El 6 de febrero se conmemora el Día Internacional de la Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina. Según los últimos datos, 200 millones de niñas y mujeres han sido víctimas de mutilación total o parcial.
Sima tiene 18 años y es refugiada sudanesa en el campo de Djabal al este de Chad. Ella podría ser una de las 200 millones de mujeres y niñas que han sido víctimas de la mutilación genital femenina, corriendo el riesgo de perder la vida y sufriendo dolores continuamente. Podría haber sido casada forzosamente siendo menor, ya que esta práctica es, a menudo, precursora del matrimonio forzoso y prematuro, pero gracias a la educación, no ha sido una de ellas
Cuando Sima era un bebé huyó con su familia a Chad, a causa de la guerra en Sudán. Allí, su madre, Aisha, ha llegado a ser la directora de la escuela primaria de JRS Ali Dinar del campo de Goz Beida. A Aisha le practicaron siendo niña el tipo más dañino de mutilación genital, lo cual le ha acarreado problemas de salud y dolores durante toda su vida. Por eso,ha protegido con determinación a Sima y a sus hermanas de esta práctica y del matrimonio forzado.
Gracias al valor de su madre, Aisha, que sí pasó por todo ello, y se negó a que le ocurriera lo mismo a su hija, ahora Sima es una niña fuerte y segura de sí misma que lucha por conseguir su sueño de ir a la universidad y convertirse en traductora. Sima es alumna de la escuela del Servicio Jesuita a Refugiados que apoyamos en el campo donde vive. Es feliz estudiando y le apasiona cantar.
La mutilación genital femenina (MGF), es una práctica habitual en un gran número de países africanos y en algunos países asiáticos y supone una grave violación de los derechos de las niñas. Está práctica abusiva está muy extendida, en particular en África Subsahariana, pero también en algunos países de Oriente Medio –Irak y Yemen– y en Indonesia. Aunque esta práctica está prohibida en países como Chad, continúa practicándose en secreto, ya que en este país se calcula que aproximadamente un 38% de niñas y mujeres entre 15 y 49 años han sufrido mutilación genital femenina.
Además de provocar daños psicológicos graves, la mutilación genera problemas en el embarazo y en el parto, disfunciones sexuales e infecciones crónicas. A todo esto se suma que las niñas pierden el acceso a la educación, dadas las complicaciones de salud y el dolor que supone. En algunas zonas, los costes asociados con la ceremonia de la mutilación pueden acarrear el abandono de la escuela, por la imposibilidad de la familia de pagar ambas cosas. La práctica de la Mutilación Genital Femenina se basa, principalmente, en tradiciones o creencias religiosas, y pretende que las niñas puedan ser ofrecidas en matrimonio.
A través de nuestro programa La Luz de las Niñas hemos atendido a más de 35.000 niñas desde 2012, fomentando su acceso a la educación, previniendo, detectando, atendiendo y denunciando la violencia contra las niñas y ofreciendo rehabilitación psicológica y social a aquéllas que han sido víctimas de violencia.
Hoy, día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, reivindicamos el respeto a las niñas, su derecho a crecer libres de violencia, a acceder a una educación de calidad, a ser niñas.