Cynthia Odanga es trabajadora social de La LUZ de las NIÑAS en Nairobi, Kenia. Cynthia lleva tres años trabajando, con nuestro socio local, la parroquia de San José Obrero, con niñas en situación de extrema vulnerabilidad en el asentamiento informal de Kangemi, uno de los muchos barrios de chabolas de la capital keniata en los que las niñas encuentran numerosas barreras para poder acceder a la educación y vivir dignamente.
¿En qué consiste tu trabajo como trabajadora social en el marco de La LUZ de las NIÑAS? ¿Cómo es tu día a día?
Básicamente mi trabajo gira en torno al seguimiento, proporcionando apoyo psicosocial a las niñas. Hago visitas a las escuelas, casi siempre los lunes, para comprobar la asistencia de las niñas a clase. A partir de las visitas a la escuela, puedo saber qué niñas no vienen con regularidad y cuáles sí. En el caso de que alguna falte a clase de forma continuada tengo que hacer un seguimiento y comprobar las razones por las que no vienen a la escuela.
Ahí es donde realizo las visitas domiciliarias para tratar de saber por qué esta niña no viene a la escuela. La razón que suelen dar los padres y madres es que la niña está enferma. En muchos casos, los padres no han podido pagar el alquiler ese mes y se han quedado fuera de sus casas lo que hace que las niñas no vengan a la escuela.
A veces, también hago visitas domiciliarias para comprobar el estado de una niña, si he recibido un informe negativo de los docentes sobre su comportamiento en clase o sobre sus notas. Si me entero de que alguna maestra ha tenido problemas con alguna niña, las llamo y tratamos de hablarlo y obtener soluciones para la niña.
Escuchándolas puedes obtener soluciones, las tratamos y las ayudamos a mejorar su comportamiento. En estos casos, suelo también realizar visitas domiciliarias para comprobar la procedencia de la niña, la situación socioeconómica de la familia, comprobar que son capaces de cubrir sus necesidades básicas y, si lo son, tratar de comprender qué le está sucediendo a esa niña para que no rinda bien en clase o no se comporte bien.
¿Cuáles son los principales problemas de las chicas aquí en Kangemi?
El principal problema es que el nivel socioeconómico de las familias aquí es muy bajo y no pueden, ni siquiera, satisfacer las necesidades básicas de sus hijas. Estas niñas corren el riesgo de no ir a la escuela por falta de dinero y corren por tanto el riesgo de sufrir violencia o quedarse embarazadas. No tienen ni siquiera acceso a compresas durante su menstruación, lo que hace que tengan que buscar otros medios y esos medios pueden incluir la búsqueda de un marido u hombre que las pueda mantener.
Al final, acaban abandonando la escuela, quedándose embarazadas y siendo víctimas de matrimonio infantil. Otras, para ayudar a sus familias en casa se convierten en víctimas de trabajo infantil. La falta de alimentos, y la falta de higiene es otro de los desafíos. La mayoría de ellas suelen incluso arriesgarse a dormir fuera de sus casas buscando cubrir estas necesidades.
¿Qué es lo que más te motiva de tu trabajo?
Me gusta mi trabajo porque puedo interactuar con las niñas, estar en contacto y gestionar los recursos que gracias al proyecto les podemos proporcionar. Al menos, siento que puedo actuar como medio para ayudar a que diferentes niñas vayan a la escuela, proporcionarles compresas, ayudarlas con el alquiler o la alimentación para que puedan seguir en la escuela.
Por ejemplo, uno de los casos que más me motivó fue cuando fuimos capaces de hacer que una niña que se quedó embarazada siendo muy pequeña volviera a la escuela. Ahora está ya en secundaria y está completando su educación.
¿Por qué crees que es importante continuar apoyando proyectos como este?
Actualmente, la mayoría de las niñas que han sido participantes de La LUZ de las NIÑAS están en la escuela secundaria, algunas de ellas han llegado a Upendo teniendo incluso 6 años. Con una mayor financiación podríamos doblar el número de niñas a las que acompañamos y ojalá podamos seguir apoyando a cada vez más niñas en Kangemi.
Me gustaría dar las gracias a las personas que han donado por haberme dado personalmente la oportunidad de estar en la escuela, de educar y acompañar a las niñas para que sean modelos de conducta en su sociedad. A pesar del hecho de que provienen de entornos menos privilegiados, al menos tienen la oportunidad de estar en la escuela y de interactuar con los otros niños y niñas y de aumentar sus oportunidades.