En el Día de la Madre, desde La LUZ de las NIÑAS queremos reconocer el sacrificio, la dedicación y la fuerza de madres que, como Aisha en Chad o Rosario en Guatemala, son la luz que guía a sus hijas hacia un futuro lleno de esperanza y oportunidades.
Chad: “Mi madre me salvó de la mutilación genital femenina”
Sima es una refugiada sudanesa en el campo de personas refugiadas de Djabal al este de Chad. Ella podría ser una de las 200 millones de mujeres y niñas que han sido víctimas de la mutilación genital femenina, corriendo el riesgo de perder la vida y sufriendo dolores continuamente. Podría haber sido casada forzosamente siendo menor, ya que esta práctica es, a menudo, precursora del matrimonio forzoso y prematuro, pero gracias a la educación, no ha sido una de ellas.
Cuando Sima era un bebé huyó con su familia a Chad, a causa de la guerra en Sudán. Allí, su madre, Aisha, ha llegado a ser la directora de la escuela primaria del Servicio Jesuita a Refugiados Ali Dinar del campo de Goz Beida. Siendo niña a Aisha le practicaron el tipo más dañino de mutilación genital, lo cual le ha acarreado problemas de salud y dolores durante toda su vida. Por eso, ha protegido con determinación a Sima y a sus hermanas de esta práctica y del matrimonio forzado.
Gracias al valor de su madre, Aisha, que sí pasó por todo ello, y se negó a que le ocurriera lo mismo a su hija, ahora Sima es una joven fuerte y segura de sí misma que lucha por conseguir su sueño de ir a la universidad. Actualmente, Sima estudia para convertirse en profesora, apoyada por una beca a través del programa “Maestras” financiado por Entreculturas.
Guatemala: “Gracias al apoyo de mi madre pude seguir estudiando”
Josefina Tíu es originaria de Santa Lucía la Reforma, Guatemala. En medio de grandes dificultades, encontró en su madre Rosario un apoyo fundamental para poder continuar con su educación. Rosario ha luchado para que su hija cumpla su sueño y tenga una vida mejor de la que ella ha podido lograr.
“Cuando yo estaba en segundo de primaria iba a dejar de estudiar, sobre todo porque tenía un problema personal con mi papá, que actualmente sigue existiendo. Él tiene un problema con el alcohol y eso hacía que no tuviésemos recursos económicos para seguir pagando la escuela. Con la educación a mí me ha costado bastante, he tenido que trabajar y estudiar al mismo tiempo, pero yo sé que, si luchas, al final se obtiene recompensa, y eso hice”.
En un país donde la desigualdad de género y la falta de acceso a la educación son desafíos persistentes, Josefina ha sido una voz valiente en la lucha por los derechos de las niñas. A través del grupo de «Niñas colibrís», ella y otras niñas del programa trabajan para romper los estereotipos y barreras que impiden que las niñas indígenas accedan a la educación.
«La situación de las niñas en Guatemala es muy triste», comenta Josefina. «La desigualdad allá es muy grave. Todos y todas deberíamos tener los mismos derechos, pero el problema es que no es así. A nosotras no nos dejan estudiar, nos quitan el derecho de tener una infancia mejor, de decidir lo que nosotras queramos».
Con determinación, y con el apoyo incondicional de su madre, Josefina persigue sus sueños: convertirse en licenciada en administración de empresas y abogar por una legislación que garantice el derecho a la educación de todas las niñas.
En este Día de la Madre, queremos reconocer el sacrificio y la dedicación de todas las madres que trabajan incansablemente para asegurar un futuro brillante para sus hijas y para las próximas generaciones de niñas, para que ellas no vivan lo que estas mujeres y madres han tenido que sufrir.
Desde La LUZ de las NIÑAS, seguiremos apoyando a las madres y a las niñas en su lucha por un mundo donde todas puedan crecer seguras y libres y libres de violencia para poder alcanzar sus sueños. ¡Feliz Día de la Madre!