Vivimos en un planeta pero consumimos el equivalente a 1 y medio. Esto está afectando en mayor medida a las comunidades más vulnerables con las que trabajamos que ven como sus entornos se degradan hasta el punto de hacer insalubre, e incluso inviable, la vida en ellos. La actual crisis ecosocial no acepta treguas. Apela a la responsabilidad de toda la ciudadanía y de todos los países. Si queremos un mundo en el que todas las personas, presentes y futuras, puedan vivir en un ambiente sano y acceder a los bienes naturales para su sustento, debemos actuar ya. Se necesitan nuevas formas de ver el mundo y de actuar como ciudadanos y ciudadanas globales.