionalmente. Además de la intervención, más centrada en el acompañamiento psicológico y apoyo escolar de las niñas, en Perú trabajamos a través de nuestra campaña La LUZ de las NIÑAS, con la que se pretende dar voz a las niñas, ayudarlas a visibilizar la situación de violencia que sufren y fomentar su capacidad de expresión y liderazgo para que tengan un papel activo en su propio cambio.
