Al cierre del año pasado se contabilizaban más de 90 millones de personas desplazadas en el mundo; cerca de 30 millones de ellas eran personas refugiadas. En el primer trimestre de este 2022, una nueva guerra golpeó el mundo, obligando a más de 6 millones de ucranianos y ucranianas a huir de su país y a otros 7 millones a desplazarse dentro del territorio para salvar sus vidas.
Estas cifras han provocado el récord histórico de más de 100 millones de personas desplazadas forzosas en el mundo. La mitad son niños y niñas que han tenido que abandonar sus familias, sus amigos y amigas, sus hogares y sus escuelas, causando efectos devastadores en sus vidas.
En el Día Mundial de las Personas Refugiadas, queremos seguir reivindicando la educación como motor de reconstrucción, como llave de acceso a una vida digna, como esperanza para el futuro. Una educación que se construya sobre esa escuela que se ha convertido en refugio y hogar de millones de niños y niñas. Una escuela donde la educación se convierte en un instrumento fundamental para generar una cultura de paz, que pueda sanar nuestro mundo y construir justicia y solidaridad.
Es fundamental proteger la infancia y defender espacios como las escuelas en las situaciones de emergencia. Y para ello es fundamental incrementar el peso y protagonismo de la educación en la acción humanitaria y desarrollar conocimientos, valores y competencias sociales y ciudadanas para participar en la construcción de una convivencia respetuosa, pacífica y en diversidad.
Junto a ti, queremos seguir defendiendo y protegiendo la infancia y haciendo posible que la educación no se detenga, aun en el peor de los contextos. Es precisamente allí donde queremos estar: para que ningún niño o niña se quede atrás; para que juntos sigamos construyendo una educación para la paz y la justicia.