El último 11 de octubre se ha celebrado en el mundo el Día Internacional de la Niña y dentro de ese marco, Fe y Alegría Guatemala como parte del Programa La Luz de las Niñas celebró el evento virtual #AbramosDiálogo: “La Sombra de la Violencia en las Niñas”.
El principal objetivo del evento fue visibilizar los tipos de violencia que sufren las niñas en el país y ayudar a reflexionar sobre las inequidades y desigualdades de género.
El evento contó con la participación de la Directora de Comunicación y Relaciones Institucionales de Entreculturas en España, Raquel Martín quien durante la intervención enfatizaba que todos los tipos de violencia que sufren las niñas y mujeres no son azar sino un flagelo sistemático y estructural que ocurre en todo el mundo y en todos los contextos sociales.
Por ejemplo, en Guatemala ocurren 200 partos de niñas y jóvenes de entre 10 y 19 años. De estos, 7.6 niñas en promedio se convierten en madres debido a una violación, de las que son víctimas entre las edades de 10 y 14 años. Es un dato crudo que Javier Figueroa presenta para UNICEF Guatemala y que remarca la oscura realidad nacional del país.
UNESCO en Guatemala, con su oficial María José Pérez se hizo presente al evento donde dejó en entrever la situación de la niñez de Guatemala y algunos otros datos específicos sobre la situación mundial. Pérez enfatizó sobre las peores formas de exclusión, donde dichos aspectos (a pesar de ser generales porque incluyen datos masculinos y femeninos por igual) demuestran que son las mujeres las que más sufren la discriminación educativa en el mundo.
De toda la población en el mundo, el 75% que quizá nunca ponga un pie en la escuela serán únicamente mujeres. Para Guatemala, el reflejo de ese dato es que la media de escolaridad de las niñas en el país es de 4 a 6 años mientras que para la mujer indígena es de tan solo 2.6.
La situación de la exclusión educativa para las mujeres es un fenómeno provocado por los mandatos de género. Muchas niñas y adolescentes a muy temprana edad asumen roles que no corresponden a su edad y grado de madurez. Entre dichas actividades encontramos el trabajo doméstico, el cuidado de adultos mayores y el cuidado de menores. Dichas tareas afectan radicalmente el desempeño de las mujeres en el estudio pues tienen menos tiempo efectivo de inversión al estudio y que a la postre causa la deserción escolar.
“Para mí, esta es la verdadera pandemia” puntualizó María José Pérez en referencia a que las menores de edad de Guatemala deben ser niñas y no madres. Según OSAR, al 16 de septiembre de 2020 Guatemala registró 77,847 embarazos en niñas y mujeres de 10 a 19 años, la adopción de un rol maduro para las mujeres se percibe como uno de los impedimentos más fuertes y arraigados que impiden el desarrollo educativo de género.
Kimberly Chivalán, Niña Colibrí y una de las referentes del programa La Luz de las Niñas en Guatemala es un ejemplo y testimonio de los efectos negativos de los mandatos y violencias de género sobre las niñas.
Kimberly tuvo que dejar sus estudios a la edad de 12 años, inicialmente por situaciones de pobreza. 4 años fueron los que Kimberly dejó de estudiar para trabajar dejando atrás su hogar y su familia. Luego de esos 4 años y de regreso a su casa Kimberly expuso a su padre el deseo de seguir estudiando. Sin embargo, su petición fue ignorada inicialmente; “¿Para qué? ¡Y tú sabes la necesidad que tenemos!, además vos sos mujer y después te vas a casar” reflexionó Kimberly la respuesta de su padre desde su testimonio.
A pesar de las precariedades y obstáculos hoy en día, Kimberly a sus 21 años sigue luchando y estudiando por sus sueños siendo inspiración y ejemplo de superación para niñas y jóvenes que atraviesan por los mismos problemas que ella. “Lo que yo le diría a las niñas, mujeres, jóvenes y madres es: que se valoren a sí mismas y que no apaguen ese sueño que tienen dentro de ellas” puntualizó Kimberly antes de terminar su participación.
El director General de Fe y Alegría Guatemala P. Miquel Cortés SJ, concluyó el evento enfatizando la necesidad de privilegiar con una educación integral y transformadora a favor de las niñas priorizándolas en los procesos formativos y de inserción social; “…debemos desarrollar programas como ‘La Luz de las Niñas´ o ‘Protagonismo Juvenil Organizado’ para la construcción de sociedades más justas y equitativas en favor de las niñas y adolescentes; debemos ser esa luz que disipa las tinieblas”.
Autor: Fe y Alegría Guatemala