“Vengo todos los días a la escuela y espero tener una vida mejor en el futuro gracias a la educación para ayudar a mi familia y a otras niñas que no tengan oportunidades. Mi madre tiene muchos problemas para conseguir comida diariamente, se esfuerza mucho para que yo pueda venir a la escuela, aprender, darme de comer… Tengo 6 hermanas y 2 hermanos, pero solo dos van al colegio y tengo aún hermanas que no han podido ir”.
Violet es una de las niñas que forman parte del proyecto La LUZ de las NIÑAS en Nairobi, Kenia. Tiene 14 años y no pudo ir a la escuela por primera vez hasta los 12. Su madre, Rehema, se muestra optimista y cuenta que notó un gran cambio en su hija desde que va a la escuela: “ahora sabe escribir su nombre, leer, está más contenta. Lo que espero es que gracias a la educación ella pueda tener una vida mejor”.
Como Violet, otras 70 niñas del barrio de chabolas de Kangemi, en Nairobi, han participado en nuestro proyecto La LUZ de las NIÑAS. Allí trabajamos junto a la la Parroquia San José Obrero con su programa Upendo, que pretende dar respuesta a la grave situación en esta zona, carente de servicios básicos de educación y salud, así como de infraestructuras de agua y saneamiento indispensable para garantizar condiciones de vida dignas.
Violet en el patio de la escuela primaria St. Joseph. © Laura Lora/Entreculturas
Rehema, madre de Violet, junto al resto de sus hermanos y hermanas en la puerta de su casa en el barrio de Kangemi. © Laura Lora/Entreculturas
La situación de las niñas en el barrio de Kangemi, situado en la periferia de Nairobi, es alarmante. Hay una extrema precariedad debido a los elevados índices de pobreza y muchas personas, aquí y en otros asentamientos informales de la capital, se ven afectadas por el desempleo masivo, la violencia física y sexual y enfermedades como la tuberculosis o VIH/SIDA. Estas problemáticas impactan especialmente niñas y adolescentes, que ven vulnerados sus derechos sin tener opciones de desarrollo.
“Las niñas viven en condiciones de extrema pobreza y los padres no pueden proveer nada. A los 12 años muchas de las niñas empiezan a tener relaciones sexuales a cambio de dinero para poder sobrevivir, se quedan embarazadas, se contagian de enfermedades de transmisión sexual y, por supuesto, no van a la escuela. Su futuro se vuelve oscuro y es difícil que salgan de ese ciclo de pobreza”, explica Cinthia, trabajadora social del proyecto Upendo.
A través de La LUZ de las NIÑAS en Kangemi hemos logrado mejorar la protección de las niñas en situación vulnerable de esta zona a través de la educación, facilitando su acceso y permanencia en el sistema educativo, brindándoles acompañamiento psicosocial y trabajando con ellas la salud e higiene menstrual. Además, se realiza un trabajo de sensibilización con la comunidad sobre la importancia del reconocimiento y respeto de los derechos de la infancia y de las niñas en particular.
A pesar de que, como explicaba Cinthia, en muchas ocasiones el futuro de las niñas de Kangemi se vuelve oscuro, desde Entreculturas seguiremos trabajando, a través de La LUZ de las NIÑAS, para que encuentren en la escuela un espacio seguro y puedan aumentar sus posibilidades de tener un futuro mejor.