Niñas libres de violencia: derecho a la educación, garantía de igualdad

La violencia contra las niñas es un problema global que nos atañe a toda la ciudadanía. Cada niña tiene derecho a vivir libre de violencia, discriminación, intimidaciones y abusos. Sin embargo, hoy en día la violencia niega este derecho a millones de niñas de todo el mundo: continúa siendo una de las violaciones más persistentes, sistemáticas y generalizadas de los derechos humanos. Por eso, desde Entreculturas, mediante el Informe “Niñas libres de violencia: derecho a la educación, garantía de igualdad”, queremos poner el foco en la violencia que mina los derechos de las niñas para que se desarrollen libres y vivan en igualdad.

El informe analiza las relaciones entre educación, violencia, igualdad de género y desarrollo desde el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, caracteriza algunas de las vulneraciones de derechos de las niñas en su ciclo vital como la mutilación genital femenina, el matrimonio infantil y los embarazos precoces, y analiza de manera específica la prevalencia de situaciones de violencia a las que se enfrentan las niñas en el espacio privilegiado de socialización que supone la escuela y el entorno escolar en su conjunto. Por último, aborda las consecuencias de las distintas formas de violencia y su impacto sobre el derecho a la educación de las niñas. Entonces, se realiza un balance sobre las prácticas y políticas de lucha contra la violencia de género en las escuelas y se sintetizan doce conclusiones con el objetivo de facilitar un mapa para el diseño de propuestas de cambio político y social a través de medidas concretas recogidas en ocho recomendaciones.

La violencia hacia las niñas hunde sus raíces en la desigualdad estructural existente en las relaciones de poder entre hombres y mujeres. Las perniciosas normas sociales y de género establecidas determinan que las niñas son menos valiosas que sus homólogos masculinos, y perpetúan el control masculino y la idea de que las mujeres y las niñas están bajo su poder. A esta desigualdad, subyacen normas, tradiciones, prácticas sociales e ideas sobre la autoridad, la jerarquía y la disciplina. Otros rasgos de la identidad de las niñas –la clase, la casta, la etnia, la religión, la orientación sexual, su diversidad funcional o su situación de movilidad forzosa– aumentan su posibilidad de enfrentarse a situaciones de violencia.

Vamos a erradicar la violencia hacia las niñas: sabemos que requiere intervenciones intersectoriales y a todos los niveles para abordar la desigualdad de género, profundamente arraigada, que la provoca. No obstante, es posible acabar con ella, y cada persona tiene que desempeñar un papel: tanto a nivel individual como colectivo, debemos defender los derechos de las niñas, y rechazar abiertamente la discriminación y los abusos.

Así, defendemos que la educación juega un papel fundamental en la construcción de un mundo más igualitario, justo y pacífico. La educación no sólo refleja las consecuencias de la discriminación de las niñas, pero también, educando en igualdad podemos revertir las causas de dicha discriminación. La educación es una potente herramienta de cambio: una educación de calidad, equitativa, inclusiva, transformadora, y que se orienta al compromiso por la construcción de sociedades más justas basadas en una ética común de los derechos humanos desde la equidad y la corresponsabilidad entre mujeres y hombres.

Descarga el informe aquí: Niñas libres de violencia. Derecho a la educación, garantía de igualdad.

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