Chad: La comunidad de Fourkoulum unida contra la violencia contra las niñas

Dos grandes altavoces con música avisan a la comunidad de Fourkoulom que comienza la sensibilización de prevención contra la violencia de género organizada por JRS y La Luz de las niñas. Poco a poco, gente de todas las edades va llegando: niños/as, padres y abuelos/as se sientan juntos en grandes alfombras y da comienzo el encuentro.

La encargada de guiar la sesión es Djinane Mahamat Ahmat, una joven de 17 años, perteneciente al club de las Niñas; un espacio que promovemos donde las chicas pueden expresar libremente sus preocupaciones y dudas sobre la menstruación, la prevención del embarazo precoz y la violencia sexual. Djinane asegura que si es capaz de guiar las sesiones es gracias al apoyo de las demás chicas del club. “Participar me ha cambiado por completo. Ahora soy capaz de expresarme libremente con mi padre y mi madre, incluso hablo a grandes audiencias y a los líderes comunitarios durante las sensibilizaciones. Estoy muy orgullosa de mí misma. Antes no podía mirar a los ojos de la gente al hablar. Es gracias al club que soy capaz de esto; ha mejorado mi autoestima”, cuenta ilusionada Djinane.

Durante la sesión, uno de los temas que más se repitió fue la prevención de los matrimonios forzosos, una de las grandes preocupaciones de toda la comunidad. Una práctica lamentablemente muy frecuente en Chad y los países de la región de África del Oeste. Según un estudio realizado por UNFPA (el organismo de las Naciones Unidas encargado de la salud sexual y reproductiva), en el país saheliano el 68% de las niñas son casadas antes de cumplir 18 años, de las cuales el 25% tiene tan solo 15 años.

Madres de las niñas de la comunidad participando en la sensibilización

Bukoi Libiane, líder comunitario, toma la palabra para reflexionar: “A los hombres desde pequeños nos han enseñado que teníamos que buscar un marido para nuestras hijas desde que tengan su primera regla, y es gracias a estos espacios de diálogo que muchos hombres estamos comprendiendo las graves consecuencias que esto tiene en el desarrollo de las niñas y en su salud mental y física».

Djinane asiente. No son pocas sus amigas que abandonaron la escuela por este motivo; a una de ellas la casaron al cumplir 14 años con un anciano. Ahora tiene 17 años y 2 hijos. “Me da muchísima tristeza porque yo sigo yendo a clase mientras ella está en casa cuidando de su familia. He hablado mucho con ella para que se divorcie, pero no puede porque los padres le obligan a estar con él”. Los embarazos en niñas son de un riesgo altísimo. «Mi amiga está muy enferma, tiene una fístula obstétrica. Ella dice que está bien que pensemos en ella pero que no podemos entenderla porque no estamos en su situación”, se lamenta. La fístula obstétrica es una grave lesión que puede ocurrir durante el parto por no recibir un tratamiento médico de calidad. Puede derivar en afecciones médicas crónicas, aislamiento social y en el agravamiento de la pobreza.

Otro de los temas que trataron fue la prevención de las agresiones sexuales y el protocolo a seguir cuando se da un caso. “En las reuniones del Club de las niñas muchas chicas nos cuentan que cuando van al mercado hay hombres que les ofrecen caramelos. Como sus madres no les dan dinero para comprar dulces, ellas los aceptan. Así hasta que un día las engañan para violarlas”. Djinane asegura que estos casos son muy frecuentes en la comunidad.

Fatima Zara Maï, otra niña perteneciente al club levanta la mano para contar la experiencia de su amiga, que un día fue a jugar a casa de otra niña y el hermano mayor la violó, dejándola embarazada. “Las niñas embarazadas pueden ponerse muy enfermas. Una niña no tiene la capacidad de criar a un hijo. La única manera de acabar con la violencia es seguir sensibilizando a todo el mundo. Solo gracias a la educación nuestro país puede evolucionar», exclama Fatima. “Tenemos que seguir juntas en paz, trabajando para acabar con las violencias”.

“Si una niña viene y nos cuenta que acaba de sufrir una agresión sexual, ¿cuál es el protocolo a seguir?”, concluye Djinane para asegurarse que todo el mundo haya comprendido el mensaje. Decenas de manos levantadas; un niño coge el micrófono y responde: “Lo primero es asegurarnos de que la niña está bien, después, comunicarlo inmediatamente a JRS y a las autoridades para que tomen acción», concluye con un aplauso de toda la comunidad.

La jornada acabó con un concurso de preguntas sobre los temas tratados en la sensibilización y un gran baile. En Fourkoulom, toda la comunidad está tomando conciencia y acción para erradicar las prácticas nocivas contra las niñas para que su luz e inocencia no dejen de brillar y puedan ser eso: niña.

 

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